Las federicas

Rajoy ha ganado a los independentistas porque antes fue capaz de superar a las federicas histéricas y ser fiel a su estrategia de no aplicar ni un gramo más de la fuerza que es en cada caso necesaria

Salvador Sostres

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Rajoy ha ganado a los independentistas porque antes fue capaz de superar a las federicas histéricas y ser fiel a su estrategia de no aplicar ni un gramo más de la fuerza que es en cada caso necesaria. Lo hizo con la crisis. Lo ha hecho con Cataluña. Eran los dos grandes retos de su presidencia y a los dos les ha aplicado el mismo método entre el griterío invertebrado de los que se reclaman maestros en todo y nunca han resuelto ningún problema. España todavía existe a pesar de unos intelectuales fallidos y petarderos, que no entienden en su conjunto al país al que tanto dicen amar y que con sus ideas -por llamarlas de algún modo- reduccionistas, falsamente patriotas, populistas como la extrema izquierda de la que tan a menudo proceden, embisten contra cualquier inteligencia porque les quema la rabia hasta enloquecerles, la frustración, el complejo y el resentimiento. Son el tirón brutal del tam-tam tribal, los que en nombre del honor, la dignidad y la pureza acaban rompiendo las frágiles estructuras en que se sustentan las sociedades y las naciones complejas, sobre todo en estos tiempos relativistas, descreídos y tan groseros. Los independentistas se han rendido al 155 del presidente Rajoy porque gracias a su manejo de los tiempos no ha regalado humillación para la épica y hoy Puigdemont, la CUP o Esquerra están enfadados con ellos mismos, entre ellos mismos, en el rincón donde siempre acabamos cuando no somos conscientes de nuestras limitaciones. Se acabarán presentando todos a las elecciones de diciembre, tal como Trapero ha acatado su cese. Tal vez mañana asistamos a algún tipo de folclore resistencialista pero Rajoy, sin incendiar nada, ha desnudado a los independentistas ante su público justo antes de dejarles en evidencia ante el mundo con mucha más democracia -y mucho más sincera- de la que tanto reclamaban desde la ilegalidad y la falsa contabilidad de una mayoría que nunca fueron.

Y hoy Cataluña vive con alivio la intervención del Gobierno con los secesionistas deprimidos y descolocados. Y de lejos las federicas, que nunca entendieron nada, continúan rabiando con sus petardos mojados.

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