El selfie que Aloma Rodríguez dedica a ABC Cultural
El selfie que Aloma Rodríguez dedica a ABC Cultural - A. R.
Darán Que Hablar

Aloma Rodríguez: «No pienso en escribir como algo a lo que dedicarme, lo hago»

«Los idiotas prefieren la montaña» (Xordica) es el cuarto libro de esta joven autora, que fue «feliz» cuando descubrió que podía escribir y que ahora está inmersa en un «quimérico» proyecto a cuatro manos

Madrid Actualizado: Guardar
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¿Cuáles son sus intereses como escritora?

No tengo unos intereses predeterminados claros, creo que si lo supiera no escribiría, como dice la cita de Marguerite Duras («Escribo para saber lo que escribiría si escribiera»). Creo que la escritura tiene mucho de investigación, de análisis y de aprendizaje. Trato de describir la realidad para intentar establecer una conversación, un diálogo.

¿Y como lectora?

Me interesa casi todo, al menos cuando leo por placer. Cuando leo pensando en lo que quiero escribir, mis intereses varían y dependen del momento. Pero cuando leo lo que busco es que me conmuevan, me emocionen, me hagan reír, llorar, enamorarme; es decir, vivir otras vidas e iluminar aspectos de la realidad.

¿Sobre qué temas suele escribir?

Creo que mi tema hasta el momento es el aprendizaje: casi todos mis libros pueden leerse como relatos de aprendizaje.

Escribo de cosas que me obsesionan: la muerte de un amigo, el distanciamiento repentino de otra, el comienzo del amor. Eso me lleva a escribir en el fondo de lo que se ha escrito casi siempre: las relaciones humanas.

¿Dónde ha publicado hasta el momento?

He publicado mis cuatro libros en Xordica. Solo he sido puntualmente infiel en algunas antologías: «Última temporada» (Lengua de trapo, 2013), «Bajo treinta» (Salto de página, 2013) y «Hablarán de nosotras» (Libros del Gato Negro, 2016).

¿Con cuáles de sus «criaturas» se queda?

Soy la segunda de cinco hermanos y mi madre siempre dice que se quiere a todos los hijos igual. Mi padre, que a cada uno de la manera en que cree que necesita que le quieran. Tengo cariño a todos mis libros, pero si tuviera que elegir uno, en el que me reconozco más es en el último, «Los idiotas prefieren la montaña» (Xordica).

Supo que se dedicaría a esto desde el momento en que…

Nunca lo he sabido. No pienso en escribir como algo a lo que dedicarme, lo hago. No sabía que quería escribir porque en mi familia ya había dos escritores (mi padre y mi hermano mayor) y creía que yo tenía que elegir otra cosa. Descubrir que podía escribir me hizo feliz. La primera vez que dije en voz alta que era escritora fue en clase de italiano. Félix Romeo fue de las primeras personas que me dijo que era escritora y me sentí como si me hubieran hecho caballera de la tabla redonda.

¿Cómo se mueve en redes sociales?

Tengo una relación de amor odio: me divierten y al mismo tiempo me parecen terriblemente peligrosas para alguien tan tendente a la procrastinación como yo.

¿Qué perfiles tiene?

Twitter (hasta hace dos años tenía incluso una cuenta con seudónimo), Facebook, Instagram, Vine y Tumblr.

¿Cuenta con un blog personal?

Sí. Tengo un blog, que actualizo menos de lo que me gustaría. Tengo varios en Tumblr, pero mi favorito es escritorarubia.tumblr.com

¿Qué otras actividades relacionadas con la literatura practica?

He sido correctora, librera, he trabajado en la Feria del libro y en la editorial en la que publico. Traduzco del francés y escribo reseñas en «Letras Libres» y una columna quincenal en «Heraldo de Aragón». Además, soy la editora del segundo cuadernillo del semanal «AHORA», donde también escribo.

¿Forma parte de algún colectivo/asociación/club?

Del grupo de mi familia de WhatsApp. Por lo demás, como Groucho, nunca querría apuntarme a ninguno que me aceptara como miembro.

¿En qué está trabajando justamente ahora?

En un proyecto más bien quimérico pero que me hace mucha ilusión porque es a cuatro manos con una escritora a la que admiro. En cualquier momento, me siento a escribir mi quinto libro.

¿Cuáles son sus referentes?

No me atrevo a hablar de referentes, pero me gustan los libros de Natalia Ginzburg, Marguerite Duras, Annie Ernaux o Valérie Mréjen. También los de Édouard Levé, Patrick Modiano, Martin Amis, Ignacio Martínez de Pisón, Ismael Grasa, Cristina Grande y Félix Romeo. Disfruto con las películas de Éric Rhomer, François Truffaut, Woody Allen, Valérie Donzelli, Mia Hansen Løve O Jonás Trueba. Admiro las canciones de Vainica doble, Rafael Berrio, Christina Rosenvinge y Francisco Nixon. Soy fan de «Girls», la serie de Lena Dunham, de «Curb Your Enthusiasm», de Larry David, de «¿Qué fue de Jorge Sanz?», de David Trueba y de «The thick of it».

¿Y a qué otros colegas de generación (o no) destacaría?

Leo con interés y admiración a Isabel González, Isabel Bono y Elena Medel y aprendo de los libros de Daniel Gascón, que tengo la suerte de leer en primerísimas versiones (es mi hermano). Sigo a María Yuste, Aixa de la Cruz. Espero con ganas el próximo libro de Eva Puyó. Me gustan los poemas de Ana Llurba, de Alejandro Simón y de Pablo García Casado. Tengo en la mesilla de noche «Rayos», de Miqui Otero, y «Partir», de Lucía Baskaran.

¿Qué es lo que aporta de nuevo a un ámbito tan saturado como el literario?

Puede que si lo supiera, dejara de escribir. A veces me lo pregunto y aunque la respuesta sea nada, no puedo evitar seguir escribiendo.

¿Qué es lo más raro que ha tenido que hacer como escritor para sobrevivir?

He sido camarera, actriz de espectáculos infantiles, librera y he desempeñado diferentes tareas en una editorial. La respuesta más pop es que me metí dentro de una mascota de dinosaurio durante dos veranos. Pero casi todos los escritores que conozco viven o han vivido de otros trabajos, así que lo raro sería decir que solo he trabajado de escritora.

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