Sanitarios fallecidos con coronavirus

«Me dijo que se iba a la guerra; luego todos bajamos la guardia»

Cádiz es la provincia andaluza con más sanitarios fallecidos con coronavirus. LA VOZ reconstruye dos de sus historias

Óscar Jaime, médico fallecido con coronavirus en Jerez, y su esposa Gladis, en una imagen previa a la pandemia.

Fran M. Galbarro

Manuel. Mari Ángeles. Mariola. Óscar Jaime. Son cuatro de los nombres borrados por la pandemia del coronavirus a su paso por la provincia de Cádiz. Cuatro sanitarios que cargaron sobre sus espaldas la lucha contra el Covid-19 y que se despidieron del mundo tras contagiarse mientras desarrollaban la encomienda.

El balance de sanitarios fallecidos con coronavirus en territorio gaditano es demoledor: Cádiz, la tercera provincia andaluza con menor incidencia y con menos fallecidos (411), es, sin embargo, la que más muertes entre sanitarios suma . Cuatro profesionales, casi la mitad de la trágica lista de sanitarios andaluces de hospitales y centros de salud que han muerto (10) como consecuencia de la pandemia.

LA VOZ pone rostro a las cifras y reconstruye dos de sus historias. Este lunes se cierra noviembre, el peor mes de la pandemia para la provincia.

Manuel Rodríguez (izq), junto a otros compañeros en una imagen previa a la pandemia.

Manuel Rodríguez, 62 años. «Estaba disponible para todos»

Manuel Rodríguez era isleño, gaditano y algecireño al mismo tiempo. Una de esas personas que deja huella en cada lugar por el que pasa. Especialista en Medicina Física y Rehabilitación, aprobó el MIR en los años 80, cuando conoció a José Francisco Perea, quien hoy ayuda a LA VOZ a reconstruir la historia de su amigo, el primer médico gaditano fallecido durante la pandemia.

Ambos nacieron en San Fernando y estudiaron juntos en la Universidad de Sevilla. Años después el destino volvería a cruzar sus caminos en el Hospital Punta de Europa, en Algeciras, donde fueron uña y carne. «Retomamos la amistad y nos dimos cuenta de que éramos muy parecidos. Teníamos las mismas inquietudes», resume José Francisco.

Emprendedor, solidario y con un espíritu y valores cristianos que aplicaba en su trabajo, Manuel fue durante años director del área de Unidad de Gestión Clínica de Patología Osteoarticular del Punta de Europa. En varias ocasiones fue voluntario en países necesitados de asistencia sanitaria y en 2010 se doctoró por la Universidad de Cádiz (UCA), siendo uno de los primeros profesionales de la comarca en conseguirlo.

Manuel Rodríguez era un médico emprendedor, solidario y con un espíritu y valores cristianos que aplicaba en su día a día

Todo ello sin abandonar el Campo de Gibraltar . Manuel Rodríguez, isleño de nacimiento y casado con una sanitaria del Hospital Puerta del Mar, en Cádiz, se volcó en Algeciras, donde se ganó el cariño de todos. Mantuvo su compromiso con la comarca, abandonada por tantos y declarada como una de las zonas de difícil cobertura para el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Él se convirtió en un algecireño más, conocido y querido por todos.

Junto a José Francisco, analizó las necesidades y carencias del Campo de Gibraltar para intentar mejorar la red asistencial de la zona. Pronto pusieron en marcha la Unidad del Dolor –no había ninguna en toda la comarca–, con consulta en la Casa del Mar, un proyecto pionero desde la atención primaria. Ambos presentaron su iniciativa en países como Italia, en un viaje que José Francisco tiene guardado en la memoria.

José Francisco (izq) y Manuel Rodríguez, durante una conferencia sobre el dolor en Italia.

Siempre de la mano, juntos mostraron su compromiso sindical como delegados en distintas etapas del Sindicato Médico. «El dolor era una especialidad muy demandada y no le importaba atender a personas que llegaban sin estar citadas. Era una persona muy abierta y disponible para todos », recuerda el amigo, que mantiene presentes algunos de sus momentos más felices:«Era un gran cocinero y solía invitar a mucha gente a su piso. Un día a los informáticos del hospital, otro día llevó a los curas de Algeciras... Yo tenía un bono permanente. Y encima traía camarones o coquinas de Cádiz...»

