Benedicto XVI con su sucesor el Papa Francisco
Benedicto XVI con su sucesor el Papa Francisco

Benedicto XVI: «La elección de Bergoglio fue una gran sorpresa»

Confiesa que «inicialmente me inquieté, pero cuando vi cómo hablaba me sentí contento y feliz»

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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En un libro-entrevista que sale a la calle este viernes, Benedicto XVI confiesa que la elección de Jorge Bergoglio para sucederle «fue una gran sorpresa. No pensaba que figurase en el grupo estrecho de candidatos».

Con toda sencillez, el Papa emérito revela que «inicialmente me inquieté al escuchar el nombre. Pero cuando vi cómo hablaba por una parte con Dios y por otra con los hombres, me sentí verdaderamente contento y feliz».

Las 240 páginas de «Últimas conversaciones», que se publica simultáneamente en numerosos países, respiran libertad. Benedicto XVI habla con sencillez con su viejo amigo el periodista alemán Peter Seewald, autor de los tres libros- entrevista que reflejaban su biografía vital e intelectual: «La sal de la tierra» (1996), «Dios y el mundo» (2000), y «Luz del mundo» (2010).

Benedicto XVI cuenta que «no me impresionó en lo más mínimo que mi sucesor no utilizase la muceta roja. Lo que me conmovió, en cambio, es que antes de salir al balcón me llamase por teléfono (a Castel Gandolfo) pero no me localizó porque estábamos delante del televisor».

También le conmovieron, en aquellos primeros instantes, «el modo en que rezó por mí, el momento de recogimiento, y la cordialidad con que saludaba a las personas. Tanto, que la chispa (de afecto) saltó inmediatamente».

«Tiene energía»

El Papa emérito reconoce que «cada uno tiene su propio carisma. Francisco es el hombre de la reforma práctica. Ha sido arzobispo mucho tiempo y conoce el oficio. Fue también superior de los jesuitas (de Argentina) y tiene la energía para abordar acciones de carácter organizativo».

Con humildad, Benedicto XVI añade: «Yo sabía que este no era mi punto fuerte. Un punto débil mío es quizá ser poco resuelto en el gobernar y tomar decisiones. En ese punto, en realidad, soy más bien un profesor, que reflexiona y medita sobre las cuestiones espirituales. El gobierno práctico no es mi punto fuerte, y esto es ciertamente una debilidad».

En cualquier caso, el Papa emérito no está descontento de su pontificado pues «no me veo como un fracasado. He desempeñado mi servicio durante ocho años. Hubo momentos difíciles, como el escándalo de la pederastia, el caso Williamson, o el escándalo Vatileaks, pero en general fue un periodo en que muchas personas encontraron nuevos caminos hacia la fe».

Tuvo un «gran amor»

En esos años, Benedicto desmontó «un pequeño grupo de cuatro, quizá cinco personas» homosexuales que formaban un «lobby» de apoyo mutuo. No le otorga demasiada importancia: «Lo disolvimos. ¿Se formarán otros? No lo sé. En todo caso, en el Vaticano ciertamente no proliferan casos similares».

Aunque no aparece en el libro, Peter Seewald ha revelado en una entrevista al semanario alemán «Die Zeit» que Benedicto XVI —como otros papas—, tuvo un «gran amor» de juventud «que le causó muchos tormentos interiores. Uno de sus compañeros de universidad me ha contado que Joseph Ratzinger impresionaba a las compañeras y viceversa. Decidirse por el celibato no fue fácil para él».

El tono de «Últimas conversaciones» es sencillo y realista. El Papa emérito cumplirá 90 años en abril de 2017. A su edad, sigue recibiendo visitas, lee mucho y prepara cuidadosamente las breves homilías de los domingos, «pero ya no sería capaz de escribir. Detrás de la escritura hay un trabajo metódico, y eso me resultaría ahora demasiado fatigoso».

En todo caso, está contento, sereno y no tiene miedo a la muerte, pues la ve como un encuentro con Dios después de toda una vida a su servicio.

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