Opinión

La IA que nos destruirá

La industria editorial, o circuito comercial del libro en papel, es un mastodonte

A mí me hubiese gustado tener una bola de cristal como las que parece que han conseguido algunos, sobre todo los opinólogos y los tecnólogos. Los adelantados a su tiempo. Que los hay muchos últimamente.

Me hubiese gustado, en algún momento de mi vida, tener ... ese poder y esa seguridad en uno mismo. Porque, sobre todo, es seguridad en uno mismo, en lo que uno es capaz de percibir y que los demás no son capaces de ver.

No tengo esa facultad y la admiro profundamente, y no estoy siendo sarcástico. Y resulta que, cuanto más año veo cumplir, más tonto me siento. No se trata de inseguridad ni de baja autoestima; se trata de una ignorancia plena, y no sé si sana.

En relación con lo tecnológico, yo ya vi el avance del libro electrónico, del e-book, y las expectativas que ello conllevaba. Entró fuerte en nuestro país, principalmente a través de la mayor empresa del mundo, cada vez más negrera, por cierto, que llegó a sacar de quicio al mejor de los distribuidores y editores.

La industria editorial, o circuito comercial del libro en papel, es un mastodonte. Una especie de dinosaurio mal avenido, patoso, que va lento, aunque firme. En aquellos tiempos, allá por 2009, en pleno inicio de la colosal crisis, el dinosaurio sacó sus garras y contaminó toda la extensión de su influencia con presagios, ya que su poder se ha prolongado como unos tentáculos infinitos.

Es gracioso. Se imprime muchísimo en este país, y se quema muchísimo también. Se destruyen millones de libros que no han perdurado en las estanterías de las librerías ni han cumplido su deseado recorrido hacia las casas y bibliotecas privadas.

Pero cada vez menos. Es cierto, porque finalmente no fue el e-book lo que revolucionó, en cierto modo, la distribución de libros, sino algo que ha pasado muy desapercibido por todos aquellos dicharachero­s tecnológicos —ya que no debe de haber muchos en este anticuado sector—. Lo que cambió el sistema fue la impresión bajo demanda y el sistema de distribución llamado 1:1, que vino a cumplir el deseo de muchos editores, al menos de los pequeños editores, de no desperdiciar tanto papel.

Así que, cuando se habla de la IA tan alegremente, como si esto fuera a destruir otra vez el mundo, déjenme que me siente a mirar con escepticismo, con cierto aire de tranquilidad. Será que sigo siendo igual de tonto. Pues no sabemos realmente en qué puede derivar este avance; quizá, en lo que menos pensamos, salgamos realmente ganando.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios