OPINIÓN
La sudadera de Marc Anthony de Chiclana
El éxito que supone venderle un producto, desde una modesta tienda, a un famoso internacional no sé muy bien con qué podría compararse
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Iniciar sesiónSucedió hace un par de años, cuando Marc Anthony actuó en el Concert Music Festival de Chiclana. Por aquellos días se acercó a nuestra tienda familiar un supuesto asistente suyo para comprar una sudadera de recuerdo de la zona: roja, blanca y azul, con el ... nombre del pueblo serigrafiado.
El éxito que supone venderle un producto, desde una modesta tienda, a un famoso internacional no sé muy bien con qué podría compararse, pero os puedo asegurar que, con los tiempos que corren, el sentimiento debe de acercarse al del mismísimo dueño de Amazon.
Pues bien, la historia que voy a contar transcurre en varias etapas, a lo largo de dos años. Intentaré ser concreto, ya que así me lo impone el limitado espacio de esta sección. Resulta que, indagando por Instagram, me di cuenta de que el susodicho cantante puertorriqueño, Marc Anthony, aparecía en una foto de su cuenta caminando por la calle con aquella sudadera puesta. Y allá que me fui a los comentarios, impactado, para ver en qué lugar se encontraba, en qué situación, porque la venta se había hecho desde nuestro modesto negocio, y el producto aparecía ahora en una cuenta con millones de seguidores.
Entre los comentarios me llamó la atención el de una señora que decía algo así como: «¡Qué bien que Marc Anthony lleva una sudadera con su apellido! Los Chiclana colonizan el mundo». No pude evitar responderle y aclararle que Chiclana no era un apellido, sino un pueblo de la provincia de Cádiz. Cruzamos entonces varios comentarios en los que, con cada réplica, yo aprovechaba para hablarle de las bondades de nuestra ciudad y de la zona en general: de nuestras preciosas playas atlánticas y de nuestra historia. Le decía, medio en broma, que tenía que venir a visitarnos.
Hace un par de semanas entró en nuestra tienda una pareja de puertorriqueños. Me llamó especialmente la atención su obsesión por comprar todo lo que llevara el nombre «Chiclana». No querían nada con «Novo Sancti Petri» ni con «Cádiz»; insistían en que debía aparecer «Chiclana».
Hasta que les enseñé la sudadera que habíamos vendido a Marc Anthony —o a su asistente, o quizá a su guardaespaldas—. Ella se quedó impactada y me dijo que toda su familia se apellidaba Chiclana. Le conté que hacía un tiempo había visto esa misma sudadera en la cuenta de Instagram de Marc Anthony, ya que la había comprado allí, y que entre los comentarios había gente diciendo que se apellidaba igual. La mujer me miró y dijo: «Sí, seguro que era yo».
Añadió que, a partir de aquella publicación y de descubrir la existencia de este pueblo, su padre se había obsesionado con su historia y con las posibles conexiones con su familia de Puerto Rico. Sin embargo, falleció con la ilusión de venir a visitarlo. Por eso ellos habían hecho el viaje.
A esta pareja no le interesaban la playa, la comida ni el sol. Me contaron que habían paseado por las calles, visitado el Ayuntamiento y el Museo Municipal, en busca de retazos de su historia, intentando descifrar el origen de aquella dulce obsesión.
Y todo por haberle vendido una sudadera a Marc Anthony. Qué bonito puede llegar a ser un trabajo tan mundano.
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