Kim Kardashian junto a su marido Kanye West
Kim Kardashian junto a su marido Kanye West - REUTERS

El cofre de las Kardashian, víctima de un violento atraco y de su propio exhibicionismo

La celebritie había mostrado días antes, en las redes sociales, las joyas robadas en París

Corresponsal en Los Ángeles Actualizado: Guardar
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Hace unos meses, Kim Kardashian (35 años) declaraba en una entrevista concedida a esta periodista que «una mujer siempre aprende de sus errores»; también, que «trato de vivir mi vida siendo amable»; y además, «me siento orgullosa de lo que he conseguido». Seguramente estas frases, que más bien parecían eslóganes, a día de hoy no se le habría ocurrido pronunciarlas.

La madrugada del pasado martes, la reina de los realities norteamericanos, la mujer más famosa del momento, fue asaltada en la intimidad de su apartamento de la residencia parisina No Adress, en el Hotel des Portès: los cacos, enmascarados, armados y nada sutiles, la amordazaron e inmovilizaron en el cuarto de baño antes de llevarse un sustancioso botín de diez millones de euros en joyas y efectivo: entre otras piezas, su anillo de compromiso, con un impresionante diamante valorado en cuatro millones de euros.

La noticia ha cautivado a los medios de todo el planeta y, más allá de las paupérrimas medidas de seguridad que protegían tan cuantioso botín, se pregunta: ¿qué contiene el cofre de la Kardashian cuando viaja?

Hasta la fecha, a Kim jamás le había dado pudor pavonearse en las redes sociales. Lo cierto es que la esposa del lenguaraz rapero Kanye West había lanzado a los cacos un suculento anzuelo: días antes se dedicó a subir a su cuenta de Instagram imágenes del anillo, así como unos brazaletes de oro y un paladar con brillantes. Pero lo que realmente le preocupa es la pérdida de sus dos teléfonos móviles con su agenda, así como fotos y vídeos privados. A estas alturas, se han disparado los rumores sobre un chantaje al célebre clan. Si los ladrones son tan sofisticados, como asegura una desbordada y atónita Policía parisina, es posible que los dos móviles sean utilizados para conseguir más dinero.

Kim, famosa entre las famosas gracias al éxito de su reality y a su tenaz campaña de autobombo, ha publicado un libro con sus selfies y ha desnudado su rotunda anatomía en varias revistas y en las redes sociales. Sin embargo, hoy se siente vulnerable. El jueves fue el primer día que pisó la calle desde que aterrizara en Nueva York, horas después del asalto. En su caso, todo un récord de permanencia.

El clan, en silencio

En ese afán de exhibicionismo no ha estado sola. Las Kardashian (además de Kim, Kylie, Khloé, Kendall y Kourtney, con la matriarca Kris a la cabeza) han cosechado un irresistible éxito a base de ostentación y vanidad. Pero les ha llegado la hora de replantearse el futuro. Desde el pasado lunes, todas guardan silencio en las redes sociales. Muchos se preguntan si esto durará indefinidamente y cómo repercutirá en sus ingresos.

Lo más probable es que Kim jamás recupere sus joyas, puede que ya estén pulidas y vendidas en Antwerp (Bélgica), epicentro del mercado negro de diamantes. Además de pagar un alto precio por su exhibicionismo, podría no recibir ni un solo euro del seguro. Aunque la mayoría de las grandes piezas de joyería están aseguradas, hay múltiples condiciones en las pólizas que podría haberse saltado a la torera. Su admirada Elizabeth Taylor, por ejemplo, tenía asegurado el célebre collar con la perla Peregrina, aunque no podía lucirlo más de treinta días al año y, cuando lo hacía, debía llevar escolta a su alrededor. Asumiendo que Kim estuviera asegurada, el hecho de que su guardaespaldas hubiera salido esa noche con sus hermanas Kendall y Kourtney puede ser un factor para no recibir absolutamente nada. Precisamente Pascal Duvier, el hombre encargado de la seguridad de Kim, es el otro gran damnificado de la historia. Aquella noche se fue de fiesta y los ladrones lo sabían. Al igual que su jefa, Duvier ha sido demasiado activo en las redes sociales y continuamente contaba dónde se encontraba. Aún sigue trabajando para la familia, pero ahora se muerde la lengua. Al igual que Kim, quien por fin se ha caído del guindo.

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