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Doña Cristina, durante su declaración ante el tribunal en Palma de Mallorca - GTRES

Doña Cristina: «No hubiera aceptado nunca ser escudo fiscal de Aizoon»

La Infanta defendió «la inocencia» de su marido y negó que tuvieran cuentas en paraísos fiscales

PALMA DE MALLORCA Actualizado: Guardar
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Doña Cristina se convirtió ayer jueves en la primera Infanta de España que declaraba ante un tribunal, acusada por un doble delito contra la Hacienda pública. La Infanta compareció con un botellín de agua y sin papel alguno, y sólo aceptó contestar las preguntas de su letrado, aunque en realidad sólo había una persona más interesada en interrogarla: la abogada de Manos Limpias, que es la única que le acusa. Ésta tuvo que conformarse con dirigir sus preguntas y acusaciones al aire durante casi 40 minutos, ante la mirada severa de la Infanta y las reprimendas de la presidenta del tribunal, que la llamó la atención por hacer valoraciones.

Cuando por fin tomó la palabra, la Infanta defendió la inocencia de Iñaki Urdangarín y relató que la idea de crear Aizoon, la empresa que comparte con él y que está en el origen de sus actuales problemas con la Justicia, surgió «para canalizar los ingresos profesionales de mi marido».

Relató que ella firmó las escrituras porque «me lo pidió mi marido y yo acepté» y porque, además, «no teníamos ninguna prohibición» de la Casa del Rey. «Me asesoré con Carlos García Revenga (entonces, secretario de las Infantas) y con Federico Rubio (entonces asesor fiscal de la Casa del Rey)», precisó. Pero descartó rotundamente que con su presencia en Aizoon se buscara un beneficio fiscal o un escudo frente a Hacienda: «No, ni lo uno ni lo otro. Si me lo hubieran propuesto, no lo hubiera aceptado nunca -respondió-. Además, en ese caso, por mi presencia habría estado sometido a un mayor control de la Administración porque todo lo que hacíamos estaba controlado».

Actuaban asesorados

También negó rotundamente que ni ella ni su marido tuvieran o hayan tenido cuentas en el extranjero: «No tengo ni he tenido cuentas en paraísos fiscales. Ahora sí tengo una cuenta en Suiza, ya que resido en Suiza», explicó, pero está declarada, aclaró. Agregó que las decisiones en Aizoon las tomaba «mi marido asesorado por su asesor fiscal» y que ella no había acudido «nunca» a ninguna junta, por lo que si figuraba su firma en algún acta era por «la confianza que tenía en mi marido y sus asesores».

Fue en este momento del interrogatorio cuando se produjo uno de los momentos más duros del interrogatorio, aunque provocó las risas de los asistentes. El abogado preguntó a Doña Cristina en cuántas personas confiaba. «¿Confío, o confiaba en 2008?», precisó la Infanta, y dejó claro que seguía confiando en «mi marido, en Carlos García Revenga, en el asesor fiscal de la Casa del Rey, en mis compañeros de trabajo y en José Manuel Romero». «¿También confia en el asesor fiscal de su marido?», le preguntó su abogado en alusión a Miguel Tejeiro. «Ahora ya no», respondió Doña Cristina.

La Infanta explicó que ella es «licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense» y que no tiene conocimientos contables. Aseguró desconocer si Aizoon tenía o no empleados, aseguró que tampoco veía quién entraba y salía del despacho de su marido -que estaba en la vivienda- porque «yo salía muy temprano» y que ella no tenía «ni firma ni poderes» en Aizoon. Agregó que no recordaba haber tenido ni pagado con una tarjeta de crédito de esa empresa y que jamás había dado instrucciones a nadie de Aizoon.

La Infanta estuvo 70 minutos ante el tribunal, pero sólo declaro 23

También aclaró que ella «sólo intervenía en la selección» del servicio doméstico de la familia, y que «mi marido y sus asesores decidían cómo se hacía la contratación». Sin embargo, desartó firmemente que se pagara al servicio con dinero en metálico: «Rotundamente, no».Insistó en que «confío plenamente en mi marido y estoy convencida de su inocencia» y reiteró que Urdangarín «siempre ha estado asesorado». Relató que el matrimonio hace la declaración de IRPF de forma separada; que en su caso la hace «Federico Rubio, el asesor fiscal de la Casa de Su Majestad el Rey, y a su marido, su asesor fiscal».Relató cómo era un día normal en su vida cuando ocurrieron los hechos que ahora se le acusan: «Después de desayunar en familia, acompañaba a mis hijos al colegio y me iba al trabajo.

Algunos días tenía actividad de la Casa Real y me tenía que desplazar de ciudad o de país. Y también viajaba por mi trabajo...» Dijo que en aquellos años acudía a «unos cien actos» institucionales al año y que, en esos tiempos, «nuestros hijos eran muy pequeños y estábamos muy ocupados», por lo que ella y su marido no hablaban de Aizoon.

Doña Cristina estuvo una hora y diez minutos sentada ante el tribunal, pero ella sólo declaró poco más de veinte minutos; el resto del tiempo lo consumió la abogada de Manos Limpias, que estuvo unos cuarenta minutos lanzando preguntas y acusaciones al aire. Cuando terminó sesión, la Infanta se acercó al tribunal para despedirse personalmente de sus miembros tras trece jornadas, antes de emprender regreso a Ginebra.