The Kinks, atracón de anglicidad militante

Una lujosa reedición con 174 canciones celebra el 50 aniversario del bucólico «The Kinks Are The Village Green Preservation Society»

The Kinks, en una imagen de 1968, año de publicación del disco ABC

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«Amistades perdidas, cerveza de barril, moteros, brujas encantadas y gatos voladores». En 1968, el mundo estaba en llamas y el pop empezaba a sacudirse la inocencia de encima a la espera de que Charles Manson primero y Altamont después le dieran la puntilla al verano del amor, pero todo lo que quería Ray Davies era escribir de amistades perdidas, cerveza de barril, moteros, brujas encantadas y gatos voladores, tal y como él mismo recuerda en su autobiografía «X-Ray».

A esas alturas, The Kinks, la banda que Davies había creado con su hermano Dave cinco años antes, ya era la más rabiosa y decididamente inglesa de cuantas habían salido taconeando de la Pérfida Albión, pero las cosas aún podían ir un poco más lejos. «En París estaban las revueltas estudiantiles, el alcalde Daley tenía tropas en las calles de Chicago por las protestas antibélicas durante la Convención Demócrata, y ahí estaba yo, en Inglaterra, escribiendo “Last Of The Steam Powered Trains” y “People Take Pictures Of Each Other”. El mundo estaba hecho un lío, y esa fue mi manera de reaccionar. Sentí que necesitaba mirar hacia adentro y regresar a cómo había sido Inglaterra mientras yo crecía», explicaba el propio Davies hace unos años en el libreto de la antología «Picture Book».

En realidad, a Davies no le había quedado más remedio que mirar hacia adentro y empaparse de sus propias raíces desde que en 1965, en plena british invasion, su pelea a puñetazos con un miembro del sindicato de músicos le cerró las puertas del mercado estadounidense -literalmente: The Kinks no pudieron volver a pisar suelo americano hasta finales de 1969 -, pero la presión de tener que seguir despachando himnos como «Waterloo Sunset», «Death Of A Clown», «Sunny Afternoon» o «Dedicated Follower Of Fashion» le hizo escarbar con aún mayor ahínco.

El «Sgt. Pepper’s» de Davies

De aquel replegarse sobre sí mismo y exprimir los recuerdos idealizados de su infancia surgió «The Kinks Are The Village Green Preservation Society», obra maestra en forma de bucólica y campestre opereta con la que los Davies y sus secuaces perfeccionaron hasta extremos asombrosos los diálogos entre pop resplandeciente, vodevil irónico y melodías gloriosas. «Para mí, “... Village Green Preservation Society” es la obra maestra de Ray. Es su “Sgt. Pepper’s”, lo que lo convierte en el laureado poeta pop definitivo», llegó a decir el líder de The Who, Pete Townshend. En su momento, sin embargo, pocos compartieron su opinión. De hecho, el disco fracasó estrepitosamente a nivel comercial -que su discográfica decidiese publicarlo el mismo día que el «White Album» de The Beatles tampoco debió ayudar- y no fue hasta décadas después que se convirtió en uno de los discos más celebrados de la historia del pop.

Tanto es así que ahora se puede permitir el lujo de celebrar su 50 aniversario con una desmesurada y demencial reedición de hasta once (¡once!) discos y 174 canciones que incluye versiones remasterizadas en mono y en estéreo del disco original, versiones alternativas de las grabaciones, interpretaciones para la BBC, maquetas primerizas… Un auténtico festín de anglicidad militante y campestre en el que también se incluye «Time Song», una delicia rescatada de las sesiones de «Preservation Act.1» (1973) y que bien podría funcionar como bisagra para esa reunión de los no siempre bien avenidos hermanos Davies que, al parecer, está al caer.

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