Tafalla intenta sobreponerse a la riada con toneladas de solidaridad

Vecinos de toda la localidad se afanan en ayudar a los más afectados

Vecinos de Tafalla rescatan sus pertenencias tras la riada Pablo Ojer | Vídeo: ATLAS

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«No, yo vivo tres calles más arriba» o «No es mi casa, pero como si lo fuera» son algunas de las frases escuchadas esta mañana en la localidad navarra de Tafalla entre la multitud de vecinos que, fregona en mano, llevan desde la pasada noche tratando de ayudar a minimizar los cuantiosos daños producidos por la tormenta que ayer dejó cerca de 100 litros de lluvia y 46 sólo en media hora.

Caminar por la calle Martínez de Espronceda era lo más parecido a una película de terror. Coches superpuestos unos sobre otros, muebles, enseres, escombros cubiertos de barro en la acera y todas las tiendas reventadas por el agua que llegó a alcanzar los 2 metros de altura. Es lo más parecido a un paisaje catastrófico.

Unos ponían las fregonas, otros los escobones, muchos los cubos y todos la solidaridad, buena parte de los 10.000 habitantes de Tafalla se han propuesto arreglar lo más posible la localidad, para olvidar cuanto antes una noche infernal. Porque la mayoría de ellos no han pegado ojo en toda la noche. « Desde las cuatro de la mañana llevamos achicando agua de los garajes », afirma el operario de una empresa de desciegues.

Y por supuesto, decenas de agentes policiales de todos los cuerpos, Policía Municipal, Policía Foral y Guardia Civil se han esmerado en ayudar lo máximo posible a los vecinos. Y también en las labores de limpieza.

Todo sucedió de repente. En tan solo media hora cayeron 46 litros de agua por metro cuadrado y alrededor de 100 en toda la tarde. Pero el río no aguantó tanta lluvia y reventó . La caída de varios muros ayudó a que el agua se desbordara con mayor intensidad y en todas las calles que rodean el río Cidacos se vieron invadidos por una corriente de agua que nadie se acostumbra a ver.

Coches y edificios

«No sé dónde tengo el coche. Pero casi prefiero no saberlo», reconoce un vecino que había aparcado cerca del cauce del río. Para hacerse una idea, el Cidacos tenía a primera hora de la tarde una altura de 11 centímetros. Sí, 0,11 metros. A primera hora de la noche, alcanzaba los 3,71 metros . Decenas de coches se vieron arrastrados por la corriente. Incluso alguno se quedó en el cauce del río.

Pablo Ojer

«Podemos estar contentos de que no hayan pasado cosas más graves porque a esa había mucha gente en la calle». Eran las ocho de la tarde cuando el río reventó. «Había mucha gente en el puente viendo el agua. Hasta que comenzamos a notar que nos llegaba a los pies. Después a los tobillos . Y ya optamos por irnos».

Los tafalleses pudieron huir de la riada. Las casas, edificios y coches no pudieron y los daños son muy importantes. No solo los coches. Un edificio de la calle Martínez de Espronceda fue desalojado y sus vecinos todavía no han podido regresar… ni parece que regresarán. «Se hizo un boquete en los cimientos que dan a la parte del río y nos hicieron desalojar de inmediato. No tengo más que esta ropa », afirmaba con pena un vecino.

Pero siempre hay que buscar el lado positivo, y pocas veces se ha visto en Tafalla tanta gente trabajar mano a mano. Basta con darse una vuelta por la Plaza de los Fueros, centro neurálgico de la localidad que, por poco, no se vio afectada por el agua y se observa a decenas de personas, en cuadrillas, en corrillos de amigos, que se toman un respiro con toda la ropa enfangada de barro. Es mucha suciedad. Pero también es mucha solidaridad, ayuda y hermandad.

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