Emmanuel Carrère: «Nunca me he autocensurado, pero cada vez hay más riesgo de tener que hacerlo»

El escritor francés, premio Princesa de Asturias de las Letras 2021, uno de los galardonados que hoy pronuncie discurso en la ceremonia presidida por los Reyes en el Teatro Campoamor

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El escritor francés Emmanuel Carrère, fotografiado en Oviedo FPA/IVÁN MARTÍNEZ

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Ha sido uno de los últimos premiados en llegar a Oviedo y de los que más expectación ha generado, pues se le esperaba un poco con ansia, ya que el de las Letras es uno de los galardones más queridos y valorados de cuantos concede cada año la Fundación Princesa de Asturias . Pero Emmanuel Carrère (París, 1957), preso de una agenda tan endiablada como alguno de los argumentos de sus 'novelas de no ficción' , no pudo ni ser recibido por el tradicional grupo de gaitas cuando entró, a lo largo de la noche del jueves, en el Hotel de la Reconquista , donde se alojan todos los premiados. Su rostro, tradicionalmente cansado, ojeroso, reflejaba la premura de una agenda que hoy le llevará de un acto a otro, empezando por la rueda de prensa, siguiendo por la audiencia de los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía a los galardonados de este año y culminando con la ceremonia de entrega en el Teatro Campoamor , donde además pronunciará uno de los discursos.

Vestido con chaqueta y camisa vaquera, advertido, seguramente, del cambio de climatología que, de un día para otro, ha sufrido Oviedo, Carrère comenzó su comparecencia ante la prensa hablando sobre su último libro, ‘Yoga’ (Anagrama), con el que se quedó a las puertas del premio Goncourt en parte por la polémica surgida con su exmujer, Hélène Devynck, que le acusó de mentir en él. Una obra en la que el escritor francés confiesa su admiración por «los pocos hombres» que saben que vinieron a la tierra sólo para contemplar el cielo, como su amigo Hervé Clerc . Él, según confesó, también aspira a ser uno de esos hombres, aunque con matices, como su propia literatura. «Existe una categoría de gente que aspira a la unidad, que toda su vida sólo aspira a eso. Yo, sin embargo, soy una persona muy dividida. Ese fue un poco el tema del libro, la manera en la que podemos aspirar a esa unidad pese, y también, gracias a nuestras divisiones, que son el sino del ser humano».

Un sino que, en los últimos tiempos, concretados en años, parece derivar inexorablemente hacia lo políticamente correcto , al menos en lo que a la opinión pública se refiere. ¿Ha llegado Carrère al extremo de la autocensura? «Me parece que hasta el momento no lo he hecho... No, en ningún momento. Pero creo que, cuanto más pasa el tiempo, más se plantea el riesgo de tener que hacerlo. Es verdad que hay muchos juicios hechos por grandes escritores, por grandes pensadores, que hoy en día se condenarían. La verdad es que, hasta el momento, no me he encontrado en la situación de tener que tener cuidado. A lo mejor tiene que ver con lo que yo escribo... ‘Yoga’ es un relato autobiográfico y ahí aparecen aspectos pocos halagüeños de la experiencia humana. Quizás debería haber sido más prudente, no lo sé, no lo creo. No sabemos lo que nos deparará el futuro».

El juicio de Bataclan

Su futuro inmediato, al menos en los próximos diez meses, está vinculado al juicio por los atentados terroristas en la sala Bataclan de París, perpetrados el 13 de noviembre de 2015 por suicidas islamistas y en los que murieron 130 personas y 415 resultaron heridas. Carrère lo está cubriendo en la capital francesa y cada semana publica una crónica del proceso. «Es una actividad de dedicación plena. Es más que un proyecto, es una actividad que seguramente dará lugar a un libro, pero no tengo por qué decidirlo inmediatamente, ya veremos. Un juicio es una dramaturgia muy fuerte, algo incluso adictivo. Los cronistas judiciales, los periodistas que siguen los juicios no cambiarían su actividad por nada del mundo». Tal vez para prepararse, el francés ha vuelto a un texto clásico, ‘Eichmann en Jerusalén’ , en el que Hannah Arendt estudia las causas que propiciaron el Holocausto y del que surgió el concepto de la 'banalidad del mal' .

