Opinión

Luces y sombras

El director de «La sombra de Caravaggio», el italiano Michele Plácido, se ajusta a una serie de hechos históricos, pero recurre al desenlace que él considera oportuno para redondear la historia

Eduardo Moyano

Hay directores que quieren ser tan próximos a la historia que relatan que buscan reflejar casi, exactamente, el mundo en que vivieron sus personajes. Ya sabemos que hasta 1879 Thomas Edison no inventó la bombilla eléctrica y que antes, los pobladores de este planeta ... utilizaban antorchas, velas de cera o lámparas de aceite para poder verse, pero trasladar esa sensación al cine puede suponer que ni siquiera apreciemos el rostro de los personajes y nos veamos, como en la Edad Media, obligados a convivir con las tinieblas, como ocurrió posteriormente en la Edad Moderna ya que no se hizo la luz hasta muy avanzado el siglo XIX. No digo que las películas de época sean un festival de luminosidad, pero, si por lo menos, que nos permitan ver con nitidez el desarrollo de la historia.

Me ha ocurrido esta pasada semana cuando acudí a ver «La sombra de Caravaggio», basada en la vida del genial pintor milanés, Michelangelo Merisi da Caravaggio, quién fue uno de los artistas decisivos en la formación de la pintura del barroco. La película se centra en la huida del artista de Roma donde había sido condenado a muerte por haber matado a un hombre. Era un artista propenso a meterse en peleas y riñas y las acciones judiciales eran mitigadas con la ayuda de sus mecenas . Pero en aquella ocasión no fue así y Caravaggio se refugió en el reino de Nápoles. La película adopta un formato de thriller en que un funcionario de El Vaticano trata de investigar la vida del pintor, recurriendo a las personas que lo conocieron, con el aparente propósito, de que le fuera condonada la pena de muerte.

Asistimos a esa investigación apoyados por los testimonios de unos y otros y una serie de flash back que nos aproximan a un pintor que buscó su inspiración en el pueblo , utilizando el rostro de pobres, borrachos o prostitutas para sus pinturas religiosas , algo que El Vaticano no toleraba, porque consideraba sacrílego que esos rostros representaran a vírgenes, ángeles o santos.

No voy a irme al desenlace de la película porque no se trata de desentrañar su final, o hacer spoiler como se dice ahora, pero lo que se nos plantea es una ficción porque realmente nunca se supo como murió y por qué no se encontró el cuerpo del pintor.

El director de «La sombra de Caravaggio», el italiano Michele Plácido, se ajusta a una serie de hechos históricos, pero recurre al desenlace que él considera oportuno para redondear la historia , sin que haya certeza sobre lo que nos plantea. Si el cine es ficción, en gran medida ¿por qué no podemos hacer más nítida la iluminación de una película que, por otra parte, resulta interesante y creíble en su narración ? Para mí sigue siendo una pregunta a la que no encuentro respuesta . ¿Por qué no rodar si no en blanco y negro que siempre será más claro que una iluminación mortecina y oscura?

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