MÚSICA

Steve Albini: el «fontanero» del punk que fichó Nirvana

El respetado músico e ingeniero de sonido habló con ABC Cultural en Italia sobre la grabación de «In Utero», de su mítico estudio de Chicago (Electrical Audio) y de su trayectoria como uno de los referentes de la música independiente del mundo

Steve Albini toco en Big Black y Rapeman, antes de fundar Shellac en 1992 ABC
Israel Viana

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Asegura Steve Albini que si Electrical Audio , su mítico estudio de Chicago, «encadenara tres meses malos de grabaciones, se iría a la quiebra». No parece exagerar, pero cuesta creerle a la luz de las bandas con las que ha trabajado desde mediados de los 80: The Stooges , PJ Harvey, Robert Plant y Jimmy Page (Led Zeppelin), Pixies, Jarvis Cocker, Manic Street Preachers, Mogwai , Fugazi, The Breeders, The Jesus Lizard, Superchunk, Joanna Newsom, Slint… y así hasta, según sus palabras, más de 2000 discos, incluido el icónico « In Utero » de Nirvana .

Kurt Cobain quería un sonido más natural y áspero que en « Nevermind » y recurrió a él para conseguirlo, al que conocía también por sus propias bandas: Big Black , Rapeman y Shellac . Para evitar cualquier intromisión de la discográfica, Geffen Records, Albini les pidió que pagasen el estudio con su propio dinero: 24.000 dólares. Él sólo quiso cobrar una tarifa plana por sus servicios y rechazó un porcentaje de las ventas –que le habrían reportado medio millón de dólares– por considerarlo «inmoral, un insulto al artista». Una filosofía a la que ha continuado fiel a pesar de su fama, y que quiso explicar al ya mundialmente famoso trío de Seattle en una carta: «Si van a ser indulgentes con la discográfica, dejando que molesten con rehacer las canciones o la producción o llamando a sicarios para que edulcoren su disco, será un fastidio del que no quiero formar parte. Solo quiero trabajar en álbumes que reflejen legítimamente la percepción que la banda tiene de su música (...). Me gustaría que me pagaran como a un fontanero: hago mi trabajo y abonan lo que vale. La compañía querrá que pida una cantidad. Si asumimos tres millones de discos vendidos, ofrecerán 400.000 dólares. No hay puta manera de que yo acepte tanto dinero. No podría dormir».

Al final le ofrecieron 100.000 dólares por todo el trabajo y Albini aceptó a la primera. Para él siempre ha sido importante estar cómodo con la cantidad que la banda paga y viceversa. Por eso, cuando montó Electrical Audio estableció unas tarifas muy claras (públicas en su web) que van desde los 400 a los 600 dólares por día de estudio, tanto si eres Iggy Pop como un grupo desconocido. «Esa política explica que el estudio opere como si caminase sobre el filo de un cuchillo. Cada mes el balance es muy delicado, pero yo llevo viviendo al borde del desastre 30 años y ya me parece normal», añade el también guitarrista en una de las mesas de madera del Afro Bar, un pequeño club al aire libre en la playa de Catania (Sicilia).

Pero resulta sorprendente, teniendo en cuenta la fama que han adquirido sus estudios en todo el mundo y el hecho de que usted sea, digamos, el productor por antonomasia de la escena independiente americana…

Sé que no le parecerá normal alguien que se mueve en el mundo de los negocios convencionales, pero eso para mí representa una parte muy pequeña de las razones por las que hago esto. Si regentara un servicio de lavado de coches o una tienda de comestibles, ya habría abandonado. Hay un símil para explicarlo que me gusta mucho: para mí hacer negocios es como cuando un animal tiene que respirar para vivir. Yo tengo que hacer el dinero suficiente para que el estudio siga vivo, aunque nadie se emocione por respirar. Nadie dice: «¡Amo respirar!».

La charla se produce en una de las mesas de madera del Afro Bar, un pequeño club al aire libre situado en la playa de Catania (Sicilia, Italia). Allí acudió Albini junto a su grupo, Shellac, para participar en el 30 cumpleaños de sus amigos de Uzeda . «Son una banda realmente única y muy importante en esta parte del mundo. Toda una inspiración para nosotros desde 1988», explica el también cantante y guitarrista. Durante la entrevista, el escenario se encuentra a tiro de piedra del mar. Hace un sol de justicia. Los miembros de June of 44 , que también participan en el homenaje, y sus respectivas familias merodean por la zona entre risas, cerveza en mano, felices de estar juntos de nuevo para subirse a un escenario dos décadas después. The Black Heart Procession y Three Second Kiss saludan a la cantante Giovanna Cacciola y al guitarrista Agostino Tilotta, de Uzeda, que hacen de anfitriones. The Ex llegará en breve desde Holanda.

La forma en la que muchas de estas bandas han llevado sus carreras es realmente única, si atendemos precisamente al negocio y a la industria. Incluso dentro de ese amplio espectro que ahora se conoce como «música independiente», ellos son la independencia total...