Durante la pandemia, Manuel siguió colaborando con distintas entidades sociales y ofreció su ayuda para atender a las personas sin hogar que el Ayuntamiento de Cádiz había realojado durante el confinamiento en el antiguo CN Elcano . «Era el encargado de reconocer a los usuarios, ver cómo estaban y si tenían síntomas», recuerda José Francisco.

En esos días, con Manuel de baja laboral por un incidente, ambos se vieron abocados como tantos amigos al intercambio de mensajes. «Me cuesta respirar y creo que voy a ir al hospital» , advertía el médico en uno de ellos. Manuel quedó ingresado con coronavirus en el Puerta del Mar, donde pasó finalmente a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Allí estuvo ingresado más de un mes hasta su fallecimiento, a principios de mayo.

Óscar Jaime, junto a su familia en una imagen de archivo.

La segunda ola acabó con la vida de Óscar Jaime a sus 53 años:«Nos relajamos»

Óscar Jaime Velázquez nació en el seno de una familia humilde en Medellín (Colombia). Desde pequeño fue un «muy buen estudiante» y acabó logrando una plaza como médico domiciliario en su ciudad, donde ejerció durante 17 años. Un día de trabajo cualquiera conoció a Gladis, una colombiana que había emigrado a España pero tuvo que regresar a Medellín para cuidar a su madre. «Nos encontramos sólo 15 días después de que yo llegara. Como decimos en mi país, lo que conviene a la casa viene», recuerda Gladis al teléfono.

Pronto se casaron y su nueva esposa le propuso regresar juntos a España, donde ella tenía un hijo. Óscar Jaime aceptó y en 2018 volvió a empezar. «Buscó trabajo y lo consiguió . Le costó, pero logró la homologación. Vinimos a Jerez». Pasó por el Hospital Juan Grande, por Chipiona y por la Sierra de Cádiz. «Nos gustaba Jerez, estábamos muy contentos. Demasiado. Él tenía ganas de comprar un piso aquí, muchas ilusiones. Había empezado un máster en Urgencias y se estaba preparando para el MIR», resume su mujer.

Pero llegó la pandemia del coronavirus. Óscar Jaime, reconvertido en uno de tantos sanitarios que encadenan contratos temporales de corta duración en el SAS, llevaba parado apenas ocho días cuando le llamaron del destino más difícil: la residencia de mayores La Marquesa, en Jerez, donde se acababa de detectar uno de los brotes de coronavirus más preocupantes de la provincia. Llegó a haber 80 contagios. Gladis aún recuerda las palabras de su marido cuando le trasladó la noticia: «Me voy para la guerra».

Óscar Jaime, en la residencia de mayores La Marquesa.

El médico se volcó en el centro desde su medicalización. «Estuvo ahí desde el primer día. A diario tenía una sonrisa para los abuelos y los compañeros, pese a todo », recuerdan desde el centro residencial, donde fallecieron siete ancianos.

Óscar Jaime se incorporó durante la segunda ola al centro de salud de La Milagrosa, donde trabajó en las ambulancias de dispositivos de cuidados críticos y urgencias (DCCU). Gladis notó un cambio en esos meses en la actitud de la población: «Nos relajamos y todos los ciudadanos bajamos la guardia» .

En septiembre llegaron los síntomas, en principio leves. El médico se sometió a una PCR que acabó resultando positiva. «Recuerdo que estuvo en contacto con un paciente que entró por Urgencias y acabó dando positivo. El celador estaba asustado, pero a él le dio más igual. Siempre quedaré con la duda», recuerda Gladis.

Óscar Jaime ingresó por coronavirus en el Hospital de Jerez y a los pocos días fue trasladado a la UCI

A los tres días llegó la fiebre y la tos. Óscar Jaime y su mujer, que también había dado positivo, acudieron a Urgencias . Sólo él quedó ingresado, en principio «por precaución». Pero su estado fue a peor y Óscar fue trasladado a la UCI. Ya intubado, los pulmones empezaron a fallar. Y la agonía se alargó durante un mes.

«Nos hacían videollamadas, pero llegó un momento en el que no quería verlo. Las noches se me hacían interminables esperando la llamada que dijera que estaba mejor, pero no llegaba», narra Gladis, destrozada más de dos meses después. Óscar falleció el 15 de octubre a los 53 años. «Teníamos muchas ganas de ir de paseo a Colombia. Su hermano también había muerto por coronavirus allí hace unos meses. A una le queda un dolor en el pecho, una tristeza en el corazón muy grande . Es una situación crítica y no somos conscientes», consigue hilvanar entre lágrimas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación