OPINIÓN

Es Viernes Santo

Para todos los católicos esta semana tiene un sentido especial y así debemos vivirla

Antonio Fernández Repeto

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Hoy es un día especial. Para todos los que profesamos la fe católica y seguimos las enseñanzas eclesiásticas, el Viernes Santo tiene unas connotaciones importantes. A las tres de la tarde, conmemoramos la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la Cruz y su traslado al Santo Sepulcro como prolegómeno del triunfo de la vida eterna sobre la muerte que celebraremos mañana con la Pascua de la Resurrección. Este misterio, que supone para cualquier creyente la base de nuestra religión, es lo que rememoramos después de la Semana de Pasión que concluirá el próximo domingo.

A nivel popular y en especial en Andalucía, representamos el paso de estos momentos a través de los desfiles procesionales que ponen en la calle los diferentes momentos de la Pasión de Nuestro Señor. El transcurrir de los tiempos ha hecho de las primitivas cofradías gremiales unas asociaciones laicas que, además del culto a determinadas imágenes que representan estos pasajes evangélicos, ejercen una labor social importante y actualmente trascendente en favor de las personas más necesitadas. Este trasfondo social, que pasa a veces desapercibido para muchos, es el que hay que valorar y proteger por encima de todo porque es necesario y fundamental en estos tiempos que vivimos.

Durante estos días hemos podido disfrutar, después de varios años huérfanos de desfiles procesionales, de una Semana Santa excepcional. La meteorología, quitando el levantito que nos azota, ha permitido la salida a la calle de todas las cofradías. Hemos disfrutado con la estética de esos cortejos cada vez más cuidados y que nos hacen rememorar los diferentes momentos de la Pasión.

Hoy, como colofón, saldrá a la calle el portentoso Cristo de la Buena Muerte auténtica joya de la iconografía gaditana. Su transcurrir en la más absoluta austeridad por las calles de nuestra ciudad nos conmoverá a todos. Hace unos meses tuve una sensación parecida cuando a las cinco de la mañana recorría las calles desiertas del barrio viejo de Jerusalén. Junto a mi mujer y un grupo de peregrinos visitábamos los Santos Lugares y nos disponíamos a asistir a la celebración de la Santa Misa en el interior de la capilla del Ángel en el Edículo de la Basílica del Santo Sepulcro. Fueron momentos inolvidables de recogimiento y meditación que hoy volverán sin duda a mi memoria.

Para todos los católicos esta semana tiene un sentido especial y así debemos vivirla. Nuestras tradiciones andaluzas hacen que la Semana Santa tenga un atractivo especial con la puesta en escena de santas imágenes con cortejos penitenciales muy cuidados y excepcionales acompañamientos musicales. La respuesta multitudinaria de ciudadanos en las calles presenciándolos es un claro exponente de que es algo muy arraigado entre nosotros. Respetemos lo que representan y guardemos la debida compostura ante estos cortejos penitenciales. Muchas veces el comportamiento en nuestras calles no es el más adecuado. Cuidemos las formas, es Viernes Santo y, como he dicho antes, conmemoramos la muerte de Nuestro Señor en la Cruz.

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