El Papa Francisco, el pasado marzo en su última imagen pública
El Papa Francisco, el pasado marzo en su última imagen pública - EFE

Benedicto XVI cumple 90 años «sereno, de buen humor y lucidísimo»

Solo ha aceptado un sencillo «festejo bávaro» el lunes

CORRESPONSAL EN EL VATICANO Actualizado: Guardar
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El Papa emérito Benedicto XVI llega este domingo a su 90 cumpleaños «sereno, tranquilo y de buen humor», según ha comentado hace unos días su secretario particular, Georg Gaenswein, a un diario italiano. El Papa Francisco le visitó el pasado miércoles para felicitarle con tranquilidad por adelantado antes de entrar en el fuerte ritmo de ceremonias de la Semana Santa.

Joseph Ratzinger espera con especial ilusión la visita de su hermano mayor Georg, sacerdote y musicólogo, con quien ha mantenido siempre una gran sintonía familiar y espiritual. Se ordenaron juntos, terminada la Segunda Guerra Mundial, y han vivido muy unidos también a su hermana María, la mayor de los tres, que acompañó a Joseph toda la vida hasta su fallecimiento en 1991.

Según el arzobispo Gaenswein, que es también jefe de la Casa Pontificia del Papa Francisco, apenas habrá casi nada especial el domingo, pero si un sencillo «festejo bávaro» el lunes, en el que participarán incluso algunos Schützen como en otras grandes ocasiones.

Será un encuentro discreto y entrañable, en la puerta de la residencia. Sus compatriotas acuden ataviados con el traje regional, interpretan música bávara le aplauden y después se intercambian abrazos y felicitaciones. El homenaje oficial de Baviera corre a cargo del primer ministro del «land», Horst Lorenz Seehofer.

El Papa emérito, que es una persona muy querida, ha recibido en las últimas semanas centenares de cartas de felicitación y muchos mensajes afectuosos a través de su secretario. También ha recibido docenas de libros, aunque la mayor parte solo los ojea.

Georg Gaenswein revela que Benedicto XVI sigue leyendo «a sus grandes maestros, los padres de la Iglesia» y también algunos diarios italianos y alemanes. Continua viendo cada día el telediario de la tarde, pero ha dejado de escribir y, prácticamente, también de tocar el piano. Según su fiel secretario, «dice que las manos ya no le obedecen como antes. O, al menos, como deberían obedecerle para tocar bien».

En cambio, continua siendo «un hombre lucidísimo», como confirman en privado las personas que le visitan cada semana. Disfruta también de una gran paz interior y sigue plenamente satisfecho de su decisión de renunciar en el 2013, sobre todo viendo la ejecutoria del Papa Francisco y el afecto que derrocha con todas las personas.

La vida en la residencia «Mater Ecclesia» es muy tranquila y centrada en ayudar al Papa emérito, que ha decidido permanecer en los Jardines Vaticanos «apartado del mundo«. Hace tres años daba la impresión de que Benedicto XVI estaba perdiendo la capacidad de caminar, incluso con el andador, pero después se ha recuperado y alterna los periodos buenos con otros de mayor dificultad para moverse.

Le acompañan en el antiguo monasterio convertido en residencia, además de su secretario personal, cuatro mujeres de Comunión y Liberación muy eficaces y discretas que se encargaban ya de la secretaría, correspondencia y trabajos domésticos en el apartamento pontificio durante la etapa de pontificado.

La herencia espiritual de Joseph Ratzinger es su libro «Jesús de Nazaret», escrito con gran dificultad aprovechando los escasos ratos libres durante los años de pontificado.

Naturalmente, la herencia intelectual y teológica es amplísima, como se nota al ver la extraordinaria magnitud que van adquiriendo los tomos de sus obras completas. Además de la ayuda del cardenal Ludwig Gerhard Müller, el Papa emérito cuenta para esa tarea con la de su antiguo portavoz, Federico Lombardi, que es ahora presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI.

Aunque permanece «apartado del mundo«, Benedicto XVI ha aceptado responder a largas entrevistas con dos biógrafos. El mejor resultado es el libro-entrevista con su viejo amigo bávaro Peter Seewald titulado «Últimas conversaciones». Es la primera vez que un Papa cuenta desde dentro, su pontificado, su renuncia y la excelente relación con su sucesor.

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