Sociedad

Descendientes gaditanos de una abuela centenaria

Las familias Díaz-Ligüeri, Rovayo Díaz, Díaz Baró, Parodi Díaz y Bescós celebran el cumpleaños de Mercedes Díaz Ligüeri

Imagen del encuentro familiar celebrado hace unos días

La Voz

Las familias Díaz-Ligüeri, Rovayo Díaz, Díaz Baró, Parodi Díaz y Bescós han celebrado en tierras gallegas el cumpleaños de Mercedes Díaz Ligüeri . En torno a la centenaria tía abuela se han reunido tres generaciones de familias que han recordado y conocido su emotiva historia ya que la tía Mercedes , como la llaman en la familia, es una persona muy especial, creativa y adelantada a su época.

Los asistentes disfrutaron en una jornada que se desarrolló con motivo de su cumpleaños que fue el 6 de enero . En ese escuentro se celebró una comida familiar y también se proyectó un emotivo vídeo en el que se repasó la vida de Mercedes, enfermera, maestra y artista. Toda su familia gaditana le acompañó en un día muy agradable e inolvidable para ella que recibió el cariño y aprecio de sus sobrinos y nietos.

Uno de sus sobrinos nietos gaditanos, Luis Parodi, ha sido testigo de ese encuentro que ha reunido a varias familias para homenajearla . Parodi conoce muy bien la historia de su familia y de la centenaria tía Mercedes, hermana de su abuelo. Habla con pasión sus orígenes. «Igual que decía Machado que su infancia eran los recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde maduraba un limonero, también había limones madurando en las huertas de Galicia, cuando mi madre y mis tíos agotaban los veranos paseando de la mano de su abuelo Cipriano Díaz, que había sido barquero del bisabuelo de nuestro actual rey durante sus veranos en San Sebastián, y de su abuela, María Ligüeri, de familia inmigrante italiana». En efecto el inicio de todo está en San Sebastián. Y de ahí pasaron a Ferrol desde donde el trabajo les trajo a Cádiz. Desde entonces estas dos ciudades quedaban unidas para siempre.

Luis destaca la personalidad y aficiones de su tía Mercedes . «Fue feminista sin pretenderlo; antes de que en España las usaran para arrogarse votos, ella ya caminaba mejor sola que mal acompañada, ejercía de maestra en un colegio blanco pintado a la vera de una estrecha carretera, protegía a los niños de los curas y se trasladaba en bicicleta con motor y, más tarde, en Vespa. Sus dibujos, esparcidos a lo largo de su vida, transmiten ternura a base de colores puros y formas algodonadas con contextos a menudo pastoriles. Sus grafías son dignas de museo, por su trazo firme y perfecto. Sus poesías son tan profundas como la pregunta de un niño ingenuo maleado por los primeros avatares de la vida, y surcan a caballo entre lo infantil y lo lírico». Por si esto fuera poco, la tía Mercedes conserva además un archivo de trabajos escolares personalizados. «Su proliferación artística ha sido anónima, pero los que hemos disfrutado de ella, aún estamos boquiabiertos ; más aún, cuando es capaz todavía, a sus 100 años, de memorizar canciones, recitar poemas y seguir escribiendo los retales de una vida cuyo mosaico aún no ha acabado».

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