Teresa Romero recibe el beso de su marido, Javier Limón, el primer día que compareció ante los medios tras vencer la enfermedad
Teresa Romero recibe el beso de su marido, Javier Limón, el primer día que compareció ante los medios tras vencer la enfermedad - Afp

Teresa Romero rememora su lucha contra el ébola: «Supliqué a dos compañeros que me ayudaran a morir»

La auxiliar de enfermería explica en un artículo publicado por la revista «Enfermería Clínica» cómo se sintió durante su ingreso en el Hospital Carlos III

Madrid Actualizado: Guardar
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Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que sobrevivió al virus del ébola en España, ha rememorado los momentos más duros de la enfermedad en un artículo publicado en la revista « Enfermería Clínica»: «Mis pulmones estaban empezando a fallar, sentía que me ahogaba y me costaba respirar, era una situación de agonía. Entraron dos compañeros para aumentar el caudal de oxígeno. Les miré y les supliqué que me ayudaran a morir».

El de Romero fue el primer contagio de ébola fuera de África. Contrajo la enfermedad tras atender al segundo misionero español repatriado y fallecido en nuestro país, Manuel García Viejo.

La auxiliar de enfermería superó el virus tras 16 días en una habitación de aislamiento del Hospital Carlos III de Madrid.

La paciente recibió dos tratamientos experimentales: suero de la hermana Paciencia Melgar y de otra religiosa que había superado el virus y el antiviral Favipiravir. En ambos casos, se trata de tratamientos experimentales, aunque, en el contexto de emergencia sanitaria y ante la falta de medicamentos con eficacia probada, la OMS aprueba su uso. Respecto al antiviral, la auxiliar de enfermería tiene buenos recuerdos: «Me gustaba mucho tomarlo porque tenía buen sabor y como iba disuelto en agua y pasaba mucha sed, ansiaba el momento de tomarlo».

En el artículo recuerda lo cerca que se sintió de un fatal desenlace: «Sentía que la muerte me acechaba, un ente apoyado en mi hombro me esperaba tranquilo. Algo que no se puede explicar con palabras. Todavía hoy en día no sé cómo pude salir de ahí».

No ayudaba mucho tener presente el fallecimiento de los dos misioneros: «Era inevitable pensar en los dos pacientes con enfermedad por el virus del Ébola repatriados de África que había atendido y de su triste final. Me veo en el mismo destino, el pánico se apodera de mí, no quiero dormir, sentía que si lo hacía ya no volvería a despertar».

Respecto al día en que le comunicaron que el virus había desaparecido, Romero recuerda que lloró por su mascota Excálibur: «Yo, lejos de alegrarme por tan esperada noticia, rompo a llorar por el recuerdo de mi perro, ejecutado por las autoridades sanitarias el 8 de octubre de 2014».

El pasado mes de marzo, Teresa Romero, puso fin a 17 meses de baja tras el contagio.

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