Tribunales

'Caso Santa María', las claves de un juicio y de una decisión

Un jurado decide este lunes si cuatro policías nacionales fueron los responsables de la muerte de una persona tras haber conocido todas las pruebas y versiones

M. Almagro

A las once y media de la mañana de este lunes los componentes del jurado popular que tendrá que dilucidar sobre el futuro de cuatro policías nacionales recibirá el objeto de veredicto de manos de la magistrada de la Sección Cuarta de la Audiencia de Cádiz. A partir de ahí y atendiendo a todo lo que han escuchado de manera muy atenta durante una semana, tendrán que decidir si estos agentes fueron o no los que provocaron la muerte de Juan Antonio Martínez cuando lo estaban reduciendo y deteniendo la madrugada del Sábado Santo de 2015 en el barrio de Santa María.

Atrás quedan más de seis años de instrucción , decenas de diligencias y pruebas practicadas y un camino que han recorrido tanto la familia del fenecido como los policías que de un día para otro y por estos hechos se vieron abocados a sentarse en un banquillo.

Los hechos, aunque se desarrollaron en apenas unos diez minutos, están llenos de matices y circunstancias que en estos días pasados las partes han puesto sobre la mesa del tribunal. La única acusación, la familia del fallecido, considera que los agentes actuaron de forma «desmesurada» y que los golpes que le dieron en la cabeza, según su versión, le provocaron la muerte. La Fiscalía, Abogacía del Estado y las defensas, sostienen que los agentes se limitaron a intentar reducir a una persona que se encontraba «fuera de sí», que les atacaba con un punzón y que nunca le dieron en una zona vital que provocara que perdiera la vida.

Los hechos

Como ya se ha expuesto y han coincidido –en su relato general– todas las partes, los hechos sucedieron durante la madrugada de Sábado Santo en el barrio de Santa María de la capital gaditana. Los agentes acudieron a la llamada de auxilio de un vecino que aseguraba que estaba siendo perseguido por otro vecino «disparatado» que iba armado con un destornillador. Al llegar las patrullas vieron a esta persona, le dieron el alto pero hizo caso omiso a sus requerimientos. Y ya al aproximarse, este hombre comenzó a abalanzarse contra ellos hiriéndoles en varias ocasiones, mientras que los agentes intentaban reducirlo con sus defensas reglamentarias propinándole golpes. Hasta que ya y una vez en el suelo Juan Antonio dejó de respirar, muriendo momentos después.

La llamada

El aviso que dio al 091 el vecino que estaba siendo «perseguido», según sus palabras, por Juan Antonio Martínez se ha convertido en una de las pruebas clave de este caso. En ella, y de manera completamente espontánea, relata en su petición de auxilio lo que va sucediendo.Incluso se llega a dejar la llamada abierta y se escucha casi toda la intervención. Desde que se encuentra a este vecino en el patio de su casa «abrazado a un pilar» y «balbuceando», hasta que lo comienza a seguir «con algo en la mano», que más tarde ve que es un punzón. Sintiéndose amenazado y que su vida y la del resto de los vecinos «podía correr peligro» alertó a la Policía.

En dos minutos llegó la primera patrulla. Posteriormete otros dos efectivos más de refuerzo. Él mismo, en esta llamada, le dice al agente de sala que manden apoyo «porque no pueden con él». Además advierte de que el fallecido le da «pinchazos» a uno de los agentes e insiste en que el riesgo es evidente. Además de escucharse esta llamada en el juicio, en su declaración trazó exactamente la misma escena de lo todo lo que relató aquel día cuando llamó al 091.

Los testigos

Durante todo el procedimiento, desde la investigación e instrucción inicial hasta el juicio, tanto defensa como acusación han presentado sus testigos. El primero y común es el panadero, este vecino que hizo la llamada de alerta. El que se ha discutido si era o no el único que pudo verlo todo. Para la defensa y la Fiscalía un testigo clave. La acusación también ha basado su defensa en otro de estos testigos. Un hombre que se despertó durante la intervención. Según sus palabras, y cuestionado por la magistrada, vio la escena tras una persiana echada. Él asegura que esto no le impidió ver con claridad que a Juan Antonio le estaban dando «una paliza». Las defensas han puesto en duda su versión debido al pasado procesal que ha tenido esta persona que llegó a estar en prisión tras ser detenido por la Policía. La acusación mantiene que no ha actuado con ninguna «animadversión». Otro vecino también declaró, aunque su testimonio solo se refiere a la parte final de lo acontecido.

El estado del fallecido

Otra de las claves de esta causa se asienta sobre el estado mental y físico de Juan Antonio. Como se ha acreditado esta persona sufría de trastorno bipolar y no se medicaba. Además tanto forenses como peritos de Toxicología han concluido que era consumidor de cannabis y, en los dos últimos meses, a niveles altos. También constan numerosos partes médicos y de ingresos hospitalarios por este motivo. La acusación plantea que su situación mental pudo llevarle a una estado de agitación pero no entiende que eso fuera determinante en la actuación policial. Las defensas consideran que sí tuvo que ver en su «actitud violenta», hablando incluso de brote psicótico. También se ha discutido sobre si días anteriores pudo tener comportamientos «extraños» según la versión aportada en algunas testificales como la de su propia compañera de piso. O que su mujer presentara en Albacete tiempo antes una denuncia por desaparición porque no sabía de su paradero y estaba preocupada «por si podía hacer algo». Si esto tuvo o no relación en su fallecimiento unido a posibles patologías previas (cardíacas, pulmonales...) es algo que también se ha expuesto en sala.

Los golpes

Al margen de todas estas circunstancias el quid de este asunto es delimitar si los golpes que recibió Juan Antonio por parte de los policías fueron lo que le causaron la muerte. Y de qué manera y con qué intención se produjeron dichos impactos. La acusación ha insistido en que fueron dos golpes mortales en la cabeza dados por los agentes lo que generó la hemorragia cerebral y posterior fallecimiento. Las defensas han recalcado que los golpes de los agentes nunca fueron a la cabeza, que fueron siempre a brazos y piernas para intentar desarmarlo y que pudo fallecer por la caída sobre un escalón -único lugar donde había sangre-, por los cabezazos que él mismo se dio contra el suelo al resistirse e intentar agredir, sumado a patologías anteriores, la sobreexcitación del momento y al alto consumo de cannabis.

Este lunes se resolverán todas estas cuestiones una vez que un jurado popular emita por fin su veredicto.

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