Bueno, tú dices que es única, pero seguro que puedes nombrar a otras muchas bandas que trabajan igual. The Ex, Uzeda o Shellac operamos como otros grupos más pequeñas. Todo es informal, basado en las relaciones humanas. Nunca hemos querido firmar un contrato, ni hacemos nada pensando en el máximo beneficio económico. Mantenemos una estructura y una forma de hacer negocios muy sencillas, lo que no significa que no hayamos crecido. Cuando te profesionalizas mucho, te haces más ineficaz al tener que ganar más dinero para pagar por esa ineficacia que generan las grandes estructuras. Nosotros queremos todo bajo nuestro control.

¿Pero nunca ha hecho nada en contra de su voluntad?

Por supuesto que he dado con personas que, con el tiempo, me di cuenta de que eran una especie de criminales (risas). Al principio de su carrera todos son honrados, pero cuanto más se involucran en la industria, más corruptos se vuelven. Por eso en Shellac somos muy cuidadosos a la hora de asociarnos con otras discográficas, promotores o bandas. Queremos estar tan orgullosos de eso como de la música. Por eso actuamos al contrario que la mayoría de grupos, donde a menos que haya una razón de peso para rechazar una propuesta, la aceptan. Nosotros, si alguno de los tres propone algo (ya sea un concierto, sacar un disco, grabar una banda sonora o participar en un festival), no lo hacemos salvo que haya una buena razón para ello.

¿Ninguna vez les ha llamado alguna gran discográfica para publicar un álbum de Shellac?

En Shellac, nunca. Ya no insisten. Siempre hemos sido completamente felices en Touch and Go y no hemos encontrado razones para considerar otro sello.

Shellac, en una imagen promocional: Steve Albini (izquierda), el bajista y también productor Bob Weston (derecha) y el batería Todd Trainer ABC

Al grabar a otros grupos en su estudio, ¿percibe cuando estos están más preocupados por la repercusión que tendrá su álbum que por la música que están grabando en sí?

Eso era muy habitual en los 90, cuando muchas bandas comenzaron a firmar con grandes compañías y a tejer todas esas relaciones profesionales más allá de la música. Pero ahora la mayoría de bandas trabajan independientemente. A veces hacen videoclips para que sus seguidores puedan verlos en YouTube, pero ya no están realmente pendientes de toda esa imagen. Ya nadie se preocupa de la publicidad como ocurría antes.

En esos casos, ¿comentaba algo a los músicos?

No, me mantengo al margen de esas cosas. Los grupos tienen que ser como quieran. Son políticas internas.

¿Fue ese el caso de Nirvana?

Sé que la banda sufría esa presión en lo referente a los negocios hasta que terminamos de grabar «In Utero», pero lo cierto es que, durante la grabación, ni Kurt Cobain, ni Krist Novoselic ni Dave Grohl mencionaron nada al respecto en el estudio.

¿Qué piensa cuándo los medios se refieren a usted como un referente o con expresiones como «el Papa de la música independiente»?

Creo que ese tipo de sentencias no son importantes, no pienso mucho en ellas. Soy consciente de que he inspirado a otra gente para hacer las cosas de una manera honrada y respetuosa. Y si eso ha ocurrido, es magnífico. Pero hace mucho tiempo que decidí no prestarle atención a ese tipo de cosas.

Cuando echa la vista atrás y ve a todas las bandas y discos importantes que ha grabado, ¿siente algún tipo de orgullo y emoción?

Es cierto que en los 80 y 90 grabé muchos discos de bandas muy interesantes y de estilos diferentes. Tuve mucha suerte de estar dentro de ese círculo de músicos que hacía una música tan increíble. Pero lo cierto es que no soy una persona nostálgica. Para mí es muy raro mirar al pasado y pensar en todo lo que ha ocurrido. Creo que la nostalgia es peligrosa, especialmente si empiezas a pensar que el pasado es más importante que el futuro y limitas tu inversión de energía y emociones en el presente. Intento estar completamente concentrado en lo que tengo que hacer en cada momento, esperando que el futuro sea tan bueno como el pasado.

¿Duda alguna vez de sus capacidades como propietario de una empresa y hombre de negocios?

Soy un hombre de negocios terrible. Toda la gente que es buena en buena en los negocios suele pensar primero en el dinero y esa no es mi naturaleza. Por eso soy malo en los negocios. El estudio se ha basado siempre en sobrevivir, porque la comunidad de músicos con la que trabajamos en Electrical Audio es muy activa y nos da apoyo. Estoy muy agradecido por eso. No me considero un hombre de negocios.

¿Y no tiene contratado a nadie que le lleve esa parte?

No, qué va. La compañía entera está formada por cinco personas y todas ellas somos ingenieros de sonido que nos repartimos las otras tareas. Taylor Hales se encarga de todo lo referente a la oficina, es decir, de las nóminas, los permisos o las gestiones con el Ayuntamiento. Jon San Paolo es el responsable del mantenimiento del edificio como tal, es decir, de solucionar los problemas con el agua o la luz, por ejemplo. Greg Norman se encarga de arreglar los equipos de sonido cuando se estropean. También estamos Grégoire Yeche y yo. Todos somos responsables individuales de ciertas parcelas, aunque todos grabamos a grupos también.

