EL PUERTO

La unión hace la fuerza

Así viven el confinamiento los Vera Carnero, una familia numerosa de El Puerto de Santa María

El matrimonio Vera-Carnero y sus cinco hijos. LA VOZ

ANTONIO VALIMAÑA

Dos semanas lleva ya España de confinamiento debido a la crisis del coronavirus. Dos semanas eternas de Estado de Alarma que no se quedarán ahí. Un periodo de tiempo que cambiará la manera de afrontar el día a día y la concepción del mundo. O así debería ser.

Cuando todo esto acabe cada persona podrá contar cómo fue una época que nadie tenía en su mente. Mientras tocará batallar ante una tozuda realidad que afecta a todos.

Dentro de esas múltiples historias también se encuentra la de aquellas familias numerosas que tienen que salir a flote en esta delicada situación. Como es el caso de la creada por el matrimonio que componen Sebastián Vera (53 años) y Esther Carnero (46 años) junto a sus cinco hijos : Esther (15 años), Beatriz (11 años), Javier (9 años), Álvaro (7 años) y Gonzalo (5 años). Una familia quizá poco habitual en los tiempos que corren. «Siempre me hacen la pregunta del millón y me da mucha rabia: ¿Son todos tuyos? ¿Del mismo padre?», señala Esther. Y añade: «Teníamos claro que queríamos tener una familia numerosa. Hemos tenido cinco hijos pero hubiésemos tenido más».

Esther Carnero es abogada, licenciada en Derecho, pero nunca ha ejercido. Antes trabajó en el Banco Santander, pero dejó el trabajo desde la llegada de su segundo hijo hace más de diez años. Sebastián Vera es empresario y autónomo. Un ingeniero industrial que dirige su propia empresa y lleva dos semanas haciendo teletrabajo sin parar de hacer videollamadas y dar vueltas por la casa. Tiene muchos proyectos en el extranjero y es difícil estar recluido, pero la situación manda.

«Aquí, con una casa rústica en Cuatro Pinos (El Puerto de Santa María), lo tenemos complicado porque las compañías no tienen instalada la fibra óptica. Internet se colapsa, aunque es de recibo decir que se comportan bien con nosotros y nos solucionan los problemas en la medida de lo posible», asegura Esther, que a su vez es desde hace dos años la presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Cádiz (ASFANUCA) . Un cargo este último que ostenta desde que Rosario Valera terminó su periplo como cabeza visible. «Ella fue durante mucho tiempo la presidenta de una asociación que ahora es lo que es. Me dijo que era necesaria una cara nueva al frente. Y aquí estamos», afirma.

Un plan para hacer frente al virus

La familia Vera-Carnero, que antes había pasado por Granada y Valdelagrana, vive de alquiler en una casa con opción a compra. La actual es un hogar de cuatro dormitorios con un gran jardín. « En estos días de confinamiento el jardín es lo que nos da la vida , salvo los días de lluvia. En realidad tenemos suerte y somos afortunados porque ellos pueden jugar al fútbol, buscar plantas, buscar hormigas...», señala Esther.

Ellos tienen muy claro que la planificación es esencial en esta batalla. De lunes a viernes los niños tienen tareas escolares. De 9.00 a 14.00 los tres pequeños y de 9.00 a 16.30 horas (con pausa para comer) las mayores. Están en el Colegio Grazalema (ellas) y en el Colegio Guadalete (ellos). Y Esther apunta: «Nos brindan material, estamos en contacto con los profesores a través de las nuevas tecnologías, con las videollamadas. Luego, por la tarde, es el momento de hacer puzzles, disfrazarnos, ponerse las equipaciones de fútbol, pues tenemos un hijo del Cádiz CF, otro del Barça y otro del Real Madrid». Los fines de semana, obviamente, hay más tiempo para el ocio familiar.

Un ritmo diferente e inusual que ya empieza a cansar. «Ya llevamos dos semanas y se hace muy pesado porque la situación nos ha cambiado nuestra rutina. Además ahora hay más gastos, hay que extremar la higiene... Llevamos 15 días y estamos que nos subimos al techo », valora Esther.

De todos ellos, « el que mejor lo lleva es el pequeño y también el de siete años. Ellos se divierten jugando, pero también es cierto que las mayores no lo llevan tan bien. En especial mi segunda hija porque es muy aplicada y se siente extraña sin su colegio. Le han cambiado su rutina. Además, la mayor, que quiere ser médico, está en 4º de ESO y también está en un momento clave de su formación. Por otra parte, mi hijo de once años también está saturado». Historias del día a día.

Más cariño desde la distancia

Pero hay más cosas que durante estos días se llevan con resignación. « Llevamos muy mal no ver a los abuelos. Aquí además tenemos a dos personas de alto riesgo. Por un lado está mi marido, que hace tres años sufrió un cáncer y, por otra parte, mi tercer hijo tiene una enfermedad autoinmune en las articulaciones. Son personas inmunodeprimidas. Él llegó a tener fiebre en estos días y nos asustamos. De hecho llamamos a las consultas del coronavirus, pero afortunadamente no ha sido nada de eso», asegura la presidenta de ASFANUCA.

Y recalca: «Mi padre, que fue cirujano-digestivo en el Hospital Universitario de Puerto Real, llama todos los días. Mi madre está en Jerez, mi hermana, su marido y sus tres hijos viven en Madrid y ahora allí no se está pasando nada bien. Los abuelos paternos están en Granada. Al menos tenemos el teléfono y las videollamadas para saber de todos ellos. Es un gran alivio».

Pero ante las adversidades toca remar y sacar fuerza entre todos. La unión es ahora más importante que nunca. «En una familia numerosa siempre valoramos lo que tenemos. De todas formas, todo esto nos cambiará. Lo que queda claro es que un hermano es el mejor regalo que se le puede dar un hijo », apostilla Esther Carnero.

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