San Jorge se convierte en una isla fantasma por el alto riesgo sísmico y de erupción volcánica

El enclave portugués de las Azores ve cómo se acelera la huida de los 8.400 habitantes tras registrarse 12.700

terremotos en ocho días

Portugal evacua a población vulnerable por la alerta sísmica

Seis meses de la erupción del volcán de La Palma

Vista panorámica desde un avión de la isla de San Jorge, donde se han registrado 770 terremotos en la última madrugada, y donde una potente borrasca está dejando abundantes precipitaciones hoy sábado REUTERS
Francisco Chacón

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La isla portuguesa de San Jorge registró 770 terremotos , la mayoría de baja intensidad, en la madrugada del viernes al sábado. Es el espejo del miedo sísmico y vulcanológico instalado en ese rincón de las Azores. Se han registrado 12.700 terremotos en la zona durante los últimos ocho días, de los cuales 200 tenían la suficiente intensidad para ser sentidos por la población y desatar el pánico. El temor es doble porque puede producirse una sacudida fuerte y el riesgo de una erupción volcánica está ahí como una seria amenaza. Nada extraño porque las nueve islas del archipiélago tienen ese origen.

El magma está al acecho , a entre siete y 15 kilómetros de profundidad. Una distancia que algunos vulcanólogos consideran «prudencial», mientras que otros no creen que signifique una barrera realmente sólida. La mayor parte de los 8.400 habitantes ha abandonado sus casas en Velas, uno de los dos únicos municipios del enclave y epicentro de la crisis. El otro, Calheta, se ha ofrecido a acoger a las personas que no pueden refugiarse en ningún otro lado y ha abierto su centro de salud las 24 horas de manera excepcional.

El resto de la gente aguarda para embarcar en una de las dos líneas marítimas que salen de San Jorge: una para Madalena, en la isla de Pico, y la otra hacia Horta, en Faial. En ambos lugares, la solidaridad es un hecho y se ha creado una base de datos que pone a disposición de quien lo necesita información sobre dónde alojarse. Los hoteles facilitan camas para que la gente duerma sin coste y decenas de vecinos abren hueco en sus hogares.

El único café que existe en San Jorge está clausurado porque el dueño se ha marchado a Pico por motivos de seguridad. Así las cosas, el panorama es el de una isla fantasma , envuelta en un ambiente espectral bajo el viento, la humedad y la lluvia. No se ve a nadie por la calle y los comercios permanecen cerrados.

El Civisa (Centro de Vigilancia Sísmica y Vulcanológica de Azores) afirma que el riesgo de terremotos potentes o de una explosión volcánica no desaparece. Por su parte, el investigador portugués Joao Fontiela, del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Évora, dice que «estamos viviendo una ocasión única» cual laboratorio vivo al aire libre y en tiempo real.

Son ya 2.500 personas las que se han marchado de San Jorge debido a la alarma que se ha disparado en las Azores, mientras el Gobierno autonómico reconoce que el riesgo sigue siendo «real» y el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa , tiene previsto desplazarse al lugar este domingo con el fin de observar de primera mano la situación.

«Cualquier escenario es posible»

Pero, ¿y si lo peor acontece en las próximas horas? Joao Fontiela puntualiza que «cualquier escenario resulta posible», aunque los vecinos esperan que todo quede en nada finalmente porque bastante duro es empaquetar las pertenencias por si acaso y recelan de la incertidumbre. La isla mide 53 kilómetros de largo y unos escasos ocho de anchura y está atravesada por una cordillera montañosa que se asemeja a su espina dorsal. Para colmo, se activó este fin de semana la alerta a causa de las precipitaciones copiosas tanto en Velas como en Calheta, con lo cual se añadió otro riesgo más: el de desmoronamientos de tierras o de piedras.

La alerta por las precipitaciones ha sumado el riesgo de desmoronamiento de tierras o piedras en las islas

Quedó prohibido acercarse a la sucesión de ‘fajas’ (en portugués, en español fajanas) restos de antiguas coladas de lava que fueron reconocidos como Reserva Mundial de la Biosfera por la Unesco seis años atrás. El Gobierno regional del socialdemócrata José Manuel Bolieiro ha puesto en práctica un plan de evacuación que ya ha comenzado con el refuerzo del número de aviones para poder salir del territorio (han de realizar una escala en Ponta Delgada antes de conectar con Lisboa).

La máxima autoridad en las Azores no desaprovechó la oportunidad de manifestar: «Tenemos un sistema volcánico activo que, en estos momentos, alberga una crisis sísmica ».

La empresa de transporte marítimo Atlántico Line ha visto cómo se multiplica la cantidad de pasajes que vende en estas circunstancias. Dado que hallar una plaza en una aerolínea se revela más y más difícil a medida que transcurren las horas, muchas personas optan por escapar a las cercanas islas de Faial y Pico.

El geólogo luso Rui da Silva resume la justificada preocupación: «Hace unos días, las mediciones no apuntaban tan alto. Pero ahora los riesgos se han incrementado, como indican los análisis técnicos».

Por un ‘capricho’ del destino, lo que veían los jorgenses por televisión respecto a La Palma tal vez se les puede venir encima ahora. La actividad sísmica continúa en unos niveles «muy por encima de lo normal», de acuerdo con las mediciones del Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA), que colabora estrechamente con Civisa.

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