¿Pero las decisiones no las toma usted?

No. Soy el responsable legal, pero todas las decisiones las tomamos en grupo, sobre todo en lo que respecta a los negocios en general y a cómo invertimos o gastamos el dinero que genera Electrical Audio.

Teniendo en cuenta que ha grabado unos 2000 discos como ingeniero de sonido [a Steve Albini no le gusta usar la palabra «productor». De hecho, prefiere no aparecer nombrado en los créditos y, si la compañía insiste, opta por «ingeniero de sonido»], ¿he de suponer que le cuesta decir que no a una banda?

Siempre me esfuerzo mucho para no tener que decir que «no» a una banda. Solo lo hago en los casos extremos en los que, por ejemplo, la banda tiene que grabar un disco en un periodo concreto de tiempo y el estudio no está disponible. O cuando un grupo quiere algo que está fuera de mis habilidades y creo que voy a hacer un mal trabajo. Por ejemplo, con la música pop convencional, aunque eso no ocurre muy a menudo. Soy un ingeniero analógico y grabó en directo, por lo que si alguien quiere hacer música digital con samples y ese tipo de cosas, no puedo ayudarle.

¿Pero le cobra lo mismo a The Ex que a Robert Plant o los Manic Street Preachers?

Sí, en gran medida. El estudio tiene publicadas sus tarifas, así que si alguien quiere alquilar el estudio, hay unos precios y eso es lo que tiene que pagar. Si alguna banda quiere alquilarlo más tiempo de lo normal y hay una compañía de por medio que paga (una operación más complicada de lo que solemos establecer con otras bandas), les digo que me hagan una oferta. Y cuando dan la primera cifra, siempre es suficiente para nosotros.

En una entrevista en ABC a Santi García, un productor español inspirado de alguna manera por su trabajo, decía que sacar su estudio adelante era «una lucha diaria» por el tema de la hipotecas y demás gastos. ¿Le costó a usted mucho sacar adelante Electrical Audio y ganarse la vida con él?

¡Oh, claro! ¡Todavía es muy difícil! Pude construir el estudio en 1995 porque el precio del edificio fue muy bajo, ya que las instalaciones no estaban muy bien. Y aunque ahora todo es mucho más caro, nuestras tarifas son, incluso, más bajas que antes. Con todo esto quiero decir que ahora mismo no habría podido montar este estudio. Empecé justo en el momento en el que fue posible hacerlo, justo cuando fue asequible para mí, e hice la mayoría del trabajo durante aquel periodo que estaba muy ocupado. Ahora el estudio está completo y no es muy caro, así que puedo sobrevivir con menos dinero. Si intentara hacer el estudio ahora, sería imposible.

[ Santi García: «La primera vez que escuché a Fugazi pensé: ‘¡Qué mierda es esto!’» ]

¿Los cinco ingenieros de sonido viven de Electrical Audio?

Sí, aunque todos hacemos otras cosas más allá del trabajo del estudio. Yo toco en Shellac y, a veces, doy clases en la universidad, entre otras muchas cosas, para sacar un poco más de dinero. Lo que gano de Electrical Audio es solo una parte de mis ingresos totales.

¿Quiere decir que no podría vivir únicamente de eso?

Podría, pero no sería una calidad de vida muy buena. Por eso tengo que hacer otras cosas, como la banda, las clases o escribir algunos artículos para revistas. Todas esas cosas que hago me dan un poco de dinero y, si las pongo todas juntas, me da suficiente para vivir bien.

¿No se agota de escuchar tantos discos nuevos y grabar a tantas bandas diferentes?

Puede ser tedioso y cansado, pero si conecto con la razón por la que una banda ha escogido nuestros estudios y con el hecho de que están emocionados con sus canciones, adquiere el valor suficiente como para que continúe. Siempre estoy buscando esas dos cosas, porque así me resulta fácil involucrarme en la grabación.

¿Alguna vez le ha grabado discos a alguien de manera gratuita?

A veces, pero de la misma manera que un chef cocina para sus amigos. Por ejemplo, voy a grabar a Uzeda en algún momento de este año, pero ni siquiera sé si tienen dinero. No creo que lo tengan, pero no me importa, les grabaré el disco igualmente. La cantante de Uzeda, Giovanna Cacciola, tiene otra banda llamada Bellini a la que he grabado en muchas ocasiones sin saber si podría pagarme… No lo sabía y no creo que siempre lo hiciera.

La entrevista se acaba con una disculpa por mi parte: «Perdona por haberte retenido tanto tiempo antes del concierto. Has sido demasiadas preguntas». «No te preocupes, sin problema», responde justo en el momento en el que entran por la puerta los miembros de The Ex. Steve Albini se despide amablemente y se acerca sigiloso por la espalda, con cara de niño cabroncete pergeñando una gamberrada, al guitarrista Terrie Hessels . Sin avisar, lo agarra por detrás y lo levanta del suelo entre risas en una especie de pelea simulada. Tras unos golpes en el hombro a modo de boxeador, ambos se funden en un abrazo, como dos viejos amigos del instituto que hace años que no se ven. La industria...

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