La Maravillosa Orquesta del Alcohol: «No nos gusta que nos etiqueten»

La banda burgalesa afronta su concierto más multitudinario en el Wizink Center

La Maravillosa Orquesta del Alcohol Álex RADEMAKERS
Nacho Serrano

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Sin colaboraciones ni invitados estelares, sin versiones, sin fuegos artificiales ni grandes despliegues logísticos. Ellos solos, con sus instrumentos, sus amplificadores y su repertorio, subirán mañana por la noche al escenario del Wizink Center para dar el concierto más multitudinario de la carrera de La Maravillosa Orquesta del Alcohol . «No teníamos en mente llenarlo, pensábamos cerrar el aforo en 8.000 personas, pero van más de 11.000 vendidas y hemos tenido que abrir todas las gradas», explica con gran alegría su cantante y guitarrista David Ruiz, que tiene un gran anuncio para todos los fans que no puedan acudir a la cita . «Estamos pensando en retransmitirlo en “streaming” para que puedan vernos desde otros países donde tenemos seguidores, como México ».

El grupo burgalés volvió precisamente de allí hace unas semanas, con un cuaderno de bitácora lleno de hitos memorables. «Era la primera vez que íbamos todos juntos a dar conciertos de salas», explica Ruiz. « La primera vez tocamos en las calles de la capital y la segunda, en formato de dúo acústico. En esta ocasión, hemos actuado ante varios cientos de personas, todas ellas muy entregadas en cada espectáculo. Lloran de emoción casi en cada canción, es increíble ».

Este año, La M.O.D.A. también cruzó el charco para cumplir otro pequeño sueño: grabar con el legendario Steve Albini en su estudio de Chicago. «Trabajar con él es como estar en una película o en un documental sobre la historia del rock alternativo », cuenta Ruiz. «Albini es muy, muy trabajador, un mecánico del rock que hace las cosas a la manera tradicional, utilizando exclusivamente medios analógicos . No hay ni un solo ordenador en su estudio de grabación. Bueno sí, tiene uno con el que juega al póker “online”, que le encanta. Estaba todo el rato ahí mirando cómo iban sus manos (risas)».

El resultado de esta «curiosa pareja de baile», como describe el cantante, es «7:47. Ni un minuto más» , un EP que reivindica «la disparidad de influencias de una banda a la que no le gusta que la etiqueten» y que, quizá, sea solo el primer capítulo de una serie de colaboraciones. «Grabar con el tipo que moldeó el sonido de Pixies o Nirvana nos ha marcado tanto que esperamos repetir la experiencia».

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