OPINIÓN
El cine español viaja a Cannes
Es la primera vez desde 2009 que dos cineastas españoles compiten en la sección a concurso de Cannes
Comienza el festival de Cannes, la gran cita cinematográfica del año si exceptuamos la fiesta de los Oscar. Cannes es el certamen al que cualquier cineasta o buen aficionado al cine quiere acudir. La Costa Azul francesa es sinónimo de glamour y, si es posible, ... buen cine.
Este año, sin que sirva de precedente, la organización del certamen se ha acordado que, al otro lado de los Pirineos, también se hace cine y ha incluido en la sección a concurso dos películas con sello español : «Romería», de Carla Simón y «Sirat» de Oliver Laxe.
Con «Romería», Carla Simón termina su trilogía personal que le llevó con anterioridad a estrenar «Verano 1993» y «Alcarrás». «Romería», rodada en Galicia y ambientada en los años 80, es un acercamiento personal a la historia de sus padres.
En cuanto a «Sirat», el realizador gallego Oliver Laxe ya estuvo en Cannes hace casi diez años donde obtuvo el Gran Premio de la Semana de la Crítica, con «Mimosas». Su nueva película se desarrolla en el sur de Marruecos donde un padre y su hijo buscan a su hija y hermana desaparecida.
Es la primera vez desde 2009 que dos cineastas españoles compiten en la sección a concurso de Cannes. En aquella ocasión estuvieron Pedro Almodóvar con «Los abrazos rotos» e Isabel Coixet, con «Mapa de los sonidos de Tokio» que se fueron de vacío, pero es que en toda la historia del festival de Cannes solo una película española ha conseguido la Palma de Oro. Fue Viridiana de Luis Buñuel en 1961 y el premio fue compartido. Esperemos que «Romería» y «Sirat» corran la misma suerte y amplíen un palmarés tan escueto para nuestra cinematografía.
Y no digo que el cine español sea la octava maravilla del mundo, hay bastantes «tochos» pero, el tono medio es de aprobado alto. Esta pasada semana, sin ir más lejos, han llegado varios títulos a la cartelera como «Los enemigos», «»El cielo de los animales», «También esto pasará» o «Una quinta portuguesa», una de esas películas que se ve con agrado y que deja un buen sabor de boca . Una historia que comienza como un drama y que poco a poco va virando hacia un tono más amable y humano.
El protagonista, un estupendo Manolo Solo, ha dejado atrás su vida como profesor, profundamente deprimido tras no conocer el paradero de su esposa que lo ha abandonado inesperadamente. Por una serie de circunstancias encuentra en una quinta del interior de Portugal , un lugar donde empezar a vivir de nuevo.
Sin que tenga nada que ver, me recuerda «Un lugar en el mundo», aquella película de Adolfo Aristarain, en la que José Sacristán, encuentra en la pampa ese lugar que todos hemos buscado a lo largo de nuestra vida . En «Una quinta portuguesa» el personaje de Manolo Solo se queda maravillado con el entorno, las flores, el huerto , la quietud y la sensación de que el tiempo se detiene. Esa sensación de paz que trasmite la película no vendría de más aplicarla a los momentos de tensión que vivimos en la sociedad actual. El cine no solo entretiene también nos hace soñar.