El Sínodo de la Amazonia comienza bajo el fuego cruzado de intereses económicos y políticos

El Papa abre el estudio más detallado sobre el «pulmón del planeta» este domingo en Roma

El Papa Francisco durante su visita a Puerto Maldonado EFE
Juan Vicente Boo

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Por si a la Amazonia le faltasen problemas, el Sínodo de Obispos que buscará soluciones a lo largo de tres semanas en Roma comienza bajo el fuego cruzado de las industrias extractivas , las empresas de biocombustibles, el gobierno de Jair Bolsonaro, los «libertarios» norteamericanos, el sector ultraconservador de la Iglesia católica y varias organizaciones feministas: un cóctel sin precedentes en 53 años de historia de los sínodos.

Al margen de la contaminación mediática y de los «parasitismos publicitarios», el encuentro de 283 personas expertas del 6 al 27 de octubre en el Vaticano será el estudio mas detallado de los problemas de la Amazonia: el «pulmón del planeta», víctima de la deforestación y de los abusos –incluidos centenares de asesinatos– contra los indígenas.

El Papa Francisco lo ha convocado para estudiar «nuevos caminos para la Iglesia y la ecología integral» en el último territorio apenas evangelizado en cuatro siglos por las dificultades de idiomas, culturas y dispersión geográfica, con muchísimos pueblos a los que solo se puede llegar en barco por los centenares de ríos de la región.

Aunque cada «lobby» mediático intenta llevar el agua a su molino, un Sínodo de Obispos no es una asamblea de Naciones Unidas, una convención política ni un congreso académico. Es una reunión de simples obispos que intentan mejorar la situación social y evangélica de un territorio. En este caso, con un elemento añadido: la protección del medio ambiente.

La diferencia con sínodos anteriores, es que este incorpora más expertos internacionales, más mujeres con conocimiento directo y más representantes indígenas que nunca , precisamente por la complejidad de la Amazonia.

Como en todo sínodo, el protagonismo corresponde a los obispos de la región. Los 113 de la Amazonia proceden de nueve países: 58 brasileños, 15 colombianos, 12 bolivianos, 11 peruanos y grupos más pequeños de Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Con ellos trabajarán otros 72 «padres sinodales» como los 33 nombrados por el Papa, los 13 altos cargos de la Curia vaticana, o los 15 elegidos por los superiores de órdenes religiosas masculinas, incluido, con dispensa papal, un religioso que no es sacerdote: Miguel Ángel González Antolín, de los Hermanos de la Sagrada Familia de Belley, director de una escuela en Ambato, Ecuador.

Junto con los «padres sinodales» intervienen en los debates otras 98 personas, en su mayoría laicas . Se trata de 6 «delegados fraternos» de otras confesiones cristianas y 12 «invitados especiales» de gran categoría, desde el ex secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, al economista norteamericano Jeffrey Sachs, el científico alemán Hans Schellnhuber, ex director del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, o la jurista filipina Victoria Lucia Tauli-Corpuz, relatora especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

A ellos se unen 25 expertos y 55 «auditores», incluidos 17 representantes de pueblos indígenas, la mayoría mujeres. Este sínodo es el que incluye más mujeres: un total de 35, la mayoría expertas en pueblos indígenas o en protección del medio ambiente.

En la primera semana de debates predominan las reuniones plenarias en el aula, para pasar después a los grupos de trabajo por idiomas, en que se escucha con gran interés y en pie de igualdad a los participantes laicos, hombres o mujeres. Es un ejercicio muy útil y enriquecedor para los obispos de la zona, aunque no hubiese documento final que, en todo caso, es un mero conjunto de sugerencias al Papa ya que el Sínodo de Obispos no tiene poder decisorio.

El «documento de trabajo», que enumera ideas de todo tipo surgidas en centenares de encuentros con un total de 80.000 personas en dos años de trabajo previo es solo una lista de temas: lo que importante es el debate de los participantes.

Este jueves, en la conferencia de presentación del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general, quitó importancia a las persistentes críticas de cuatro cardenales –una minoría ínfima–, señalando que «en la Iglesia hay libertad de expresión» y recordando que «el documento de trabajo no es un documento pontificio, ni siquiera un documento magisterial».

El cardenal brasileño Claudio Hummes, añadió que «no es ni siquiera un documento ‘del’ Sínodo sino un documento ‘para’ el Sínodo”, que no comienza hasta el domingo».

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