La sequía supera ya el 98% del territorio de Portugal

La situación es gravísima, según certifica el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera

España afronta en sequía meteorológica la llegada de un verano más caluroso y menos lluvioso de lo normal

Estamos ante el año hidrológico mas seco por el momento EFE
Francisco Chacón

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Más del 98% del territorio de Portuga l se halla en situación de sequía «severa o extrema » a estas alturas del año 2022, según las mediciones del Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera.

El porcentaje sobrepasa el nivel de alarmante y alcanz a cotas nunca vistas desde que existe este tipo de diagnóstico. Nada extraño, por tanto, que los especialistas del Ministerio de Medio Ambiente se vean tan impotentes al respecto como el propio Gobierno, acuciado por un gran problema de consecuencias aún no suficientemente calculadas.

El último intento a la desesperada tiene que ver con la monitorización del uso del agua en pantanos y propiedades, mientras el titular de la cartera, Duarte Cordeiro, lanza una advertencia que suena inquietante: «Tenemos que a prender a vivir con menos agua ».

La frase resume las perspectivas que se nos vienen encima (no solo a los portugueses, evidentemente). Un panorama no precisamente alentador en este sentido.

La ministra de Agricultura, María del Cielo Antunes , no duda en calificar 2022 como el año con mayor sequí a de siempre. Una afirmación nada gratuita que acongoja a cientos de pequeños y medianos empresarios del sector, cada vez más ahogados por las circunstancias.

Las huellas de la prolongada ausencia de lluvias están causando estragos desde el pasado mes de febrero. Y ahora peor, claro, debido a la llegada de las altas temperaturas.

Los baremos de agua en los embalses de Lisboa hasta Viana do Castelo ni siquiera llegaban al 20% hace cuatro meses y hoy se ubican por debajo. En consecuencia, la catástrofe está más cerca que nunca y las predicciones meteorológicas para este verano en absoluto auguran nada bueno, como sucede igualmente en España.

La franja que va de Bragança a Castelo Branco , cerca de Galicia y de Zamora, es una de las z onas más castigadas y el IPMA certifica que la gravedad se palpa de manera más intensa que en los años 2005 y 2018, cuando los riesgos se dispararon.

Ahora es todo mucho más catastrófico, tanto que la institución dependiente del Ministerio de Medio Ambiente determina: «El grado de severidad de la sequía es muy superior en la actualidad, con un porcentaje que supera ya el 98% del territorio nacional».

Y no son palabras vacías, sino una realidad que está aquí mismo. Para colmo, el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera indica que va a ser un e stío muy seco , sin olvidar que la temperatura del aire observará una tendencia «a valores s uperiores a lo normal en todo el país, con especial incidencia en las regiones del centro y del sur»: Alentejo y Algarve.

El IPMA certifica que, desde el pasado 1 de octubre, la cantidad de precipitaciones corresponde a un 39% del valor normal . Su conclusión resulta entonces demoledora: «Hasta la fecha, es también el año hidrológico más seco ».

Medidas para ayudar a la península Ibérica

Se da la circunstancia de que los ministros de Agricultura de Portugal y España, Maria do Céu Antunes y Luis Planas , presentaron antes de marzo en Bruselas un paquete de medidas para « minimizar » los efectos de la sequía en la Península Ibérica … pero apenas ha servido para nada.

La respuesta de la Comisión Europea iba en el sentido de que, si llega el caso, «existe la posibilidad de utilización del Fondo de Solidaridad de la UE para aliviar la grave situación en los dos países».

Los niveles sobrepasan a la medición que, hasta ahora, se consideraba «la mayor sequía de su historia » al otro lado de la frontera, algo refrendado en noviembre de 2017 incluso por el primer ministro, Antonio Costa . Se plantearon entonces cortes de agua nocturnos y el Gobierno socialista recomendó a la población que tomara « baños más rápidos y con menos frecuencia » para intentar ahorrar agua.

Los ríos Tajo y Duero llegaban de España al vecino ibérico con caudales muy bajos , lo que generaba una elevada preocupación en las autoridades.

Se intentó concienciar a la población para evitar que el agua siguiera corriendo mientras uno se lava los dientes, las manos o las piezas de la vajilla. Para aquellas personas con jardín en su domicilio, el foco se ponía en regar con agua ya usada y en horario nocturno.

Al secretario de Estado del ramo, Carlos Martins , no le quedó más remedio que reconocer la impotencia institucional para luchar contra este síntoma concreto del calentamiento global, que dibuja un panorama sombrío para el sur de Europa de aquí a las próximas décadas.

«Admito que, en algunas situaciones concretas, pueden producirse cortes en periodos nocturnos porque eso tendría incluso ventajas», dijo en ese contexto. Se refería así a las redes municipales de localidades con importantes pérdidas y que, a través de esta fórmula, al menos no desperdiciarían agua durante la noche.

Pero la eficacia en la práctica continúa brillando por su ausencia, desafortunadamente para Portugal. Lo que está claro es que la crisis ha dejado de ser coyuntural para convertirse en estructural .

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