SUCESOS

Crimen de Algar: «¡Pobre Lele, no se merecía algo así!»

La mujer británica asesinada y encontrada enterrada en su casa de la localidad serrana de Algar era una persona muy conocida en el pueblo. Sus vecinos no se creen lo ocurrido

María Almagro

María sube una de esas cuestas imposibles de Algar. Se cruza con una de las pocas vecinas que a eso de las dos de la tarde se atreve a desafiar el sofocante calor que hace. No es un día cualquiera en este tranquílisimo pueblo de la sierra gaditana. Y la misma conversación se repite en cada esquina. "¿Te has enterado ya de lo de Lele? Qué pena más grande...", "sí hija... no me lo puedo creer". Se refieren a la mujer británica de 74 años cuyo cadáver ha sido encontrado horas antes enterrado en la finca que tenía a las afueras del municipio, con vistas al Tajo del Águila. "Han detenido al Becerra...", continúan. "Es un buen muchacho... ¿qué habrá pasado?", se preguntan.

El dolor y la sorpresa se mezclan tras conocerse la fatídica noticia. "Yo no recuerdo que aquí haya pasado algo así en mi vida", cuenta Antonio. Está en la gasolinera de la entrada del pueblo y coincide con otros dos vecinos en mostrar su asombro por lo ocurrido. Él conocía a ambos. A la víctima y al supuesto agresor y único detenido, guardés de la casa de la fallecida. " Estuve con él poco antes . Me dijo: 'Lele no aparece, la están buscando y ha dejado el coche ahí'... yo creo que ese chaval no ha podido hacer algo así", dice.

Continúa hablando y da con una de las posibles claves de este caso . "Me dijo que ella había vendido la casa a unos rumanos y que tenía permiso para vender sus muebles y cosas y lo estaba haciendo. Yo mismo le compré algo (no especifica)". Sin embargo, esa autorización no está del todo clara. Nadie vio nunca a esos extranjeros que supuestamente habían comprado la finca. Una amiga de Lele lo desmiente tajante. "Hablé con ella pocos días antes de que fuera a venir y me dijo que eso no era verdad". Al parecer, en la vivienda, muy cuidada, guardaba "objetos de gran valor", comenta alguien de su entorno.

El engaño pudo desatar el desencuentro y la tragedia aunque serán los investigadores de la Guardia Civil quien pongan en pie con pruebas y no conjeturas los posibles detonantes de este terrible suceso. "Pobre Lele, no se merecía algo así. Dios sabe lo que habrá podido sufrir", lamenta Maria, a la que Lesley dio masajes y clases de pilates hace unos años como a muchas otras algareñas. "Era muy conocida, muy moderna", cuentan.

"Es un buen chico", comenta otra vecina sobre Javi, el sospechoso. "Lo vi la mañana antes de que se lo llevaran, no noté nada raro y me dijo que había visto a Lele y que le había dado el dinero de lo vendido pero que no sabía dónde estaba, que se habría marchado". Sin embargo, Lele seguía allí. Enterrada en su propia finca donde siempre soñó hacer una vida tranquila con su marido. La autopsia que se le practique determinarán las causas exactas de su muerte. "Tendrán que investigar. Lo que está claro es que ella misma no se pudo enterrar".

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