Abre los ojos y cierra el telón

Siempre hay alguna anécdota durante el concurso, algo que destaca en los medios a nivel nacional. Desde Cádiz nos ganamos puntualmente nuestros minutos de gloria, siendo protagonistas a nivel nacional por la peculiaridad de una fiesta única y un concurso que promueve la libertad.

Lo que no sabemos es si esta ansiada libertad, a la que siempre aspiramos como seres humanos que nos cuestionamos nuestra propia existencia y el sentido de vivir libres, tiene sus límites.

En este caso, la agrupación no solo ha prescindido de un humor elegante para hacer crítica, sino que ha reivindicado un sinfín de premisas falsas, argumentos totalmente negacionistas que rozan el delirio. La mayoría de los seguidores han cuestionado la manera en la que se seleccionan las agrupaciones en las preliminares y la necesidad de hacer una criba más severa.

No sé si en este caso sería peor el remedio que la enfermedad. Si bien en la última década han empezado a expandirse ideas terraplanistas y prejuicios que creíamos más que superados, parece que vivimos en una constante necesidad de cancelar y vetar todo aquello que incomoda.

Realmente no hace falta que venga ninguna autoridad a cribar. En este caso, el pueblo, el público, que al fin y al cabo es quien decide, ejerció su derecho de la mejor manera posible, dando ejemplo. Y demostrando, una vez más, que el concurso no es solamente un concurso, sino un mecanismo de representación popular. Una fiesta de la democracia.