OPINIÓN

La Cena: una tragicomedia de grandes dosis de humor

En un Madrid que vive los estragos de la guerra, Franco decide reunir a sus generales en una cena en el Palace que, se ha convertido en un hospital

Manuel Gómez Pereira fue uno de nuestros directores más taquilleros durante los años noventa del siglo pasado. Prácticamente desde su debut en solitario , en 1991 con «Salsa rosa», estrenaba una película por año , convirtiéndose en el rey de la comedia .

Títulos como «¿Por qué lo llaman amor cuando quiere decir sexo?»(1993) «Todos los hombres sois iguales»(1994) «Boca a boca»(1995) o «El amor perjudica seriamente la salud»(1996) tuvieron una excelente acogida del público, sustentada en buenos guiones, una solvente dirección y la presencia en sus películas de grandes actores como Verónica Forqué, Maribel Verdú, Jorge Sanz, Antonio Resines Rosa María Sardá, María Barranco , Ana Belén o Juanjo Puigcorbé.

Ha seguido siempre haciendo cine o series de televisión , pero aquellas primeras películas con un humor inteligente y diálogos plenos de ironía y agudeza habían decaído en los últimos años, quizá, porque Gómez Pereira se había alejado de la comedia, género que domina y no había trabajado en varias de sus películas con sus guionistas habituales Juan Luis Iborra, Yolanda García Serrano y Joaquín Oristrell, que consiguieron, junto a él, el Goya al mejor guion original por «Todos los hombres sois iguales».

Ahora ha vuelto recuperando su mejor cine, primero con el remake de «Un funeral de locos» y ahora con «La cena», película basada en la obra teatral de José Luis Alonso de Santos.

«La cena», que se estrena el próximo viernes, es una visión tragicómica de los días posteriores al fin de la guerra civil. En un Madrid que vive los estragos de la guerra, Franco decide reunir a sus generales en una cena en el Palace que, se ha convertido en un hospital.

Un teniente (Mario Casas) llega con la orden de que se prepare la cena en unas horas ,pero no hay cocineros porque todos están en la cárcel. El maître (Alberto Sanjuan) debe solucionar el problema porque la cena debe hacerse de cualquier manera ya que Franco así lo ha ordenado tal y como se lo recuerda un alto mando de la Falange ( Asier Etxeandía) que no muestra el menor escrúpulo para que las ordenes se cumplan. Los cocineros encarcelados deben ocuparse de la cena y posteriormente volverán a prisión para ser ejecutados. Queda claro que la tentación de fugarse está servida.

La obra de teatro original se centra en los dos personajes principales, el teniente y el maître, pero en «La cena», de Gómez Pereira la cocina no es el escenario único. Hay otras historias paralelas , nuevos personajes y otros escenarios como alguna de las habitaciones, la bodega o el salón principal donde se prepara el banquete, así como algunas escenas en exteriores.

Aunque el teniente y el maitre siguen siendo los principales protagonistas hay un cierto tono coral que nos remite al cine de Berlanga donde, como en «La cena», hay ternura, personajes grotescos y, sobre todo, mucho humor.

Como «Delicias en el jardín», de Fernando Colomo que comenté en esta misma columna, «La cena», de Manuel Gómez Pereira invita a la sonrisa y durante poco más de cien minutos a olvidar nuestras penas .

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