Unas armas «de altísima calidad», en manos de unos narcos en Sanlúcar

En un chalet de Sanlúcar, tras pasar un salón lleno de fardos de hachís, en una habitación entre sábanas y enseres tirados por el suelo, agentes de la Guardia Civil encuentran dos armas. Podría ser una intervención antidroga como muchas otras, de las que descubren escondites del hachís alijado seguramente en las cercanías del Guadalquivir, pero en esta ocasión el hallazgo de estas dos semiautomáticas municionadas y listas para ser utilizadas en cualquier momento le da otro cariz a esta investigación . Un detalle que no es casual. Además estaban en manos de dos ciudadanos franceses que, según apunta la investigación, eran los encargados de cuidar la droga de posibles robos (‘vuelcos’) entre bandas de narcotraficantes. Y para ello se armaron. Y bastante bien.

Según fuentes expertas consultadas por este periódico estas armas incautadas son fusiles semiautomáticos para tiro deportivo , muchos de ellos, copias perfeccionadas de armas militares que se utilizan también en la caza por ejemplo.

El calibre es uno adecuado a uso civil, el 223 remington , el equivalente al 5,56x45 que utilizan los ejércitos de la OTAN o incluso las policías europeas y americanas. Son por tanto fusiles de competición, es decir, de gran calidad, precisión y muy alto precio en el mercado. Esta característica indica que hayan podido ser robadas a algún cazador o deportista de tiro de gran poder adquisitivo, después revendida en el mercado negro quizá y que la estuvieran usando ahora para defenderse de esos posibles vuelcos.

Según indica la Guardia Civil, cada una de ellas tenía dos cargadores que habían pegado con cinta aislante para poder ser utilizados de manera inmediata si acababan con la primera munición.

El hallazgo de armas junto a la droga empieza a ser ya una constante . La razón, como ya se ha advertido en varias ocasiones, es el recrudecimiento de la violencia entre las bandas de traficantes que se defienden de esta forma unsas de otras para evitar perder esos fardos y tener que rendir cuentas por ello. Algo que en los ajustes de cuentas más cruentos se paga con la vida. Hay que tener claro que al igual que existe un mercado ilegal del hachís, hay otro comercio ilícito dedicado a proveer de pistolas, fusiles, ametralladoras... a estas bandas criminales.

Incluso, según han demostrado algunas investigaciones, se llegan a aprovechar los viajes a Marruecos, Europa del Este u otros lugares donde llevan la droga o los robos en viviendas o ‘guarderías’ para hacerse con ellas. También hay expertos en modificar detonadoras y ponerlas en funcionamiento , además de otras muchas opciones. En definitiva, el delito les lleva a otros delitos.