A Cádiz le salen las cuentas

Resulta de la clásica aplicación de políticas de corte liberal a la que suma el matiz proteccionista de esta Administración, consciente de la necesidad de endurecer el escudo social, la armadura, ante la tremenda embestida de una inflación desbocada.

Con estos presupuestos se abre una interesante puerta al crecimiento. Nunca estuvo la provincia en tan buena posición. El aumento recaudatorio debido precisamente a la citada inflación y las ayudas destinadas desde Bruselas han de servir para impulsar a esta tierra, castigada en parte por la falta de inversiones, y en otra por dilapidar millones de euros en empresas absurdas e inútiles. Algunas con tanto retraso que en su culmen pierden el sentido de su inicio.

Estos números contienen muchas claves. No se puede olvidar la base de que uno de cada tres euros se dedica al pago de nóminas de los empleados públicos, que se han multiplicado desde la pandemia en servicios básicos como la educación y la sanidad. A partir de ahí, se desliza la apuesta por proyectos como el de Valcárcel (recién desbloqueado) o el del Centro de Fabricación Avanzada, vital para fortalecer el tejido industrial de la Bahía.

Son unos presupuestos expansivos, pero reales. Aferrados al carril de los indicadores económicos, no triunfalistas como los del Gobierno de la nación, para evitar frustraciones. La mayoría absoluta del PP permite agilizar trámites, tomar decisiones con mayor celeridad y sobre todo no convertir las negociaciones en un mercado persa. Son los primeros con el sello absoluto del gobierno de Juanma Moreno, ya sin la muleta de Ciudadanos, por lo que vuela libre, sin ataduras, sin cesiones. Y sin excusas.