FOROS
Juana de Aizpuru: «Dimití de mi cargo como directora porque no era cuestión de seguir recibiendo comentarios negativos»
A sus 89 años, la ideóloga de ARCOmadrid participó este viernes en un foro de la mano del comisario Sergio Rubira con motivo del 40(+1) aniversario de la feria
Juana Domínguez Manso (Valladolid, 1933), más conocida en el panorama nacional e internacional artístico como Juana de Aizpuru, «es uno de esos personajes fundamentales no solo para la Historia de ARCO, sino para el relato de la Historia del arte español». No solo por su llamativo cabello rojo, sino por la mochila profesional que lleva cargando a sus espaldas durante más de cuatro décadas. Así comenzaba Sergio Rubira , uno de los comisarios del espacio 40(+1) de esta edición de la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid por excelencia, el segundo foro del viernes. Bajo el rótulo de ‘Memorias I’, la galerista y el curador de arte mantuvieron una interesante a la par que nostálgica conversación -con Aizpuru y su don de palabra como protagonistas- acerca de la difícil aventura que supuso asentar los cimientos de esta gran fiesta del arte español a principios de la Transición, así como de su admirable trayectoria profesional.
Cómo comenzó la aventura
Pese a haber repetido la misma historia en innumerables ocasiones, no deja de perder la magia de escucharla. Sobre todo, si la cuenta la propia Juana de Aizpuru en persona. La también coleccionista quiso remontarse a finales de los años setenta cuando la situación de España era «especialísima» y la sociedad continuaba aún anclada en el franquismo , «al igual que lo hacía el arte». De Aizpuru se inventó ARCO de la nada. Lo imaginó, pensó y puso en marcha en el año 1982 porque nuestro país lo pedía a gritos: «Era un proyecto necesario, reclamado y que vendría a rellenar un hueco inexistente en el mundo del arte». La España de los albores de la Transición estaba deseosa de eventos internacionales.
«ARCO era un proyecto necesario a finales de los años setenta, reclamado por la sociedad española y que vendría a rellenar un hueco inexistente en el mundo del arte», explicó la ideóloga de la feria
Así, un proyecto que, en un inicio, fue rechazado por Barcelona, acabaría convirtiéndose en un referente dentro del mercado internacional del arte en la actualidad. Todo ello gracias a la persistencia y obstinación de su ideóloga: «Todo estaba en mi cabeza; veía el proyecto clarísimo». La fundadora de ARCO siempre cuenta cómo tuvo en todo momento los pies en la Tierra: «No pretendía hacer una feria de marcado carácter comercial, puesto que en España existía un esmirriado mercado del arte. No quise encaminarlo a la venta, sino a la promoción de artistas y del arte».
Si algo le sobra a Juana de Aizpuru es ese don de cautivar a todo el que la escucha, de contagiar su entusiasmo. Así fue precisamente cómo logró que Adrian Piera , presidente de Ifema por aquel entonces, terminara comprándole la idea. De manera jocosa, la vallisoletana narraba la decepción que sintió al ver las instalaciones de Ifema de 1981: «¡Qué horror! ¡Era un pabellón horrible en la Castellana! Tuve que compartir hasta despacho». Prosiguió el encuentro narrando las dificultades a las que tuvo que enfrentarse a lo largo de todo el proceso como, por ejemplo, la no existencia de infraestructuras de transporte o montaje.
Empujada a dimitir
La parte más difícil vino cuando Juana de Aizpuru se puso manos a la obra en búsqueda de galerías internacionales que quisieran montar sus estands en ARCO . La ponente manifestó que le dieron con «la puerta en las narices muchas veces», pero que fue a raíz de establecer contactos en la Feria de Arte Contemporáneo de Colonia (Alemania) que empezó su gran relación con el arte germano y consiguió adeptos para ARCO: «Tenía que invitar a esa gente sí o sí», recordaba.
El comisario Sergio Rubira interrumpió casi al final de la ponencia de Juana de Aizpuru para abrir otro debate: ARCO fue la primera feria de arte que introdujo actividades culturales en su programa. «Yo hacía pocas, pero muy relevantes», cuenta la fundadora de la feria, «De hecho, creo que hoy día ARCO tiene demasiadas actividades culturales . A mi modo de ver, es mucho». Y es que cada año, invitaba a una decena o más de reputados comisarios de arte a hablar de sus proyectos. «El primer año fue fácil. Lo difícil fue encontrar figuras interesantes los siguientes», relató ayer. Las anécdotas se sucedieron de manera fluida a lo largo de todo el encuentro gracias a la naturalidad de la galerista. «Me acuerdo de la vez que viajé personalmente a Los Ángeles para traer a un galerista. Sabía perfectamente que con una cartita por muy convincente que fuera no iba a conseguirlo, así que fui a por él. Y vino, ¡vaya si vino!», recordó De Aizpuru.
Rubira y De Aizpuru concluyeron el foro conmemorativo de esta 40(+1) edición no sin antes contar el por qué abandonó su cargo como directora de ARCO apenas cinco años después de su puesta en marcha. La galerista nunca quiso ser directora de la feria eternamente, pero sí hacerlo hasta la consolidación de esta en el panorama artístico. Sin embargo, fueron muchos quienes, recelosos del éxito y la fama de Aizpuru, pidieron su destitución del cargo. Tal y como relató en el foro: «Dimití porque no era cuestión se seguir recibiendo comentarios negativos», relató, «soy muy enemiga de la escandalera y menos en los medios de comunicación». Curiosamente, su sucesora en el cargo, Rosina Gómez-Baeza , será la protagonista hoy sábado del 'Foro Memorias II' de ARCO.
Un colofón perfecto para el discurso de la que ha sido y continúa siendo el hada madrina de ARCO . Una mujer que, a sus 89 años, sigue dando guerra en el mundo del arte y haciendo siempre, según ella misma, «lo que le da gana».
