OPINIÓN

Sirat: deambular en el desierto

Un viaje a ninguna parte con la arena, el cielo y las estrellas como acompañantes hasta que todo cambia y aparece la muerte

Eduardo Moyano

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iba con mucha expectación a ver la película de Oliver Laxe, «Sirat», ganadora del Premio Especial del Jurado en el recientemente finalizado Festival de Cannes, pero acabé cansado o lo que es lo mismo removiéndome en el asiento esperando que terminara.

No voy a negar que es una película magnética y envolvente. Te atrapa , pero son dos horas agobiantes, con unos personajes que viajan sin rumbo por el desierto.

Ya, el arranque nos deja perplejos. Quince minutos de música techno en medio del desierto. Cuerpos que se mueven como zombis , como si hubieran surgido de La noche de los muertos vivientes. Solo esos cuerpos y el sonido insistente de una música alucinógena que nos llevaría a tiempos lejanos cuando los hippies «hacían el amor y no la guerra» y se aderezaban de LSD. Aquí no hay amor, pero si rastros de la guerra y de alucinógenos.

En ese escenario Oliver Laxe cuenta la odisea de un hombre que, junto a su hijo de apenas doce años, convive con los responsables de una rave en el desierto de Marruecos, donde ha llegado en busca de su hija desaparecida. No sé muy bien los motivos por los que un padre se embarca a una aventura a lo desconocido, acompañado por un niño. No entiendo bien porque es necesaria esa presencia con el riesgo que entraña la aventura.

Cuando acuden los militares a prohibir la fiesta, el padre y el hijo, junto al grupo de raveros, huyen hacía otro lugar donde debe continuar el festejo , siempre atravesando con sus destartalados vehículos un desierto pre-apocalíptico, sin que vislumbremos su destino, el lugar donde deben proseguir la fiesta.

Un viaje a ninguna parte con la arena, el cielo y las estrellas como acompañantes hasta que todo cambia y aparece la muerte que sacude a los protagonistas y a los espectadores.

Oliver Laxe considera Sirat (camino o en el Corán puente sobre el infierno), su película más abierta, capaz de dialogar entre géneros que van desde la road movie, a la aventura, el thriller o el drama . Los raveros parecen desconectados, como si estuvieran en otra dimensión; el padre y el hijo solo se adaptan a ellos con el objetivo de encontrar a la hija y hermana desaparecida.

Dicho esto , Sirat, no es una película fácil como tampoco lo fueron las anteriores cintas de este realizador de origen gallego, Mimosas y O que arde, ambas también premiadas en Cannes. Sirat nos transporta imágenes poderosas, siempre acompañadas por la música magnética , techno ,que a mi se me hace bastante monótona y cargante.

El director gallego que, siempre ha contado con actores no profesionales en sus películas, ha hecho una excepción incluyendo en el reparto a Sergi López quien muestra naturalidad y verdad en su personaje, en un viaje que entremezcla lo físico con lo espiritual. Hay mucha belleza en las imágenes del desierto

Oliver Laxe es un cineasta a tener muy en cuenta ,a pesar de que sus películas no conecten con todos los espectadores, como ha podido ser mi caso, aun reconociéndole ese tono hipnótico al que me refería al comenzar este comentario. Eso sí, salí de la sala con la convicción de que Oliver Laxe hace el cine que quiere, con una enorme libertad de creación que, de momento, tiene el apoyo de un sector de la crítica, pero no, de los espectadores

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación