Italia cambia de paso

Mario Draghi, en una imagen de archivo EFE
Giuseppe Tringali

Giuseppe Tringali

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ayer por la noche el presidente Mattarella llamó a Mario Draghi, y apenas unas horas después, concretamente hoy a mediodía, ya tienen previsto un encuentro. Tras la crisis provocada por Matteo Renzi y la (tentativa) fallida de la mayoría gubernamental, estamos ante un posible «cambio de paso».

Como todos los países del mundo, Italia está viviendo un momento complicado; no solo desde el punto de vista sanitario, también del económico. No es fácil gobernar en una situación así, menos aún si la base parlamentaria sobre la que se debe apoyar el gobierno es débil y/o está dividida. Los intentos de formar una mayoría –el primero, con la Liga y el M5E; el segundo, con el PD y el M5E– han retratado los límites de este gobierno, provocados por las importantes diferencias políticas que existen entre estos partidos y que han evidenciado su total incompatibilidad en algunas cuestiones.

Es importante dar un paso atrás y entender por qué hemos llegado a este punto. El primer gobierno de Giuseppe Conte nacía después de que el M5E ganara las elecciones tras posicionarse como el partido más votado y, consecuentemente, con el mayor número de parlamentarios. Después de varios intentos de encontrar una mayoría, finalmente se firmaba un pacto de Gobierno entre el primer partido político y el que quedó segundo, es decir, la Liga, con un Salvini deseoso de protagonismo.

El Gobierno se consuma después de la crisis provocada por el mismo Matteo Salvini. El objetivo del líder de la Liga era ir a las elecciones que daban a su partido el 40% de los votos en los sondeos, lo que le hubiese permitido convertirse en el presidente de un nuevo gobierno. Pero el cálculo resultó podemos decir que erróneo. En esas mismas encuestas el M5E perdía más del 50% de los votos con respecto a las últimas elecciones, así que su estrategia se basó en resistir a toda costa para evitar unas elecciones que hubieran podido reducir drásticamente el número de sus parlamentarios.

A esta necesidad de supervivencia del movimiento de (Beppe) Grillo se sumó la iniciativa de Matteo Renzi de crear en el parlamento una nueva coalición de Gobierno que evitase las elecciones. La motivación de Renzi –en pocas palabras– era evitar el riesgo de un gobierno de centro derecha liderado por un Salvini enfrentado con Europa. A la iniciativa política del líder de Italia Viva se sumó el Partido Democrático al ver la oportunidad, hasta aquel momento inesperada, de gobernar.

Por lo tanto, la convergencia de intereses del partido de Grillo, del de Renzi, que quiere crecer en los sondeos; y del PD, deseoso de gobernar, provoca, una vez más, que partidos hasta entonces rivales se uniesen para formar la segunda opción de gobierno para Conte.

Pasa poco tiempo y llega la pandemia. Todo se hace aún más complicado. Después de una buena gestión de la emergencia sanitaria provocada por la primera la ola, llega la segunda. La situación se vuelve menos positiva y confusa; las divisiones dentro del Gobierno se hacen cada vez más visibles. La definición del plan para el uso de los Fondos Europeos se hace más urgente, lo que provoca discusiones sin acuerdos y decisiones que se aplazan. Es en este clima donde madura la actual crisis del gobierno italiano.

El presidente Mattarella, consciente de la situación, tiene claro que Italia necesita un cambio de paso y está buscando soluciones que amplíen la base parlamentaria a través de la formación de un gobierno de perfil alto. Es por esto por lo que convoca a Mario Draghi.

Veremos cuál será el resultado del encuentro y cuáles los partidos dispuestos a apoyar esta candidatura del Presidente de la República italiana. No cabe duda que la situación es grave y que el país, destinatario, además del mayor volumen de los Fondos Europeos, no puede perder una ocasión más que única de reformarse, modernizarse y avivar una necesaria recuperación económica.

Por eso es necesario un gobierno sólido con un líder reconocido a nivel nacional e internacional, especialmente en Europa. ¡Mario Draghi podría ser este líder! Es indiscutible que Draghi ha demostrado de sobra liderazgo y coraje en la gestión del Banco Central Europeo y en sus últimos discursos al frente del mismo ha mostrado tener una visión clara para afrontar y superar este difícil momento.

El elegido por el presidente Mattarella tiene credenciales de sobra, pero antes tienen que encontrar una mayoría parlamentaria amplia y sólida. La esperanza es que todos los partidos entiendan la gravedad de la situación, entiendan que hay que gobernar, afrontar los problemas y planificar el futuro aprovechando los Fondos Europeos.

Esta vez hasta el último euro es fundamental para transformar un grave problema en una oportunidad. La oportunidad de reformar y modernizar Italia, relanzar el país, ofrecer a los ciudadanos una visión, darles una perspectiva de futuro que les motive y que les mueva hacía un nuevo dinamismo y una nueva competitividad.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación