OPINIÓN
Un cine que resiste el paso del tiempo
El cine Imperial es algo insólito, casi surrealista, en un entorno natural de enorme belleza que, resiste el paso del tiempo como si fuera un 'Cinema Paradiso'
Cádiz
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Iniciar sesiónLo denominan el cine de la Ramallosa, pero es el Imperial…Merece ese nombre porque resistir junto a Baiona, una de las ciudades veraniegas más confluidas de las Rías Bajas gallegas, en pleno frenesí vacacional, es ya de por sí, un mérito difícil de igualar.
A eso sumamos, como ya conté años atrás, que su programación está muy lejos de los títulos que atraen al mayor número de espectadores como son las películas con sello de las multinacionales. No hay ni Cuatro Fantásticos; ni Supermanes , ni Fórmulas Uno ni siquiera esa saga que se antoja interminable de « padres no hay más que uno». No, su programación, mira más a esas películas independientes y «pequeñitas», que se estrenan en las salas de las grandes ciudades y que no trascienden más allá de sus éxitos en festivales o de las críticas selectas de quienes tienen oportunidad de apreciarlas.
Cuando llegué la semana pasada a Ramallosa, me encontré junto a la ría, con « Leer Lolita en Teherán», película de Eran Riklis, un director israelí, no muy afín con el gobierno de su país, quien ya en 2008 dirigió «Los limoneros», película que, utilizando un hecho aislado, explicaba las diferencias entre israelís y palestinos y el conflicto que hoy nos hace rebelarnos contra las muertes y la desolación de Gaza. «Leer Lolita en Teherán», habla de otra situación de resistencia frente a las tiranías impuestas, en este caso, por el gobierno iraní y las prohibiciones a que son sometidas las mujeres. Un canto a la tenacidad y a la dignidad a través de las lecturas prohibidas por el régimen de los ayatolás en un pequeño cine, con un público fiel y con las herederas del fundador , setenta y siete años después de su inauguración, haciendo posible que el cine, otro cine, llegue a este entorno de Galicia, alejado cerca de 25 kilómetros de un núcleo urbano importante, como Vigo
Lo asombroso es que este cine resiste gracias a la iniciativa privada porque, salvo en la pandemia, no ha recibido ningún tipo de subvención pública . Las dos hermanas propietarias escogen las películas basándose en la crítica de las revistas especializadas y eligiendo, en particular, películas con el sello de cine de autor, sobre cosas que pasan en la sociedad que vivimos y siempre con la idea de que el espectador que acuda a la sala, cuando salga a la calle, pueda comentar la película y las impresiones que le ha causado.
Tiene un público fiel durante el año y durante los meses de julio y agosto son bastantes los veraneantes que hacen un alto en el camino que, indefectiblemente les lleva a las playas para bañarse en las aguas del Atlántico y tostarse al sol, para adquirir una entrada en cualquiera de las dos sesiones que diariamente se programan en el cine de Ramallosa.
El cine Imperial es algo insólito , casi surrealista, en un entorno natural de enorme belleza que, resiste el paso del tiempo como si fuera un «Cinema Paradiso» , guardián de los sueños, de quienes siguen poblando la sala ajenos al bullicio del exterior y haciendo que el ayer sea hoy.
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