El fotógrafo James Nachtwey, premio Princesa de Asturias de Comunicación 2016
El fotógrafo James Nachtwey, premio Princesa de Asturias de Comunicación 2016 - EFE

James Nachtwey: «El trabajo de la prensa consiste en cuestionar el poder político»

El fotógrafo de guerra estadounidense recibirá el viernes en Oviedo el premio Princesa de Asturias de Comunicación por su labor «como lúcido testigo del sufrimiento humano»

OVIEDO Actualizado: Guardar
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Los movimientos de James Nachtwey (Siracusa, Nueva York, 1948) son lentos y parsimoniosos. Observándole, nadie diría que, cámara en mano, se ha jugado la vida en conflictos en todo el mundo. Aunque, quizás, esa aparente calma le haya permitido captar, por un margen de segundos, instantáneas que nadie más pudo tomar, en lugares ajenos al vulgar ojo de lo cotidiano. Tras ser recibido, en la tarde del martes, como un héroe por sus compañeros gráficos, esta mañana el fotógrafo, premio Princesa de Asturias de Comunicación 2016, ha ofrecido una distendida rueda de prensa. Apenas quince minutos le han bastado para dar unas cuantas, y valiosas, lecciones sobre periodismo y humanidad.

«En realidad, no tengo ningún tipo de relación directa con el poder político.

Trabajo en los márgenes. El trabajo de la prensa consiste en cuestionar el poder político», ha respondido, tras una larga pausa previa, al ser cuestionado sobre su relación con los más poderosos. «A menudo, los sujetos políticos evitan que la prensa pueda hacer su trabajo, y eso supone el reconocimiento de que no respondemos ante ellos».

El fotógrafo fotografiado
El fotógrafo fotografiado - EFE

La reflexión de Nachtwey llegaba apenas dos minutos antes de que dispararan la pregunta incómoda, sobre el polémico reportaje que, en 2011, realizó para «Vogue» sobre Bashar al-Ásad y su familia en Damasco. «En realidad fue un retrato, no un reportaje -puntualizó el fotógrafo-. Me hicieron ese encargo muchos meses antes de que estallara el conflicto en Siria y el artículo también se escribió antes, así que no tiene relación. Para mí, fue una manera de entrar y verlo desde dentro». Asunto zanjado.

Los refugiados y Goya

Centrando el objetivo en uno de los temas que en la actualidad más preocupan a la comunidad internacional, Nachtwey tiene claro que «va a haber una nueva oleada de refugiados», si bien su próximo trabajo no reflejará ese drama. «Si hay gente que no quiere ver ciertas imágenes, tendrá que preguntarse por qué no quieren saber. Evidentemente, causa dolor ver lo que pasa en el mundo, pero si no lo vemos, si no nos enfrentamos a los problemas que hay en el mundo, no podremos solucionarlos». Por eso es importante su labor, como fotógrafo, último testigo de «tragedias» cuya solución depende, en parte, de que la información sea divulgada. «La fotografía ocupa un lugar concreto dentro de la matriz de información, No hay una sola persona que pueda cambiar el mundo sin ayuda de los demás. El cambio nunca va a pasar tan rápido como nos gustaría, y sin el trabajo y el esfuerzo de los periodistas no pasará nunca».

«Causa dolor ver lo que pasa en el mundo, pero si no lo vemos, si no nos enfrentamos a los problemas que hay en el mundo, no podremos solucionarlos»
James Nachtwey

Por eso es tan importante «que exista una relación de confianza entre el periodista y el editor». James Nachtwey lleva trabajando para la prestigiosa revista «Time» desde 1980 y reconoce que ha sido «un afortunado». «Necesito saber que las personas a las que envío mis fotos tienen un interés genuino en mi trabajo. 'Time' me envía a distintos rincones del mundo y no me da ningún tipo de instrucción, quiere mi perspectiva. Se tienen que fiar de mí». ¿Y de dónde procede la pasión que siente Nachtwey por lo que hace, cuándo empezó todo? La respuesta, pese a ser conocida, es llamativa: Goya. «Al acabar la universidad viene a Eapaña y fui al Museo del Prado. Me sentí profundamente impresionado con cómo Goya había representado la guerra, con esa sensación de testimonio». De hecho, el maestro de Fuendetodos «es el patriarca de la fotografía de guerra, al enfrentarme a su obra decidí convertirme en fotógrafo de guerra». Y, sin tiempo para más, James Nachtwey salió, con esa apresurada parsimonia, hacia Pola de Siero. Allí le esperaban medio centenar de colegas de profesión con los que compartió sus últimas experiencias profesionales y mantuvo un diálogo abierto, que en realidad nunca termina.

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