Editorial ABC

El PSOE cede, Bildu gana

Que el PSOE no impidiese ayer a Bildu acceder a una institución crucial para garantizarse la presidencia de Navarra dice mucho de la doble moral de Pedro Sánchez y de María Chivite

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El Partido Socialista de Navarra entregó ayer la Presidencia del Parlamento Foral a Geroa Bai, la marca afín al PNV, y permitió la entrada de un diputado de Bildu en la Mesa de la institución, con el imprescindible aval de Pedro Sánchez a la operación. De este modo, es previsible que el PSOE haya pactado también con el nacionalismo vasco-navarro y con la formación heredera de Batasuna la presidencia de la Comunidad, dejando al margen a la formación Navarra Suma (UPN, PP y Ciudadanos), que había ganado las elecciones. La apuesta del PSOE es demoledora. Primero, porque una vez más desdeña el constitucionalismo para echarse en brazos de partidos cuyo objetivo final es la anexión de Navarra al País Vasco; segundo, porque será inevitable que se identifique al PSOE con un partido capaz de ceder ante Bildu para conseguir el poder; tercero, porque se trata de una operación que públicamente desautorizó Ferraz semanas atrás, y que de modo contradictorio consiente ahora de modo vergonzante; y finalmente, porque de facto supone una invitación formal al independentismo, y a Bildu, para no vetar la investidura de Pedro Sánchez. El PSOE podrá argumentar cuanto quiera, negando una y otra vez que haya negociado absolutamente nada con Bildu, o tratando de equipararlos con Vox en aquellos lugares en los que el PP y Ciudadanos están necesitando al partido de Santiago Abascal para gobernar. Pero Sánchez tendrá difícil dar explicaciones convincentes. Ni Vox es un partido heredero de una banda terrorista que ha asesinado a más de 800 personas, ni Bildu ha condenado jamás los crímenes de sus mentores. Bildu es un partido legal, pero su trayectoria sigue manchada por un reguero de sangre imborrable. Que el PSOE no impidiese ayer a Bildu acceder a una institución crucial para garantizarse la presidencia de Navarra dice mucho de la doble moral de Pedro Sánchez y de María Chivite. Más aún, el día del aniversario del atentado de Hipercor, y el día en que Francia permitía la puesta en libertad de Josu Ternera.

Con decisiones como la adoptada ayer en Navarra, Sánchez ha perdido ya toda legitimidad para exigir a PP y a Ciudadanos que se abstengan en el Congreso para no bloquear su investidura. Una vez más, son los manejos con el PNV, el nacionalismo excluyente y los sucedáneos de Batasuna quienes salvan a un PSOE sin atisbo de memoria histórica con sus propios militantes asesinados. Con todo, aún puede ser más lamentable el silencio que se imponga en el PSOE aun a sabiendas de que hay relevantes dirigentes y barones regionales que abominan de estas componendas con Bildu. Ferraz querrá blanquear a ese partido negando que haya recibido un solo voto suyo. Pero los hechos son los hechos, y el PSOE hizo ayer la vista gorda para que Bildu ganase con el PNV como «relator».

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