Jan De Clerck. / LA VOZ
JAN DE CLERCK PROPIETARIO DE LA CADENA HOTELES ANDALUCES CON ENCANTO (HACE)

«Estoy ilusionado; es mi proyecto de fin de carrera»

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El empresario belga Jan De Clerk fue el responsable de que los primeros touroperadores internacionales desembarcaran en la Costa de la Luz, cuando el destino apenas estaba formado por unos cuantos hoteles y ni siquiera tenía aeropuerto. A sus 63 años, con cinco proyectos muy consolidados a su espalda -«cinco hoteles en los que se ha generado patrimonio turístico para Cádiz»-, De Clerck inicia en Algar un proyecto al que dedicará «la mayor parte de su tiempo» en los próximos meses.

-Este es su primer hotel en el interior. ¿Por qué ha elegido Algar?

-Hace alrededor de un año me llamó el alcalde para que viera sobre el terreno como era el complejo del Tajo del Águila. Cuando llegué al campamento por el sendero, vi la zona, la parcela, y ya vi el hotel... lo vi... Está aquí. Si yo fuera arquitecto lo hubiera pintado en media hora, pero no tengo esa habilidad (risas). El sitio es espectacular, con 13 kilómetros de vistas sobre la lámina de agua. También pensé en las posibilidades que puede tener el embalse para la oferta complementaria del hotel. Además, la relación con el alcalde siempre ha sido magnífica. Es una persona trabajadora, que aporta cosas. Un amigo del turismo. Le estoy muy agradecido.

-¿Qué significa este proyecto en su trayectoria, y en la de Hace?

-Este hotel me ha devuelto mucha ilusión en el trabajo. Lo considero algo así como mi trabajo de fin de carrera. En la iniciativa están implicados mis hijos y también muchos amigos, españoles y belgas. Queremos hacer un complejo especial, que sea el hotel más bonito de Andalucía y que esté situado en la Sierra de Cádiz. Un hotel cómodo, amplio, lujoso en su sencillez, no minimalista, sino sencillo y a la vez noble. Original y respetuoso al máximo con el medio ambiente. Que esté integrado en el monte... un proyecto en el que prime la calidad y el bienestar y en el que, sobre todo, todo funcione muy bien.

-¿Seguirá invirtiendo en Cádiz, o ésta es su última aventura?

-Siempre digo que invertiré si veo una oportunidad, algo que merezca la pena. Tenemos muchas opciones de sumar hoteles a la cadena cada temporada, pero no lo hacemos si no lo tenemos claro. En Algar, por ejemplo, vimos claro desde el primer momento que merecía la pena invertir. Es algo que se sabe.

-¿Y qué condiciones deben darse para que un hotel «merezca la pena» en Cádiz?

-Para mí, y esto es sólo mi opinión, tiene que darse un concepto, que es el del doble uso. Nosotros apostamos por Rota por la playa y también por la cercanía de la Base y el cliente americano... Si se levanta un hotel junto a un campo de golf, por ejemplo, debe estar complementado con otro atractivo, la playa, o los negocios. Hay que buscar dobles tipos de públicos para no depender de un sólo mercado y tener más margen de maniobra. Eso es lo que buscamos en Algar, un negocio para todo el año. Es lo que yo opino.

-¿Cómo está evolucionando el sector? ¿Hacia adónde va Cádiz?

-Creo que en tres cuatro años pasarán cosas raras. Hay muchos promotores inmobiliarios, que no conocen el sector turístico, y que están invirtiendo en hoteles sólo por necesidades fiscales. Las cadenas están creciendo muchísimo pero con negocios en régimen de arrendamiento, no en propiedad, y se está generando una sobreoferta de plazas difícil de aguantar. Los precios están cayendo y también la rentabilidad. En los próximos años habrá que ver qué hacen los propietarios de los hoteles cuando finalicen los contratos de explotación que ahora están vigentes. Puede producirse un desastre.