Francisco Rivera Ordóñez torea a izquierdas
Francisco Rivera Ordóñez torea a izquierdas - LUIS FELIPE HERNÁNDEZ

Paquirri se estrelló contra la falta de casta en México

Francisco Rivera reapareció con una digna actuación, pero no tuvo suerte por culpa del ganado

MÉXICO D.F. Actualizado: Guardar
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La reaparición en los ruedos de Paquirri tras la gravísima cornada que sufrió en agosto en Huesca dejó constancia que la afición del torero español está intacta.

Un hombre que tiene solucionada su vida en todos sentidos quería reaparecer en la Monumental de Insurgentes, plaza que no pisaba desde hacía 16 años, y lo hizo dignamente, aunque sin fortuna sobre todo por las condiciones de falta de casta y fuerza de sus enemigos.

Y no solo él, sino sus alternantes, cuyos ancestros tampoco hubieran podido lucir con ese ganado que echaron por tierra la corrida de dinastías.

Francisco Rivera Ordóñez, con evidentes signos de recuperación aunque no como es obvio tras un percance así, en plenitud de facultades, hizo un esfuerzo con su primero, un astado que no tenía clase, que se revolvió siempre muy en corto y al que insistió tanto que logró robarle muletazos de buena factura por el lado derecho.

La faena de reaparición de Rivera Ordóñez tuvo sobre todo eso, voluntad por el lado derecho, pues al natural no le dio oportunidad al astado que seguramente tampoco por ese lado se entregaría.

Quince años después

Luego su segundo tuvo calidad, y aunque Fran asegura que fueron los kilogramos, pero este toro no rebasaba los 500 kilogramos, más bien tenía lastimados los cuartos traseros.

Lo cuidó Rivera y le sacó algunos muletazos de buena factura, con esa clase propia de un hombre que inexplicablemente si no debía nada, llevaba ausente de la plaza tres lustros.

La explicación quizá está en que hace 16 años quisieron hacer de Rivera un torero «fashion», con gabinete de prensa, y todo lo único que consiguió fue alejarlo del público.

Este domingo estuvo en la plaza el verdadero Fran, sencillo que dio entrevistas, se tomó fotografías, firmó autógrafos y recibió el cariño del público que, seguramente lo querrá volver a ver en la próxima temporada. El toreo es de seres terrenales, no de personajes a los que quieren hacer ver como omnipotentes.

Un punto más, nadie hizo alusión a la absurda polémica que se suscitó hace unos días en España por aquella fotografía en que aparece con su pequeña hija toreando en el campo una vaquilla.

Los toros se cargaron pues también las actuaciones del personal y valiente Diego Silveti, que no cejó nunca en el empeño de hacer la faena, y de Fermín Espinosa «Armillita», cuya mala suerte en esta temporada le hizo retroceder aquí en La México algunos escalones, pese a la voluntad del joven torero que tiene mucho camino por recorrer.

El que menos raspado salió fue Juan Pablo Llaguno, joven queretano que estuvo bien a secas con el mejor toro del encierro. Un astado noble, con clase y de recorrido, al que toreó por momentos con mucha lentitud, aunque con la falta de sitio propia de un joven que torea poco.

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