EXPERIENCIA. Boumnijel es el más veterano del Mundial. / AP
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Alí, el paciente

El meta tunecino Boumnijel es, con 40 años, el jugador más veterano en la cita alemana, su tercer Mundial

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«La edad no importa. Me conozco bien. Siempre he tenido la misma pasión y motivación por el fútbol y eso no va cambiar». Lo asegura Alí Boumnijel, el guardameta titular de Túnez que, a sus 40 años, sigue adelante contra viento y marea y presume de ser el 'abuelo' del Mundial de Alemania. En el escalafón de los más veteranos en estas grandes citas sólo le superan cuatro leyendas: otros tres porteros -el irlandés Pat Jennings, el italiano Dino Zoff y el inglés Peter Shilton- y, por supuesto, el incombustible ariete camerunés Roger Milla. «Llegar hasta aquí es un sueño de mi infancia. Ahora, sólo pienso en que Túnez mejore y supere por vez primera la fase inicial», confiesa.

Un mito en su país, con tres certámenes universales a sus espaldas. Aunque en Francia'98 no llegó a jugar, Boumnijel podría ser el padre del inglés Theo Walcott, el benjamín en Alemania con sólo 17 años. Un niño que ya ha hecho historia al ser convocado por Eriksson sin haber debutado en la 'Premier' con el Arsenal. Aunque no quiere dejarse intimidar por el recital español ante Ucrania, Boumnijel asume que mucho deben mejorar los tunecinos si quieren poner en dificultades a la selección de Luis Aragonés, el próximo lunes en Stuttgart.

«España tiene un equipo rápido y potente en todas sus líneas, que combina técnica y fuerza. Si queremos sorprenderles, hay que corregir los errores mostrados ante Arabia Saudí y ser mucho más agresivos», subraya. Feliz en la agradable concentración de Schweinfurt, a unos 150 kilómetros de Fráncfort, no deja de impresionarse con el «fenómeno de acercamiento entre los pueblos alrededor de un balón», que representa un Mundial. «Esta convergencia, esta pasión, es algo que sólo puede lograr el fútbol porque es un deporte universal», reflexiona.

Como casi todos los internacionales tunecinos, Alí Boumnijel desarrolló la mayor parte de su carrera profesional en Francia. Fiel muchos años al humilde club de Gueugnon, aterrizó en el Bastia (1997-2003) antes de su último desafío en el Rouen, hace tres temporadas. Muy apreciado por sus compañeros de equipo, seguidores y dirigentes, se coronó campeón de África con su selección en 2004. Ese éxito no le permitió, sin embargo, encontrar un nuevo reto atractivo en Francia. Tras medio año olvidado, a principios de 2005 regresó a Túnez y firmó un contrato inicial de seis meses con el Club Africain, en el que todavía continúa.

Papel de líder

Puesto a elegir, se queda con su primera experiencia mundialista. Poco antes de ser convocado, todavía jugaba con aficionados y, de pronto, se encontró en el mejor escaparate. «Fue extraordinario», recuerda sin perder jamás la humildad. En la actual selección, asume la ascendencia sobre los compañeros. «Estoy al servicio del equipo. Gracias a mi experiencia puedo ayudar a los más jóvenes. Desempeño el papel de líder y tengo que cumplir con mis obligaciones. En el día a día, mi tarea consiste, sobre todo, en comunicar, corregir y anticiparme a algunas cuestiones», detalla.

Posee un historial extraño con su combinado nacional y, por ello, paladea cada convocatoria como si fuera la última. Su pasado le invita a la prudencia. Debutó contra Costa de Marfil, en 1991, y celebró su segunda internacionalidad un lustro más tarde. Esa nueva tentativa parecía la buena. Disputó la competición preliminar al Mundial de Francia pero, tras una derrota contra Inglaterra, Henryk Kasperczak, el seleccionador de origen polaco, le condenó a la suplencia activando a Chokri el Ouaer como titular y capitán durante varios años.

Boumnijel estaba condenado al anonimato, pero le rescató el destino. Un mes antes del Mundial de Corea y Japón de 2002, El Ouaer se retiró. No soportaba más sus persistentes dolores en la espalda. Alí recuperó la titularidad y no volvió a perderla. Dejó gratos recuerdos en Francia. El Bastia le prometió un cargo en el cuerpo técnico, pero la elección de una nueva directiva paralizó las negociaciones. Apoyado por Roger Lemerre, seleccionador de Túnez que le ve muy dotado para las labores pedagógicas, estudia para ser entrenador. Si algún día pone fin a su serpenteada carrera, 'Alí el paciente' tendrá las puertas abiertas. Entrenar a los porteros de su país es el 'regalo' que le prepara la Asociación Tunecina de Fútbol.