OPINIÓN

Pagaremos nosotros

Son muchas las voces de todo el espectro político nacional las que están alertando del peligro que supondría esta amnistía

Antonio Fernández Repeto

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Después de las votaciones y los resultados obtenidos por los diferentes partidos en las recientes elecciones generales, se ha conformado un parlamento con un espectro político de lo más tremebundo. El partido con mayor número de votantes registrados está maniatado para formar gobierno y por muchas vueltas que está dando no consigue los cuatro votos que le harían falta para obtener una mayoría parlamentaria. Lo que más nos sorprende a todos los ciudadanos, o al menos a mí me lo parece, son las interpretaciones que hacen nuestros políticos de los resultados. Los movimientos casi maquiavélicos que estamos observando últimamente auguran un otoño caliente. Las exigencias de Junts per Catalunya expresadas públicamente por el fugado Puigdemont, la complicidad de Esquerra Republicana y las expectativas creadas entre el Partido Nacionalista Vasco y Bildu hacen que la coalición entre el PSOE y Sumar estén dando volteretas para conformar una mayoría parlamentaria que les permita mantener el gobierno otra legislatura.

En esta ocasión, los partidos de ideología abiertamente separatistas tienen acogotado al presidente del gobierno en funciones. Su más que probable candidatura a la investidura después de que la que en breve va a defender el candidato Alberto Núñez Feijoo fracase, va a estar sujeta a una seria de predicamentos y exigencias que pueden ser muy peligrosas para nuestro futuro.

Estos partidos, con sus resultados se han convertido en llave para la gobernabilidad y aunque representen un bajo porcentaje de población son esenciales, si no se ponen de acuerdo los partidos mayoritarios, para conformar las mayorías parlamentarias. Esto ha sucedido siempre y tanto la derecha como la izquierda han conseguido históricamente sus mayorías pactando con ellos. La diferencia con la situación actual es que antes sus exigencias eran moderadas y ahora son rupturistas atentando incluso con romper la Constitución. En la anterior legislatura se eliminó la sedición y se modificó el de malversación de caudales públicos pero ahora las exigencias son aún más peligrosa. La amnistía de los sucesos que todos vivimos en aquellas angustiosas jornadas de la declaración unilateral de independencia haría que todos los que atentaron y encabezados por el fugado de Waterloo quedaran impunes de esos delitos.

Son muchas las voces de todo el espectro político nacional las que están alertando del peligro que supondría esta amnistía. Incluso hasta hace muy pocos días, cuando sus votos no eran tan cruciales, los mismos que hoy quieren promulgarla eran contrarios a ella. En solo unas pocas fechas Pedro Sánchez y sus ministros en funciones han vuelto a cambiar de opinión y donde decían una cosa ahora justifican la contraria. Da pena oír las manifestaciones de los adláteres del presidente en funciones intentando convencernos de la bondad de la amnistía para la pacificación de Cataluña. Nada más lejos de la realidad.

No se cómo terminará todo esto pero los derroteros son poco halagüeños. Este galimatías se escapa a nuestros entendimientos pero como siempre, al final seremos los paganos de este embrollo.

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