Huracán Harvey

El huracán Harvey inunda Texas y resucita el fantasma del Katrina

EE.UU. teme que nuevas lluvias disparen estas cifras: ocho muertos y 30.000 personas sin hogar

Vídeo. El huracán Harvey deja a miles de personas atrapadas en Houston y amenaza a Louisiana AFP
Manuel Erice Oronoz

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Estados Unidos contiene la respiración. El efecto de las desbordantes lluvias caídas estos días empieza a ser devastador. El temor a los vientos superiores a 200 kilómetros por hora con que el huracán Harvey hizo acto de presencia en Texas, ha sido sustituido por el miedo al impacto de su descomunal descarga de agua. Los 34 billones, con b, de litros acumulados hasta ayer, traducibles a 3,4 kilómetros cúbicos , pese a haber batido el récord en el enorme estado sureño, pueden quedarse pequeños, después de que ayer se confirmara el regreso de Harvey con más agua, que había recargado en el Golfo de México.

Ocho muertos (seis en Houston, uno en Rockport y otro en La Marque) y 30.000 personas sin hogar resumen hasta el momento el volumen de las desgracias personales, pero pueden quedarse cortas. El presidente Trump, acompañado por la Primera Dama, Melania, visitará hoy Texas, bajo la amenaza del via crucis político que supuso para George W. Bush la anterior gran tragedia, la que dejó a su paso el huracán Katrina en Nueva Orleáns y su área, y, por extensión, en todo Estados Unidos, aquel fatídico 2005.

La historia amenaza con repetirse doce años después, y de nuevo en los días finales del mes de agosto . El fantasma de una de las peores catástrofes naturales de la historia del país, con sus más de 1.800 muertos, decenas de miles de desplazados y más de 100.000 millones de dólares en daños materiales, parece haber llamado a la puerta. De momento, estamos muy lejos de las cifras del efecto Katrina, pero las imágenes de la ciudad de Houston literalmente anegada han dejado sin palabras a los estadounidenses , que observan atónitos escenas aún no olvidadas de personas en apuro encaramadas en sus tejados, a la espera de dificultosos rescates en helicóptero.

Una situación desastrosa

Los seis millones y medio de habitantes del área metropolitana y sus alrededores viven en vilo desde el pasado fin de semana, cuando las espectaculares inundaciones obligaron al rescate de dos mil de ellos. Poco a poco y con muchos esfuerzos, las fuerzas de seguridad intentaban poner a buen recaudo ayer a otros dos centenares de desafortunados que habían quedado a la intemperie.

Las autoridades han movilizado todos sus efectivos. El presidente Trump declaró el sábado zona catástrofica a Texas, que acumula muy cuantiosas pérdidas aún sin calcular. Aunque los más de 310.000 cortes eléctricos registrados hablan por sí solos. La misma declaración acogió ayer a Luisiana, la gran víctima en 2005 y que ahora también sufre la sacudida del agua, pero en menor medida que su estado vecino.

Voluntarios llegados a Houston desde Luisiana hablaban ayer de «amor recíproco», recordando que su ayuda de ahora es una forma de compensar la solidaridad texana mostrada hace doce años. El gobernador de Texas, Greg Abbot, desplegó ayer los 12.000 miembros de la Fuerza Nacional que el Gobierno Federal ha puesto a su disposición, alabanzas incluidas a la rápida actuación del presidente Trump y su equipo.

La jerarquía de damnificados sitúa en primer lugar a Houston, con 2,2 millones de habitantes (más de seis millones todo el área metropolitana), la ciudad más populosa del estado y la cuarta de Estados Unidos —solo superada por Nueva York, Los Ángeles y Chicago—. Las llamadas registradas en su teléfono público de emergencias el pasado domingo, 56.000 en apenas quince horas , constituye la mejor prueba de un arremetida sin precedentes. Un día normal, la media no supera las 8.000. Pero ayer Houston afrontaba el principio de una segunda gran prueba, que puede durar varios días.

Texas también empieza a medir su tragedia en daños materiales. El estado más rico de la Unión por su altísima producción petrolífera, que contribuye a que casi la mitad del total del país provenga del Golfo de México, contempla cómo se paraliza buena parte de su capacidad. El agua de Harvey ha provocado el cierre de numerosas refinerías, sobre todo en el sudeste del estado, y con ellas, la reducción de 2,4 millones de barriles de crudo, aproximadamente el 13% de la producción nacional. Los gestores de las compañías ya avisan del impacto que tendrá en el precio de los carburantes, que si ya es habitualmente bajo en Estados Unidos, aún lo es más en Texas.

Este es el panorama que se encontrará hoy Trump, quien aseguró que las lluvias registradas estos días en Texas «no tienen precedentes» y llamó a primar las vidas humanas. La Casa Blanca informó de que el presidente no se acercará a las zonas más castigadas, «para no interferir en las operaciones de rescate».

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