Dimite Santi Vila

Correr entre el fuego

El hasta ahora consejero de Empresa deja su cargo después de que Puigdemont se negase a convocar elecciones

Salvador Sostres

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Santi Vila, que dimitió anoche, ha intentado la cuadratura del círculo hasta el último instante. Pero hasta su infinita flexibilidad, versatilidad y oportunismo han encontrado finalmente su límite . Como alcalde, fue el primero en ganar en Figueras por mayoría absoluta. Antes había militado en Esquerra y llegó a ser el presidente local de este partido, pero con CiU consiguió sus mayores éxitos tanto en el pueblo como en la Generalitat. Fue consejero de Territorio y Sostenibilidad (2012-2016), consejero de Cultura hasta 2017 y desde entonces de Empresa.

Su salto de Cultura a Empresa, un decidido progreso en estos tiempos, explica su ambición y su carácter . La coordinadora general del PDECat convocó a principios de julio una reunión con los entonces consejeros de su partido para conspirar contra Puigdemont y sus alocados planes unilaterales. Vila, que era uno de ellos y compartía con todos la discrepancia sobre los métodos presidenciales , pronto se dio cuenta de que aquella conspración no iba a ninguna parte y fue a contársela a Puigdemont en nombre de la amistad personal que les unía desde que fueron alcaldes de Figueras y de Gerona. Los demás participantes fueron cesados y Vila ascendido a consejero de Empresa.

Siempre ha explicado lo que ha pensado con claridad pero se ha valido de la ambigüedad y de la sinuosidad para navegar entre las aguas más turbias. Ha cuidado su imagen sin renunciar a su personalidad, ni esconderla, y su homosexualidad ha sido aceptada con total normalidad sin que le haya restado ni le reste ninguna posibilidad de conseguir sus objetivos políticos: lo que parece una obviedad, en Cataluña hasta hace muy poco no era tan fácil. Ha sabido sobrevivir con dignidad a los ataques más furiosos del independentismo hiperventilado, y su catalanismo no independentista, partidario de la negociación y contrario a las medidas drásticas, tuvo su momento más brillante cuando fue consejero de Territorio en la notable y fructífera relación que cultivó con la entonces ministra de Obras Públicas, Ana Pastor, demostrando una capacidad de seriedad, trabajo y de obtención de resultados que recordó a los mejores años del Pacto del Majestic entre Rodrigo Rato y Macià Alavedra.

Santiago Vila Vicente (Granollers, 1973), historiador y liberal de base progresista, representa el pujolismo adaptado al siglo XXI : aprovechar toda la fuerza de Cataluña y del catalanismo para consolidarse y crecer como sociedad y como «país», pero siempre desde la clara consciencia de las propias limitaciones para no hacerse más daño que el provecho conseguido. Como Pujol, tiene tantos discursos como situaciones , tantos recursos como necesidades y es en cada momento capaz de modular lo que dice dependiendo del público al que se dirige. No es un charlatán pero domina mejor que nadie el tira y afloja del crear expectativas aunque sin el exceso que genere luego frustraciones desmedidas. Sabe apagar incendios pero también, si le hace falta, correr entre el fuego .

Ha podido con todos los sobresaltos, con todos los amagos, con todas las tensiones que habrían desbordado a cualquiera en su condición de «no independentista intentando no quedar como un traidor entre los independentistas» , cuyos votos necesitará, como mínimo en parte para ser, como pretende, presidente de la Generalitat, tal como los necesitó y los tuvo Jordi Pujol y sólo así pudo coleccionar sus tan boyantes mayorías absolutas. Pero la declaración de independencia es un escollo imposible de disimular y ni él con su especial talento adaptativo ha podido hacer ver que no lo veía.

Cuando pase el temporal que sin duda sufriremos en los próximos días, la intención de Santi Vila es presentar batalla dentro del PDECat para liderarlo y ser su candidato a president : y si pierde esta batalla provocará una escisión para crear un nuevo partido liberal, catalanista y pragmático con la promesa de devolver a Cataluña a la legalidad, al autogobierno, al liberalismo -ahora desparecido por el poder de Esquerra, del sector más izquierdista del PDECat y de la CUP- y al entendimiento a veces difícil pero siempre posible con el Estado.

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