Miembros del GERA realizan prácticas en la Cuerda Larga
Miembros del GERA realizan prácticas en la Cuerda Larga - Comunidad de Madrid

TemporalLa gran acumulación de nieve, el frío y el viento convierten la montaña en una trampa

Con buena parte de las sierras de la Península cubiertas de un soberbio manto blanco, los expertos advierten del peligro de confundir las cumbres con un parque de atracciones

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«Por favor, no subáis los que no estéis preparados.. Esto no es un juego, es muy peligroso, está todo lleno de nieve... He visto a gente con zapatillas. Dejarse de tonterías y de fotos... Ahora está recién nevado y muy bonito... Pero como hiele... El tema no es subir, es bajar; y os vais a romper la cabeza». Este pasado jueves, un miembro de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil que participaba en las labores de búsqueda de un joven que había desaparecido en las inmediaciones del monte Roldán en Cartagena, y que apareció finalmente sano y salvo, colgó un vídeo en las redes sociales que ilustra perfectamente una situación que se repite con demasiada frecuencia tras el paso de un temporal de nieve.

Atraídos por el manto blanco que cubre las sierras, miles de personas se abalanzan sobre la montaña, olvidando que esta no es un parque de atracciones y que las imprudencias se pueden pagar muy caras.

Hoy domingo hay previsión de buen tiempo en muchas zonas de montaña y el teniente del Servicio de Montaña de la Guardia Civil de Jaca Fernando Rivero está convencido de que mucha gente acudirá a la llamada de la nieve. «Lo de deslizarse con bolsas de plástico es una locura; provoca una cantidad de lesiones medulares muy serias. Incluso los trineos, con las heladas que ha habido son peligrosos porque es muy difícil controlar la velocidad y la frenada», advierte a ABC Rivero.

Turistas de montaña y «plastiqueros»

Los turistas de montaña, aquellos que acuden muy ocasionalmente a la sierra, y generalmente cuando se han producido grandes nevadas, no se alejan mucho de las carreteras de acceso ni de los parking de las estaciones de esquí. Por ello tienen una falsa percepción de que están en zonas seguras. Olvidan que en el momento que se bajan de su vehículo se encuentran en una zona de alta montaña, con los riesgos que ello conlleva.

«En los últimos años hemos tenido accidentes mortales en las inmediaciones de la estación. El dominio esquiable lo tenemos muy controlado y si detectamos una zona que, por ejemplo, presenta un riesgo de avalancha que no podemos controlar, la cerramos. Pero fuera de la estación no podemos hacer nada más que poner carteles de advertencia y cruzar los dedos para que nos hagan caso», lamenta Eduardo Valenzuela, director de Montaña de la estación de esquí de Sierra Nevada, en Granada.

La facilidad de acceso a estas zonas tiene una peligrosa contrapartida. «Como no les ha costado esfuerzo llegar, se adentran por las pistas forestales y se olvidan de que están en plena alta montaña», avisa Valenzuela.

Con él coincide el jefe del Grupo de Rescate en Altura de los Bomberos de la Comunidad de Madrid, Jaime Gaiteiro. «Dejan el coche, ven un camino, se ponen a subir y cuando se quieren dar cuenta, toca bajar que no es tan fácil como subir. Si además entra mal tiempo, ya está liada. Muchas llamadas que nos entran cuando anochece, que para nosotros es inconveniente muy serio porque no podemos usar helicóptero por la noche. No planifican, se les hace de noche y no saben donde están», apunta Gaiteiro.

Salidas sin planificar

Salir a la aventura, a ver qué nos encontramos, es un clásico de estas latitudes. «Es algo muy español. Nos pensamos que somos auto suficientes y que no necesitamos formación de montaña y mucho menos que un experto nos guíe», subraya Jorge Cruz, portavoz de la Federación Madrileña de Montañismo. «En otros países como Francia no pasa eso. La gente se forma y planifica sus salidas. Aquí somos muy inconscientes. Ni siquiera se informan del estado del manto nivoso y luego, cuando les pilla la niebla o la ventisca, vienen las hipotermias y las caídas», señala Cruz.

Jaime Gaiteiro recuerda cómo hace cuatro años, rescataron a un hombre que se perdió en la Cuerda Larga (uno de los principales cordales del Parque Nacional de Guadarrama). «Le pilló la niebla y se desorientó. Nos llamó pero no sabía dónde estaba. Estuvimos toda la noche buscándole y lo encontramos casi al amanecer en una situación límite. Dos horas más, y no lo hubiese contado. ¡El tío iba en zapatillas de deporte!».

Cuando se sale al monte, señala el teniente Rivero, conviene no pensar solo en la actividad que vamos a hacer sino también en los que podríamos necesitar ante un imprevisto. No sobra llevar encima el chaleco reflectante del coche por si tenemos que solicitar el helicóptero o nos perdemos. No pesa nada y facilita enormemente la búsqueda. Tampoco está de más un poco de comida y agua, y un Power Bank para el móvil, que el frío se come las baterías», aconseja Rivera.

Sobrestimar las propias posibilidades

Pero no solo los turistas de montaña sufren accidentes, y graves. También los montañeros calculan mal. «El 99% de los accidentes sobrevienen por no tomar precauciones», afirma el teniente Rivera. «La gente no hace una buena planificación de su salida. Sobrestiman sus posibilidades y afrontan actividades muy superiores a las que están preparados para acometer. Normalmente el montañero intenta salir por sí solo de una situación de riesgo y por eso sus rescates son mas complicados», continúa Rivero.

Tras las nevadas la sierra está soberbia. Pero también muy traicionera. «En Pirineos hemos tenido registros de 23 grados bajo cero y el frío hace que el manto nivoso evolucione menos. Después de una nevada, si hace mucho frío, se forma costra por arriba pero no se asienta», explica el delgado territorial de Aemet Aragón y coordinador del Grupo de Predicción y Vigilancia de Zaragoza, Rafael Requena. Y advierte: «Hemos tenido nieve, viento y mucho frío, que es lo peor porque forma placas de viento que son muy peligrosas al ser arrastradas encima del manto anterior pero sin un buen anclaje; pasa un esquiador, rompe la placa, y los dos se van abajo», concluye.

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