En 1996, Carrère cubrió el juicio contra Jean-Claude Romand , que asesinó a su mujer e hijos para preservar una falsa identidad que mantenía desde hacía años y al que el autor francés ‘retrató’ en su libro ‘El adversario’ (Anagrama). «Es muy diferente. El juicio de Romand era un juicio penal y estaban en juego unas relaciones humanas, psicológicas, entre personas que se conocían, y precisamente ese vínculo tan fuerte es lo que está detrás de esa historia tremenda. Los atentados de Bataclan están en las antípodas, porque no hay vínculo entre los asesinos y los asesinados, no sólo no se conocían, sino que los asesinados no podían ni imaginar la existencia de los asesinos. Esa es la definición de terrorismo . No hay ninguna razón, por pequeña que sea, que pueda explicar el crimen, no hablo ya de justificarlo».

Cineasta ocasional, además de escritor, mañana se presentará en la Fábrica de Armas de La Vega, en Oviedo, su última película 'En un muelle de Normandía' , que se presentó mundialmente en el Festival de Cannes y en la que Juliette Binoche comparte protagonismo con actrices no profesionales. ¿Es más fácil dirigir a los actores o enfrentarse a los personajes de un libro? «Los personajes de un libro obedecen sin rechistar, pero el tipo de libro que yo escribo tiene personajes que no suelen salir completamente de la imaginación, y surgen cuestiones bastante parecidas a cuando diriges a actores». Así las cosas, Carrère confiesa que la vuelta literaria a la ficción «no forma parte» de sus «proyectos inmediatos», aunque nada es imposible. Con respecto a la pandemia como material creativo, el francés asegura que para él «no está a la orden del día, pero está claro que es un reto para todos los que quieren hacer una representación realista del mundo y la realidad. Todavía no ha salido ninguna película, ninguna novela, ninguna obra artística, pero seguramente llegará, un acontecimiento mundial de este tipo en algún momento se representará».

Etiquetas

Hablando de representaciones, de ellas siempre cuelgan las etiquetas, las definiciones abstractas, en definitiva. A Carrère se le asocia, por ejemplo, al denominado ‘nuevo periodismo’ , ese que empezaron a perfilar Tom Wolfe y compañía y que, a base de usos y abusos, como el amor, ha terminado por desvirtuarse. «¿’Nuevo periodismo’? Sí, ¿por qué no? En Francia, y no sé si en España también, bajo el título del libro se suele poner otro título, como ‘novela’, por ejemplo. Yo llevo mucho tiempo sin poner ‘novela’. Para mí se trata de novela, ficción, no ficción, 'nuevo periodismo', autoficción... Pero prefiero no etiquetar. Son libros».

Confeso seguidor de la filosofía budista , Carrère sostiene que esta frase refleja, en su opinión, una de las verdades más importantes de la existencia: «El hombre que se cree superior, inferior o incluso igual a otro no conoce la realidad». «Es una frase que contiene una inmensa verdad. Parece que hay una jerarquía en los logros humanos, parece que es obvio, pero detrás de esa obviedad está también esa verdad». Y, siguiendo con las citas, el escritor recurre a Freud , que sostenía que una persona saludable mentalmente es aquélla que es capaz de amar y trabajar. «Es algo muy convincente y muy práctico. Freud también dice que la salud psíquica es pasar de la desdicha neurótica a la corriente, que es algo que no se puede evitar, pues forma parte de la existencia humana. La desdicha neurótica es lo que uno mismo se fabrica, y eso es lo que en principio, de forma ideal, el psicoanálisis puede abordar».

Aunque, en la realidad que habitamos, hay algo inabordable, por irresoluble, y que además nos afecta a todos. «Lo que más me indigna es el alcance increíble de la desdicha, de la desgracia, la desdicha social . Está clara la desgracia frente a la que no se puede hacer nada, como los desastres naturales, pero luego está la desgracia relacionada con la desigualdad, con la miseria económica y política. Me indigna lo mismo que a cualquier ciudadano que lee la prensa. La diferencia entre lo que uno podría remediar y lo que no».

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