El coronavirus confina en la cárcel a los presos separatistas

Cuixart, el único que salió ayer, cogió en su empresa material para trabajar en la prisión

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Joaquim Forn y Jordi Cuixart, a su salida de la cárcel de Lledoners en un permiso de trabajo el mes pasado EFE

Jesús Hierro

Las salidas que las cárceles catalanas concedieron a los presos del «procés» aplicándoles el artículo 100.2 del reglamento penitenciario no las han frenado los recursos de la Fiscalía, sino el coronavirus. Los nueve líderes independentistas condenados por sedición no saldrán por ahora de los centros penitenciarios donde cumplen condena por sedición para tratar de evitar contagios del Covid-19. Solo uno de ellos cruzó ayer los muros de la cárcel: el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart , que sí acudió a su empresa por la mañana. La entidad independentista aseguró que lo hizo simplemente para recoger material con el que poder trabajar desde la cárcel. Luego, Cuixart se sumó al confinamiento de sus compañeros en la prisión de Lledoners (Barcelona), donde cumplen condena los líderes varones.

Ni a trabajar, ni a prestar voluntariados ni a cuidar de sus familiares mayores. Las actividades que hasta ahora desarrollaban extramuros los líderes secesionistas quedan en suspenso. Ayer, en un principio, no había una orden expresa que impidiera a los internos que se benefician del 100.2 -unos 400 en Cataluña- ni a los clasificados en tercer grado continuar con sus salidas. Sí la hubo al final del día por parte de los Servicios Penitenciarios de la Generalitat .

Pero ya eran varias las razones que se conjugaban para que los líderes catalanes se quedaran en prisión. A las recomendaciones de los mismos centros penitenciarios a los internos de restringir al máximo sus salidas, se sumaba que algunas de las entidades donde acudían a trabajar han cesado su actividad presencial por el coronavirus. Tal es el caso del campus de Manresa, donde Oriol Junqueras habría de empezar a impartir clases . A última hora, la Consejería decía anunció que lo que eran consejos de confinamiento se convertían en órdenes.

Pero había más motivos. La expresidenta del Parlament Carme Forcadell y la exconsejera de Trabajo Dolors Bassa tenían el aval penitenciario -de las cárceles de Mas d’Enric (Tarragona) y Puig de les Basses (Gerona), respectivamente- para salir de prisión algunos días de la semana a cuidar a sus madres. Sin embargo, al ser la población mayor la que corre más riesgo en esta pandemia, ambas habían decidido posponer ya sus salidas.

Sànchez y Rull, aislados

En síntesis, estas son las razones por las que los presos del «procés» han quedado confinados en las tres cárceles en las que cumplen condena por sedición. En el caso de dos de ellos, sin embargo, se suma una razón sanitaria. El expresidente de la Assemblea Nacional (ANC) Jordi Sànchez y el exconsejero de Territorio Josep Rull permanecen aislados por sospecha de contagio de coronavirus. Ayer, al cierre de esta edición, no se había difundido el resultado de los test.

Sànchez y Rull no son, sin embargo, los únicos presos de las cárceles catalanas que están en observación , según fuentes penitenciarias. El pasado sábado, en la cárcel de Brians 2, de San Esteban de Sasroviras (Barcelona), se confirmó el primer positivo de coronavirus entre la población reclusa de Cataluña, que se suma al de una funcionaria de prisiones detectado el día anterior, según explicaron las mismas fuentes. Ninguno de los líderes presos cumplen condena en este centro penitenciario.

Además, en las cárceles catalanas están bajo sospecha al menos doce personas y más de un centenar se encuentran en aislamiento preventivo. La mayor parte de ellos en un módulo de aislamiento de la cárcel de Brians 2, donde se había detectado el ya mencionado positivo por Covid-19 . Las cárceles no se libran, como no podía ser de otra manera, de la preocupación y, en algunos casos, la psicosis colectiva por el riesgo de contagio.

Breve huelga de hambre

Fue lo que desencadenó en el centro penitenciario de Brians 1 (Barcelona) una huelga de hambre que iniciaron algunos de los internos. Fuentes de los Servicios Penitenciarios de la Generalitat consultadas por ABC restan importancia a esta huelga, que aseguran que no secundaron más de una quincena de internos. Se resistieron a ingerir alimentos en el almuerzo, pero, según Servicios Penitenciarios, a la hora de la cena se recobró la normalidad. En alguna cárcel, además, se vivió cierta tensión por la resistencia de varios funcionarios de prisiones a entrar en los módulos escudándose en que no tenían el material apropiado.

La secretaría de Medidas Penales de la Consejería de Justicia de la Generalitat pretende con esta medida sobre los terceros grados y el 100.2 limitar el contagio de los reclusos, según informó ayer en un comunicado. El Gobierno de Pedro Sánchez ya había ordenado con anterioridad suspender los vis a vis y las comunicaciones a través de locutorio, que también aplican -como no podía ser de otra forma- las cárceles catalanas. Para compensarlo, se han ampliado el número y la duración de las llamadas telefónicas que los internos pueden hacer a amigos y familiares.

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