SUCESOS | CRIMEN EN ALGAR

El extraño asesinato de Lele, la sociable británica que daba masajes y pilates en Algar

La Guardia Civil investiga la muerte de una mujer de 74 años cuyo cadáver fue encontrado este domingo enterrado en el jardín de su finca del Tajo del Águila

El único sospechoso del crimen, de 45 años y muy conocido en el pueblo, trabajaba para ella realizando labores de mantenimiento del chalet

Casa Lele, donde este domingo fue encontrado enterrado el cadáver de la mujer británica.

María Almagro

Nadie se puede explicar en Algar cómo ha podido suceder algo así. Quién ha sido capaz de matar a Lele y enterrar su cadáver lleno de golpes en el jardín de su casa. A menudo las historias más negras suceden allá donde nadie se lo espera. El silencio, la calma, la aparente normalidad son grandes aliados para que lo más cruel pueda pasar desapercibido. No hay ojos que vean ni oídos que escuchen cuando, encima, el espanto se esconde en mitad de un extensísimo paraje natural , apartado de todo y todos. Hasta que se descubre y la misma historia empieza a ser cada vez más real, porque todo cuadra y se demuestra que sí ha ocurrido. Y ahí mismo.

Así ha sido el crimen de Lele . Impactante. Una mujer de 74 años, británica, cuyo cadáver fue encontrado este domingo por la mañana enterrado en el jardín de su finca. Su desaparición había sido denunciada el pasado miércoles por una persona de su entorno en La Línea. No sabían nada de ella desde días antes y era todo muy extraño. Incluso tenía que haber devuelto el día 11 un coche que había alquilado pero no lo hizo.

Vivienda de Lele, situado en el Hoyo Moreno, zona de casas rurales y chalets en el Tajo del Águila.

La Guardia Civil comenzó a indagar, a buscarla, y sus gestiones les llevaron hasta Algar, este tranquilo pueblo blanco de la serranía gaditana de apenas 1.500 habitantes. Hacía unos quince años, Lesley P., conocida como Lele, y su marido, ya fallecido, habían comprado ese chalet con vistas a uno de los rincones naturales más espectaculares de la provincia de Cádiz. Un refugio soñado. Pero justo en ese lugar, los agentes que intentaban dar con ella la encontraron muerta. Enterrada y tapada con tablas y cal viva al lado de unas cañas. Cuando retiraron esos objetos, la tierra movida despertó sus sospechas y se pusieron a cavar. Y allí, no muy profundo, estaba su cuerpo que presentaba "evidentes signos de violencia". Tenían que encontrar al culpable.

Y los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil dieron muy rápido y con gran efectividad con el hasta ahora único sospechoso y detenido. Francisco Javier Becerra. De 45 años, de una familia muy conocida en Algar. "Un muchacho normal, muy bueno...", llegan a comentar sobre él algunos de sus vecinos asombrados por lo ocurrido.

Sin embargo, según ha podido saber este periódico, las respuestas que dio a los agentes sobre el paradero de Lele no fueron del todo claras. Contradictorias, trabadas. Además era la única persona que había podido tener contacto con ella desde que se había producido su desaparición. Javi, como le llaman en la localidad, era quien se encargaba de cuidar el jardín y las plantas de 'Casa Lele' , la lujosa vivienda de unos 500 metros cuadrados de Lesley. Así lo confirman numerosos vecinos quien conocían de sobra esta relación laboral. "Iba siempre que ella no estaba porque desde que murió su marido se trasladó a vivir a Estepona", cuentan.

Javier, que cuidaba de un tío enfermo, se encargaba entonces de vigilar y mantener la casa de la fallecida. Y ahí pudo estar el móvil del crimen que intentará dilucidar la investigación que se realice. Según explican algunos de los conocidos del detenido, éste se estaba dedicando a vender mobiliario y objetos de decoración de la finca. "Me dijo que la casa estaba en venta, que ya se la habían vendido a unos rumanos y que él estaba vaciándola", cuenta Antonio, uno de los compradores que tuvo. "Pero ¿usted llegó a ver o a conocer a esos rumanos?", se le pregunta. "No. Jamás los ha visto nadie". Quizá en su última visita, Lele descubrió algo que no sabía y todo acabó de manera fatal.

«Me dijo que venía el 11 pero no supe más de ella»

Una amiga, que tenía cierto contacto con la fallecida, vecina del pueblo a la que solía visitar cada vez que pasaba unos días en Algar, confirma este supuesto 'engaño'. Esta mujer llegó a saber de la asesinada poco antes de que posiblemente la mataran. "Anunció que venía el día 11 pero nunca apareció", cuenta. "Le llegué a preguntar si había vendido la casa y me contestó que ojalá". Luego habló con Javier y su respuesta fue que era un "bulo" que habían extendido para que nadie le entrara o robara en la finca.

Lele estaba muy relacionada con la gente del pueblo. La definen como una mujer "moderna" que daba masajes e incluso impartió clases de pilates y yoga en el Hogar del Pensionista. Desde que su marido falleció hace unos cuatro años se mudó a Estepona donde tenía amigos, aunque solía visitar su casa de Algar con asiduidad. Al menos una vez al mes. Sin hijos y un único hermano que reside en Reino Unido, era una señora "de muy buen carácter" cuyo fatídico final se ha dejado sentir mucho en la localidad. "La última vez que la vi fue el 1 de junio, en la plaza, en la romería, iba muy flamenca... pobre Lele... no merecía algo así".

El detenido volvía este lunes al lugar del crimen. En torno a las dos de la tarde, la comisión judicial acudía de nuevo al domicilio a realizar quizá una reconstrucción de los hechos con él presente. Se le podía ver por el jardín. Engrilletado, cabizbajo y acompañado de los agentes subía la cuesta hacia la patrulla que de nuevo le iba a llevar a los calabozos del cuartel de Arcos, donde permanece. Presumiblemente este martes declarará ante el juez por este asesinato que ha sacudido las tranquilas y silenciosas calles de Algar.

El detenido, este lunes, en el lugar de los hechos, acompañado por un agente.
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