Cien años de los Cavia

Maruja Torres: «Resistir, aferrarnos, empecinarnos, es lo que hacemos muchas mujeres dedicadas a esta profesión»

Díscurso íntegro de la reportera española, premio Luca de Tena 2020 por su sobresaliente trayectoria periodística

Maruja Torres, premio Luca de Tena 2020, a su llegada a la entrega de los Cavia Maruja Torres

Por Maruja Torres

Señoras y señores, estimados y estimadas colegas, muy buenas noches.

Si una parte mala tiene este magnífico premio es que me impide estar mezclada en las mesas de los periodistas, preparando una crónica sobre lo que aquí ocurre. Quiero creer que sería un relato sustancioso, como no me cabe duda de que lo serán los que pergeñe la profesión, aquí presente, para sus distintos medios. Puesto que me toca, en lugar de escribir, lanzar este pequeño parlamento, déjenme que empiece por algo que una crónica nunca debe contener: gratitud hacia los anfitriones, por permitirme alcanzar algo con lo que nunca me atreví a soñar.

Este premio, y este centenario, son para mí motivo de regocijo, el primero por razones obvias, y el segundo porque la permanencia de reconocimientos tan señeros es algo muy a celebrar en momentos tan líquidos y tumultuosos como los que atraviesa el periodismo.

Una sosegada crónica y, sin embargo, tan mordaz crónica como fuera necesaria, no podría dejar de lado una característica que me parece fundamental destacar en esta velada: la concordia, ese ingrediente de la vida cotidiana que tanto necesitamos en otras esferas. Miro a mi alrededor y, llámenme ilusa o, simplemente, deduzcan que estoy muy contenta; miro a mi alrededor, digo, y sólo veo la parte buena de todos nosotros, de todas nosotras. Les aseguro que me gustaría seguir así por un largo tiempo.

Agradezco muchísimo el Luca de Tena a mi trayectoria periodística , y quiero creer que, en cierto modo, es también un premio a la supervivencia. Una trayectoria es aquello que una hace con los mimbres que le ha dado la vida; lo cual puede ser meritorio o no. Resistir, aferrarnos, empecinarnos, es lo que hacemos muchas mujeres dedicadas a esta profesión. El periodismo es una tarea hermosísima, y también, como otras cosas buenas de la vida, es algo que si no te mata te hace más fuerte. Y esa fuerza debe recibir parte del premio.

Por último, quisiera dedicar este galardón a la memoria de una gran cronista: Carmen Rico-Godoy , que fue mi compañera durante los dos años y pico en que trabajé en la redacción de «Cambio 16», entre dos de mis estancias en «El País». Carmen no sólo era grande; también era hija de otra muy grande: Josefina Carabias , periodista de la República a quien este mismo premio, que le fue concedido en 1952, permitió regresar al periodismo firmando y con reconocimiento público. A los doce, trece años, yo era una adolescente confinada en un barrio pobre de Barcelona que leía a Carabias escribiendo desde París o Washington para «El Noticiaro Universal». Y sí, me hacía sentir que para mí también iba a ser posible.

No quiero terminar sin mencionar a Catalina Luca de Tena . Me consta que le hace feliz que las mujeres seamos premiadas. Y a las periodistas de Cultura de ABC, que las quiero mucho y las respeto.

Buenas noches y buena suerte.

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