Jóvenes usando el teléfono móvil Fotolia

«La tecnoadicción está afectando compulsivamente a las nuevas generaciones»

El Observatorio de Contenidos Televisivos Audiovisuales reclama que el uso de las pantallas en la infancia sea regulado

Madrid Actualizado: Guardar
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Muchos menores juegan con móviles y tablets incluso antes de cumplir los tres años. Entonces, ¿hace falta educar a los jóvenes en las nuevas tecnologías? Para el Observatorio de Contenidos Televisivos Audiovisuales (OCTA) la respuesta es clara: sí, y no solo a los jóvenes, sino a toda la sociedad. Con unas consecuencias aún desconocidas en áreas como la neuropsicología, padres e hijos comparten ya la adicción a las pantallas: nadie está haciendo buen uso de ellas.

Así se desprende de las jornadas «Las reglas del juego: infancia, adolescencia y pantallas» organizadas esta semana por el OCTA (una plataforma de cincuenta organizaciones de consumidores, padres y sindicatos) en el Congreso de los Diputados. La plataforma reconoce que, usadas de forma responsable, las nuevas tecnologías tienen facetas positivas como la comunicación o el acceso a información, pero también tiene efectos negativos.

«La tecnoadicción es una nueva realidad que afecta compulsivamente a las nuevas generaciones», asegura el Observatorio. Por ello, reclama que el uso de las pantallas en la infancia y adolescencia quede regulado en el Pacto Educativo. Y no sólo a nivel técnico, sino también a nivel moral, ético o físico. Entre otros puntos, piden que, ante los avances de la neurociencia, se informe a todos los educadores de los beneficios y riesgos de su uso.

Ser nativo digital no implica nacer sabiendo

«Los chicos reconocen que pasan mucho tiempo con ellas y que incluso pierden amigos, pero también dicen que sus padres están enganchados», explicó Ana Echenique, representante del OCTA.

Para la profesora Estefanía Jiménez, «es una falacia decir que los nativos digitales saben más de internet». En un estudio llevado a cabo por su departamento, comprobaron que la mitad de los jóvenes a los que les pidieron funciones básicas de internet como bloquear publicidad, borrar el historial de navegación o bloquear contactos indeseados, no supieron hacerlo. «Una cosa es la intuición, y otra las habilidades reales», defendió en las jornadas.

Por ello, el Observatorio pide que las actividades relacionadas con la «educomunicación» o con la alfabetización mediática e informacional, sean coordinadas a través de la colaboración entre la administración pública y las organizaciones de la sociedad civil. Un uso responsable, crítico y educativo de las nuevas tecnologías «recae no solo en la familia, la escuela, el trabajo y la calle, sino también en los productores de contenidos y, en general, en toda la sociedad», destacó Valentí Gómez, portavoz del OCTA.

Efectos nocivos

Los efectos nocivos del uso excesivo de las pantallas son evidentes para el neuropsicólogo Ignacio Calderón, quien ha pasado de ver un caso de tecnoadicción en su consulta cada tres meses, a recibir uno cada 15 días. «Las adiciones se están disparando», aseguró. Muchos de los casos que le llegan «pasan desapercibidos», ya que acuden a su consulta bajo otros pretextos. Sin embargo, «el mayor problema estadístico es el déficit de atención». Diez minutos frente a la televisión provocan una desconexión en áreas del sistema nervioso equivalentes a las de caer en un estado de hipnosis. Y la luz azul de los dispositivos móviles, es aún peor, alertó, a la que se suma el uso de determinadas aplicaciones.

«Youtube es uno de los agentes más dañinos para la atención», aseguró el neuropsicólogo. Pese a ser normalmente vídeos de no más de tres minutos, el experto explicó que cada vez menos niños son capaces de ver el vídeo entero. Pronto saltan al siguiente. Algo que, además, «genera un estilo de afrontar la información».

A las vista de estos resultados, el OCTA pide que las pantallas audiovisuales indiquen siempre cuál es el tiempo sostenible, saludable e idóneo para cada uso, y así favorecer la implementación de los procesos cognitivos que, dadas sus propias características, afectan al cerebro de las personas y a toda la sociedad.

Por ultimo, el experto destacó que también se ha observado que genera una conducta agresiva. «Cuando se les dice a los menores que dejen la pantalla, la respuesta de agresividad es mucho más alta que con cualquier otra cosa», dijo Calderón. En su opinión también acaba creando una visión distorsionada de la realidad. En este sentido, el experto explicó cómo el fácil acceso al porno en internet le ha llevado a dar con casos de jóvenes que creen que lo normal es exigir felaciones a otras menores. «La sexualidad de los jóvenes está cambiando porque creen que lo que ven es lo normal».

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