Inundaciones en Setenil

Miguel, el único policía de Setenil, y cómo sorteó la inundación para ayudar «a todo el que podía»

«Fueron treinta minutos caóticos, el agua corría por todos lados con una fuerza impresionante, podría haber sido una catástrofe», cuenta

El policía sacó en brazos a una mujer mayor de su vivienda que estaba inundándose

Miguel, hoy en las labores de limpieza del municipio. La Voz

M. Almagro

El agente Miguel lleva horas con su botas manchadas de fango e inmerso en el más absoluto caos. Desde que ayer, en torno a las cinco de la tarde y en apenas treinta minutos varias de las calles del municipio gaditano de Setenil de las Bodegas se convirtieron en un río . La gran cantidad de agua caída en tan poco tiempo y el desbordamiento del río Truje formó una tromba que recorrió con una imponente virulencia el municipio llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso.

Miguel es el único policía local del pueblo . «Sí, soy el Cuerpo de Policía aquí», dice este jueves ya algo más tranquilo. Así que debido a su cargo y también a su deber durante este caos hizo «todo lo que podía». Fue cuando «de repente» empezó a ver como llovía cada vez con más fuerza intuyó que podría haber problemas. Salió a la calle y a pie -«imposible mover el coche patrulla»- comenzó a recorrer toda la zona que parecía que estaba siendo más afectada.

Y así, en una de estas calles, se encontró a una vecina que estaba gritando. A él el agua le llegaba ya casi por las rodillas, sin embargo, no dio ni un paso atrás. «Me decía que su madre no podía salir de su casa, que le ayudara . Que parara 'esto'... ¿cómo iba a pararlo?». Así que sin dudarlo entró en la vivienda. La mujer, ya mayor, se encontraba en la planta alta y, cogiéndola en brazos, la llevó a un lugar seguro. «La fuerza del agua era impresionante, nos llevaba a los dos calle abajo».

El agua bajaba con una gran virulencia.

Y tras dejarla en casa de su hija continuó. «Iba por caminos paralelos para llegar hasta los lugares donde podía haber gente que necesitara algo. Fue impresionante pero pudo ser mucho más catastrófico. Veías a los coches bajar arrastrados empotrándose contra los muros... un verdadero peligro». Fueron los primeros minutos.

La riada se calmó afortunadamente pronto. Pero los destrozos que dejó son evidentes este miércoles en la localidad. Casas destrozadas , con estancias que han sido arrancadas de cuajo, coches siniestro total, garajes inundados y calles y paredes embarradas. «Habrá que ir limpiando todo e ir volviendo a la normalidad».

Hoy el susto ha pasado algo más y Miguel tiene clara cuál fue, es y será su función. «Mi trabajo es este. Los policías de pueblo tenemos ya la piel muy dura y sabemos que estamos para ayudar siempre que se nos necesita».

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