El silencio cómplice de Sánchez

El jefe del Ejecutivo fue incapaz de afirmar que no concederá el indulto a los golpistas, un silencio solo posible en quienes están dispuestos a poner de rodillas al Estado ante el separatismo

ABC

A pocas horas o días de que el Ministerio Fiscal, la Abogacía del Estado y el partido político VOX entreguen a la Sala Segunda del Tribunal Supremo sus escritos de acusación contra los dirigentes responsables del proceso separatista en Cataluña, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio ayer la callada por respuesta en el Congreso de los Diputados cuando fue preguntado por si concedería indultos a los futuros condenados por el «procés». A pesar de la insistencia con la que Albert Rivera pretendió arrancar una respuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez mantuvo un escandaloso silencio, que no alteró siquiera cuando el dirigente del partido naranja le espetó «usted se hace el sordo o el tonto». Es seguro que ni una cosa ni otra, porque Sánchez y su Gobierno han decidido muy conscientemente situarse al lado de las defensas políticas y judiciales de los golpistas. Quien dirige el poder ejecutivo de España no debería nunca silenciar una respuesta tan necesaria como obvia a la pregunta de si está dispuesto a indultar a los responsables de un golpe contra el Estado. Ese silencio sólo es posible en quien está poniendo al Estado de rodillas ante el separatismo para conseguir esa alianza política entre la izquierda y el nacionalismo con la que sueña el PSOE desde 2003 para erradicar cualquier posibilidad de que el centro-derecha gobierne en España.

Sánchez ha elegido. Y ha elegido el pacto con los golpistas a los que obsequia con un silencio sobre sus indultos que no tiene nada de críptico, porque del indulto a los golpistas ya habló Miquel Iceta en la campaña electoral en 2017, con un efecto desastroso en las urnas. El Gobierno quiere que los golpistas sepan que se preocupa por ellos más que la vigencia de la Constitución, la independencia del Tribunal Supremo, la autonomía del Ministerio Fiscal y el respeto a las leyes. Por tanto, no hay duda de que el proyecto político de Sánchez y del PSOE busca coincidir de nuevo con el del separatismo, sea el catalán o el vasco, y con la extrema izquierda, para consolidar la coalición de la moción de censura, a la que no pocos socialistas quieren unir a Arnaldo Otegui, cuya inhabilitación política se juzgará la semana que viene en el Tribunal de Estrasburgo.

La participación del dirigente etarra sería la guinda al proceso de blanqueo que el PSOE quiere aplicar a separatistas y filoetarras para cerrar con ellos el frente contra el centro derecha y liberal. Ciudadanos ya puede darse por aludido de esta estrategia socialista y no jugar más al despiste en la mesa del Congreso, porque es tan objetivo como el PP de ese propósito de eliminación política de todo lo que no sea izquierda.

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