Un 8M en Cádiz con más distancias y menos participación marcado por el Covid

Almudena del Campo

08/03/2021
Actualizado a las 20:43h.

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La Plaza de España se ha teñido de violeta este 8 de marzo con mascarillas, lazos, pancartas y todo tipo de prendas en varias tonalidades de morado que representaban la lucha por una igualdad real entre hombres y mujeres . Este emblemático enclave, que simboliza que Cádiz es la cuna de la libertad, fue el lugar elegido por el movimiento feminista gaditano para celebrar la jornada reivindicativa del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer .

En esta ocasión, la pandemia obligó a extremar las precauciones y a organizar un acto responsable que garantizara el cumplimiento de las normas sanitarias dados los riesgo de las concentraciones. Distancias de seguridad de 1,5 metros entre personas, mascarillas, la prohibición de fumar... Toda medida era poca.

Varias integrantes de la Comisión 8M de Cádiz pintaban -momentos antes de que comenzará el acto- puntos morados sobre el suelo con pintura a la tiza para crear las distancias de seguridad exigidas entre los asistentes a la concentración . Eso sí, dejaron claro que «desaparecerá en cuanto se baldee el suelo porque se trata de pintura ecológica».

Otros miembros de la organización, con chalecos amarillos, vigilaban que en todo momento se cumplieran las medidas de seguridad. Además, Policía Local, Policía Nacional y Protección Civil controlaron a su vez que se respetaran las normas. Y así fue, no se produjo ningún incidente. Por un espacio aproximado de media hora la exigencia de la igualdad entre hombres y mujeres venció al maldito virus que ya lleva entre nosotros un año.

Música con letras alusivas a las mujeres y al feminismo hacían bailar desde sus respectivos puntos a los asistentes a esta jornada festiva y a la vez reivindicativa que ha estado marcada por las restricciones impuestas por la pandemia .

A pesar de que en otras ciudades como Madrid las concentraciones han estado prohibidas por «riesgo para la salud pública» , en el resto del país se han permitido al no esperarse una masiva afluencia de público, como era el caso de la capital del país.

Cuando pasaban varios minutos de las 17.30 horas, representantes de la comisión 8M de Cádiz se dirigieron a los asistentes desde la parte superior de las murallas de San Carlos. Comenzaron recitando un poema de la poetisa mejicana Patricia Karina Vergara y que expresa «lo diversas que somos, las opresiones que vivimos y que las mujeres tenemos aún muchas discriminaciones atravesándonos. Pero estamos aquí porque no nos van a callar ni nos van a sacar de las calles . ¡Somos imprescindibles, seguimos inivisibles!».

Dos representantes del movimiento feminista gaditano leyeron un manifiesto en el que aseguraron: «queremos un 8 de marzo diverso , donde podamos exponer las dificultades específicas de las mujeres racializadas, de las obreras, de las empobrecidas, de las que son madres y de las que no, de las mujeres con diversidad funcional, de las mujeres sin acceso a educación, de las lesbianas, bisexuales, trans, queer, entre muchísimas otras». Asimismo, recalcaron que «el feminismo interseccional que defendemos explica cómo el cruce de diferentes opresiones implica situaciones de mayor vulnerabilidad».

Hicieron referencia a la pandemia, asegurando que «ha puesto en valor cuestiones que desde el movimiento ya reivindicábamos como centrales». Así, explicaron «deseamos visibilizar todas nuestras formas de trabajo y de producir valor: el trabajo invisible de las cuidadoras que cuidan a sus familias, seres queridos y dependientes, las empleadas del hogar y las kellys . También en el ámbito sanitario, que tanta relevancia ha tenido durante la crisis que aún vivimos: las auxiliares, las médicas y las enfermeras . Nuestro trabajo mueve el mundo y sostiene la vida. Es necesario otorgarle la centralidad, la dignidad y el respeto que merece».

A juicio de este movimiento «la discriminación y explotación laboral y la brecha salarial nos afecta al conjunto de mujeres, pero en mayor medida a las mujeres sin acceso a estudios, las que provienen de contextos empobrecidos, las migrantes y racializadas, las mujeres mayores, las mujeres trans y con diversidad funcional».

Por otro lado, resaltaron las diferencias que aún existen en el ámbito laboral entre los hombres y las mujeres señalando que: «queremos que se reconozcan los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, reclamamos condiciones dignas para las migrantes y para las jornaleras, exigimos pensiones dignas para todas, ayudas y recursos para la precariedad que sufren muchas de las personas a las que esta situación ha golpeado más fuerte. Deseamos reforzar lo colectivo y lo comunitario como motor de la existencia y rechazamos todo esfuerzo por desmontar ese común: desde las empresas que expolian los recursos de todes hasta los estados que hacen políticas que nos despojan de los servicios públicos, como son la sanidad, la educación y los servicios sociales».

Mención especial tuvieron en varias ocasiones las mujeres sanitarias , fundamentales en este año tan complicado y que lo han dado todo por ayudar a las personas que han pasado por esta enfermedad y que incluso han perdido la vida.

Por otro lado, recalcaron el deseo por « acabar con todo tipo de violencia : la sexual, la laboral que supone peores remuneraciones económicas y pensiones más bajas, la homófoba y la tránsfoba, la violencia financiera que nos agobia con la deuda, la violencia racista, la violencia machista y explotadora y la violencia de las guerras y de las fronteras que deciden quién debe vivir y quién debe morir. Sufrimos violencias en nuestros cuerpos de forma cotidiana, tanto física como simbólicamente».

Bajo el grito «¡De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste!» , se despidieron de los asitentes deseando que el próximo año miles de mujeres y hombres puedan salir a la calle en este 8 de marzo.

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