El director de la prisión de Zaballa: «El miedo es libre; yo también lo tengo, pero antes está la responsabilidad»

Benito Aguirre , que está al frente de la única prisión dependiente de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias con un interno con coronavirus, explica a ABC cómo se combate esta crisis en su centro

Centro penitenciario de Zaballa, en Álava EL CORREO

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Gestionar una prisión nunca es sencillo, pero la crisis del coronavirus ha abierto un escenario sin precedentes. A Benito Aguirre, director de la cárcel alavesa de Zaballa, le ha tocado, además, hacerlo en un momento especialmente delicado, pues uno de sus internos es el único de toda España que ha dado positivo a las pruebas de esta pandemia. Bien es verdad que el contagio se produjo «extramuros», en la unidad del Hospital de Txagorritxu de la capital vasca en la que se ingresa a los pacientes que deben ser custodiados por la Ertzaintza. También que fue un policía vasco quien lo contagió. Pero aun así estos días tiene que gobernar los miedos de los presos, de los trabajadores penitenciarios, del personal sanitario y, por qué no decirlo, también los suyos: «Todos lo tenemos–explica con una sencillez asombrosa–; pero no puede estar por encima de nuestra responsabilidad».

«Aquí somos 300 trabajadores y 700 internos –añade el director–; hombres y mujeres heterogéneos, cada uno con sus intereses, objetivos y circunstancias personales que interaccionamos continuamente en un medio, además, muy especial. Armonizar todo eso es difícil; nuestro trabajo, el de todos nosotros, es complicado siempre . Estamos acostumbrados».

Aguirre es un director de prisión de largo recorrido y conoce al dedillo los códigos carcelarios. Sin duda, esa experiencia le ha servido de mucho ahora: «Los internos estaban intranquilos, inseguros ante las noticias que les llegaban a través de los medios. La primera decisión fue formar un equipo especializado para que les explicase exactamente la gravedad de los hechos. De forma directa, con su lenguaje, mirándolos a los ojos . A continuación se les contó las medidas que se iban a tomar, y por qué había que cumplirlas, ya que al fin y al cabo el objetivo principal era y es proteger su salud y su seguridad».

Toda esa información despejó muchas de las dudas de los internos, aunque no eliminó sus temores, fundados por otra parte. « Son gente muy vulnerable; con ellos es muy importante la empatía, conocerlos bien y tener siempre una actitud activa de escucha... Si nosotros estamos preocupados, ¿cómo no lo van a estar ellos?».

Catorce días de cuarentena

La reacción de los internos ante la noticia del compañero contagiado, en contra de lo que se pudiera esperar, no les afectó demasiado: « Cuando les explicamos que había sido un contagio externo, y que por tanto el virus estaba fuera, se sintieron aliviados . También les dijimos que esa persona, que tiene serias patologías de base, estaba en el hospital y que todos los compañeros que tuvieron contacto con él tenían la atención sanitaria adecuada; una cuarentena de 14 días en una zona de la prisión que hemos aislado para estas contingencias y que cuenta con las medidas profilácticas adecuadas».

A los internos de Zaballa; no solo a ellos, sino también a los reclusos de todas las prisiones, se les ha explicado también cuál es la estrategia y su objetivo: «En Prisiones, estamos en un escenario de contención; se trata de que el virus no entre en el centro penitenciario . Sabemos que los muros de la cárcel son permeables –y deben de seguir siéndolo– porque cada día en este centro, como en otros, entran y salen entre 300 y 400 personas . Por tanto, había que reducir al máximo esa permeabilidad , a sabiendas de que eso afectaba a la calidad del tratamiento penitenciario y de ahí también que se suspendieran los «vis a vis» –las únicas visitas de familiares tienen que hacerse en locutorio con mampara de cristal blindado, sin contacto físico– y se permitiera acceder al interior sólo al personal clave para el funcionamiento de la cárcel, como son los funcionarios de la prisión y el personal sanitario...».

Pero además se planteaban dos problemas añadidos: el de aquellos internos que ingresan ahora por orden judicial y los que vuelven tras un permiso. «En ambos casos lo que se hace es mantenerlos 14 días de cuarentena en ese módulo especial habilitado para ello. También se les ha explicado a los internos que esa medida busca, como todas, garantizar su bienestar, y lo han entendido. De hecho, a los que iban a salir ahora de permiso les hemos pedido que lo retrasen unos días para no tener que enfrentarse a la vuelta a esa cuarentena y todos hasta ahora han accedido a ello.. .». En estos momentos, en Zaballa hay media docena de reclusos en cuarentena, pero son aquellos que tuvieron algún tipo de contacto con el compañero infectado. Hasta ahora todos ellos se encuentran en buen estado, por lo que no hay nuevos positivos. «Eso indica que el virus sigue fuera, al menos por ahora» , dice Benito Aguirre, esperanzado.

El otro colectivo afectado es, claro está, el de los funcionarios de prisiones: « Están haciendo un gran trabajo, aunque como es natural tienen la misma inquietud que cualquier ciudadano que vive en Vitoria, que es uno de los focos de esta pandemia. Hay quien reclama más medios, y es natural, pero creo hay que trabajar de acuerdo con criterios técnicos. Se deben mantener todas las medidas profilácticas posibles, pero las que corresponden a cada situación », dice el director de la prisión de Zaballa.

«Actualizar no es rectificar»

«No se trata de tener lo que uno quiera –insiste–, sino lo que debe tener. Estamos en una situación desconocida, y eso nos pone a prueba como sociedad, organización, en este caso la penitenciaria, y como país . Como gestores de esta situación debemos establecer criterios, dar las directrices oportunas en función de lo que digan los expertos y actualizar protocolos si es que la situación evoluciona y así lo requiere... Eso no quiere decir que se rectifica, solo que se hacen modificaciones cuando es necesario, aunque haya alguno que no lo entienda».

Pero eso no quita para que «el grupo esté actuando de forma muy profesional, y eso incluye a los funcionarios» . No en vano, son éstos los que tienen más contacto con los internos y se convierten en el primer dique de contención contra el nerviosismo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación